Los santos óleos en el catolicismo son tres:
El Santo Crisma, usado para ordenaciones, confirmaciones, bautizos, consagración de altares e iglesias;
El Oleo de los Catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el Bautismo;
El Oleo de los Enfermos, usado en el Sacramento de la unción de los enfermos.
Estos óleos los consagra el Obispo de cada diócesis en la Misa Crismal, que celebra en su catedral usualmente el Jueves Santo por la mañana.
Luego, son distribuidos a las parroquias de su jurisdicción.
El uso de aceite bendecido en el bautismo está atestiguado desde el siglo III en documentos de la Iglesia primitiva como las Costituciones apostólicas, la Tradición apostólica y el Eucologio de Serapión.
El progresivo desarrollo de la liturgia cristiana dio como resultado el uso de los distintos óleos.