La grandiosidad del pueblo queretano respaldado desde su monumental zona arqueológica, conocida como «El Cerrito», el gobierno de Conín y su hijo durante el siglo XVI en el pueblo de indios de Querétaro y las obras que él realizó como el Convento Grande de San Francisco, el repartimiento de aguas del Río Querétaro a través de asequias, el Hospital de Indios, el monumental Convento de Santa Clara, entre otras obras, nos deben de llevar a los residentes de esta ciudad a tener una especial reverencia por el pueblo otomí y más específicamente por sus mujeres que han dado muestra de resistencia en el trabajo a través de los siglos.