Escritor oaxaqueño presenta el libro «Cuarenta grados»
El escritor oaxaqueño Askari Mateos.
Foto: Cortesía
Organización Editorial Mexicana
El Sol de México
Askari Mateos presentó una lectura de su primer volumen de cuentos «Cuarenta grados» en el Centro Cultural Pasagüero.
Seis historias reales que tienen su origen en el trabajo periodístico, pero que son abordadas con una estructura literaria, a través de la incorporación de anécdotas y la creación de imágenes y ambientes que las trasladan al terreno de la ficción.
«Cuarenta grados», primer libro de cuentos del joven escritor oaxaqueño, trata desde diversos frentes el tema de la migración de los trabajadores originarios de Oaxaca a Estados Unidos.
Editado por el Programa Cultural Tierra Adentro, de la Dirección de Publicaciones de Conaculta, estos relatos recrean la huida y el regreso de personajes disímiles en sus circunstancias, pero todos con el mismo sueño, el viaje al norte.
Reportero de diarios locales y de la capital del país, Askari Mateos señaló que las historias reunidas en el libro prácticamente llegaron solas a él. Se originaron y fueron escritas en 2004, cuando trabajaba algunos reportajes sobre las fiestas patronales en diversas comunidades de Oaxaca, cuando sus entrevistados le contaron lo que le había ocurrido a familiares y conocidos en su búsqueda del «sueño americano».
En ese momento, comentó, se dio cuenta de que, en general, el fenómeno de la migración es poco tratado en los periódicos, salvo cuando tiene que ver con el monto anual de las remesas, pero en muy pocas ocasiones con las vivencias de quienes toman la decisión de cruzar la frontera y de cómo muchos de ellos regresan enfermos o muertos. Con la inquietud a cuestas, pero sin el pretexto periodístico para contar los sucesos que le habían transmitido, pensó en recurrir a la literatura, en particular a la narrativa, como el canal ideal para expresarlo. «No me fue fácil, porque necesitaba salvar esa pequeña y delgada línea que divide al periodismo de la ficción, por lo que me di a la tarea de trabajarlas literariamente, mediante la incorporación de anécdotas y la creación de imágenes y ambientes para quitarles el tono periodístico». Quizá como una secuela de su trabajo como periodista, Mateos confesó que para él es fundamental escribir a partir de la realidad, pues le resulta indispensable referirse a aquello que ocurre a su alrededor, aunque reconoció que muchas veces adquiere cierto grado de conciencia sobre determinado problema cuando empieza a escribir; es el momento que entra en contacto con la realidad y se convierte en testigo fiel de los hechos.
Rechazó que echar mano de la ficción y no recurrir al lenguaje periodístico le reste veracidad o impacto a las historias, porque relata las cosas tal como ocurrieron. A su parecer, si en algo se ven alteradas es cuando juega con las imágenes y los ambientes; cuando se arriesga un poco en lo que se refiere a las estructuras, pues en todos los casos «hay un ejercicio literario pensado y por ello quizá ofrezcan distintas lecturas».
Mateos refirió que Oaxaca es un estado abundante en pintores y poetas, pero con escasa producción narrativa y menos aún la de contexto social. Dijo que quienes escriben narrativa se centran en aspectos relacionados con la cosmovisión, lo que atribuye a la herencia de Andrés Henestrosa, quien abordó la literatura desde esa perspectiva.
Sin embargo, consideró que ya es preciso alejarse de eso «para poder asimilar nuestra realidad y que la narrativa oaxaqueña alcance un contexto de universalidad».
«Para mí era algo importante mostrar esto. Mi intención es provocar la mente del lector con historias reales que, de alguna manera, también cumplen con las estructuras formales de la narrativa», puntualizó.
De esta suerte, a través de los seis relatos que integran «Cuarenta grados», Askari Mateos intenta tocar el tema de la migración desde distintos frentes: los que están acá, los que están allá y los que intentan cruzar.