Judas y chapulines
Ángeles González Gamio
Prototipo del traidor es Judas Iscariote, de quien se dice que vendió a Jesucristo por un puñado de monedas. Para mostar el desprecio por el mal apóstol y como elemento para ayudarse en la evangelización de los naturales, tras la Conquista, los misioneros mandaron elaborar los primeros judas, que simbolizaban su muerte y que terminaban quemados el Sábado de Gloria. Era la culminación del periodo de penitencia y ayuno, que se festejaba con la “quema de judas” que se llevaba a cabo por toda la ciudad. Los comerciantes más prominentes costeaban la que se realizaba frente a sus establecimientos, y colgaban mercancías del muñeco, que caían como fruta de una piñata cuando tronaba el judas , elaborado a base de carrillo, cartón y papel de china.
Se cuenta que dicha costumbre se originó en España durante el tiempo de la dominación árabe, en la que se desarrolló la afición por la pirotecnia. Aquí en México, a la figura del apóstol traidor se añadieron las de personajes públicos malqueridos por el pueblo, que generalmente incluía al gobernante en turno. Para evitar ver explotar la caricaturesca representación de su imagen, el presidente Antonio López de Santa Anna emitió un decreto en 1853, prohibiendo que se vendieran y tronaran judas y muñecos representando a figuras públicas. Además de no ser cabalmente respetado, al año siguiente el decreto fue olvidado.
México es de los pocos países en que se mantiene viva esta tradición, ya que en muchos sitios se siguen llevando a cabo las quemas de judas y en algunos lugares ha revivido, como en el pueblo de la Magdalena Mixhuca. En el barrio de la Asunción, en Xochimilco, se organiza a partir de las 10 de la mañana del domingo, que es el día que ahora señala la iglesia, ya que sostienen que es cuando se abre la Gloria con la resurrección del Señor. Iztapalapa también hace su festejo, en el barrio de San José, en el día sábado tradicional, al igual que la que llevan a cabo los hijos y nietos del célebre judero Pedro Linares, creador de los afamados alebrijes, quienes continúan viviendo y trabajando en el barrio donde nació el abuelo en 1905, entonces llamado San Agustín Zoquipa, hoy colonia Merced Balbuena, justo atrás del mercado de Sonora.
En esta quema de judas, plato fuerte son las figuras de políticos y personajes públicos, algunos de gran tamaño, cuya explosión es festejada con júbilo por los asistentes. Se celebra al caer la tarde en la calle Oriente 30, en donde viven los Linares y varios otros juderos. Todo mundo puede asistir.
Muy cerca del barrio de los Linares se encuentra el restaurante Chon, en donde desde hace décadas, Fortino Rojas prepara suculencias de la comida prehispánica e inigualables antojitos. Algunas sugerencias: tortas de ahuatle (hueva de mosco de laguna, de sabor finísimo, casi tanto como los escamoles), unos crujientes chapulines con guacamole, acociles (camarón de agua dulce), crisantemos en salsa de guanábana o unas tostadas de pejelagarto. Si prefiere algo menos exótico puede pedir una sopa de médula o de migas, avestruz en salsa de ciruela, albóndigas de venado con tequila, ranas empanizadas en salsa verde o faisán en petalos de rosa. ¿Como le suena de postre un pastel de amaranto, capirotada o dulce de chicozapote y café de olla?
Hace unos años servían platillos con carne de león, chango, armadillo y cuello de jirafa. Por razones ecológicas los suspendieron de la carta. Después de algunos cambios de sede, dentro del mismo barrio de La Merced, ahora se encuentra nuevamente en la calle de Regina, hoy en el número160.