La Ciudadela
Convento Grande De San Francisco, Doctrina y Primera Sede de la Parroquia de Santiago en Querétaro
En la región en que se enclava Querétaro, han sido identificadas tres grandes culturas mesoamericanas que se desarrollaron en su vecindad: La teotihuacana, la tolteca y la mexica, además de la presencia de chichimecas, otomíes y tarascos, que participaron en su poblamiento.
Con la llegada de los franciscanos a Querétaro, a instancias de Conín, para congratularse con las tropas de Nuño de Guzmán, en el siglo XVl, que provee él mismo y a su costa, la creación del Convento Grande de San Francisco, El Conjunto franciscano o “La Gran Ciudadela”, desde donde la población, se convertirá en un centro urbano, religioso, político y social, creando y manteniendo a Querétaro, como una de las más hermosas, productivas e importantes.
La privilegiada y céntrica ubicación geográfica de Querétaro, ha colocado a la población en un verdadero cruce de caminos, tanto en la época prehispánica, como en la etapa posterior a ella, a eso se debe que se le nombre como “garganta de tierra adentro”.
Fueron los siglos comprendidos entre el Vll y X d. C. cuando tuvo Querétaro su desarrollo mesoamericano más importante y es bien sabido que sus primeros asentamientos fueron realizados por las grandes culturas del México antiguo y se ubican, de acuerdo a los arqueólogos, desde el preclásico.
La historia de Querétaro en el siglo XVl, reviste gran importancia, sobre todo para los conquistadores, por ser el cruce de las rutas comerciales en ese momento e inmemorialmente, lo mismo que un centro de culto a la diosa madre.
Con la toma de la población por el Pochtecatl Conín y su séquito, en su huída del altiplano hacia norte, para alejarse de los españoles, da comienzo a la refundación de Querétaro, por medio de acciones que Conín implementa con un nuevo reparto de tierras y poblamiento, al uso ordenado del agua del río, por medio de acequias, cantidades y tiempos, da pie a la fundación de una nueva ciudad de traza mixta, cuando comienzan los españoles a instalarse en ella.
Conín y la trascendencia de su pasado prehispánico, junto con la erección a sus costas del primer templo católico, que fue el convento de San Francisco y el humilladero, donde estuvo La Santa Cruz de los Milagros, en la cima del cerro del Sangremal, dentro de tierras de su propiedad al inicio del camino a México, es el fundador del nuevo Querétaro, que comenzará al final del primer tercio del siglo XVl.
La ubicación del sitio donde se levantó el Conjunto Franciscano o La Ciudadela obedece, a lineamientos seguidos por las tres órdenes religiosas que realizaron la conquista espiritual de México. En el caso de Querétaro se tuvieron los dos motivos principales para asentar un centro religioso que diera pie a los propósitos de los europeos: La ubicación daba dominio visual del territorio, existían importantes vías de comunicación y había en el lugar una tradición ritual de tipo espiritual prehispánico, que atrajera a la población regional.
Este conjunto religioso planeado por los franciscanos en Querétaro, bardeado, aislado y diseñado, les daba independencia urbana, con respecto a la traza prehispánica, dándose transformaciones, anexiones, ampliaciones, destrucciones y sustituciones que se fueron dando durante el siglo XVl.
El siglo XVl con la fundación de La Ciudadela Franciscana y la creación de un nuevo modelo de ciudad, con traza mixta, se convierte en el siglo generador. El siglo XVll será el siglo productor y constructor del nuevo Querétaro, el criollo.
Los franciscanos buscarán a toda costa mantener el control de todo tipo que tenían en Querétaro, principalmente dificultando el establecimiento de otras órdenes religiosas en la ciudad. Prueba de ello fue la rapidez, sigilo y pleitos para el establecimiento de los Carmelitas en Querétaro, en 1615, en la casa donada por Francisco Medina. Esta fue la primera orden religiosa establecida en Querétaro no franciscana entre 1531 a 1615.
El siglo XVlll será el del esplendor, y se reconoce el espacio temporal, entre 1620 a 1778, como el tiempo creador de la ciudad que ha tenido el devenir del que se goza hasta casi finales del siglo XX, generador a su vez del destino queretano durante el siglo XlX y primera mitad del XX, donde se generará otro destino para esta ciudad, el del siglo XXl.
Querétaro fue un pueblo en el siglo XVl donde los indios participaron activamente en la creación de su nueva arquitectura, no solo con la mano de obra, sino también como inversionistas, como es el caso de Conín y la construcción del Convento de San Francisco, el de Santa Clara, El Hospital Real, así como sus artistas y productores.
Será el siglo XVll con los criollos, los que ocuparán el lugar más importante en la toma de decisiones y en la conformación de la futura identidad social y productiva del Querétaro nuevo, post mesoamericano, españolizado.
Los Conventos franciscanos en Querétaro están y estuvieron desde sus inicios en posiciones privilegiadas, como el de La Santa Cruz de los Milagros, donde se domina el Valle, El Convento Grande de San Francisco, donde se juntan todos los caminos que conducen a las zonas comerciales y mineras más importantes antes, durante y después de la invasión española.
Quedando los conventos franciscanos de Santa Clara, El de los Dieguinos y el Hospital Real, sobre los caminos a Guanajuato, México, Zacatecas y San Luis Potosí. De la puerta principal del atrio de La Ciudadela franciscana y ahora de ese mismo lugar, que lo forman la esquina de Juárez y Madero parten los caminos reales y se forma la garganta de tierra adentro.
La construcción del Convento Grande de San Francisco, la podemos encontrar desde 1548, pero la llamaremos efímera, es momentánea para dar espacio a los primeros frailes y comenzar así su obra de expansión y solidificación que terminará hasta el siglo XVlll.
Para 1536 Los Franciscanos de la Provincia Del Santo Evangelio, lograron establecer una custodia, que para 1565, llegaría a ser la Provincia de los Santos apóstoles, Pedro y Pablo, de Michoacán y para 1582, el visitador Fray Alonso Ponce, dice sobre el Convento de San Francisco de Querétaro:
“Está acabado con su iglesia, claustro, dormitorios y huerta;” Tiene buen edificio de cal y canto y es capaz de muchos religiosos y por eso suele haber en él estudios de teología o artes o de gramática”.
En 1595 el templo y el convento resultaban pequeños, la iglesia la ocupaban los españoles y los indios oían misa en el patio. Para 1727 el convento se perfeccionó gracias al fraile Fernando Alonso González. Fue un proceso de cambios adaptaciones y modificaciones en más de ciento cincuenta años.
Existe un enorme atrio cementerio, bordeado por la barda atrial y rematado por pináculos, siendo un pueblo de indios, por lo menos hasta 1638.
“Paralela a los muros del claustro se extendía la parroquia de indios, en la parte del cementerio, llamada del Señor San José y era de tres naves, existían ahí, seis cofradías con sus rentas correspondientes, con sus imágenes, que sacaban en sus procesiones y cada cual tenía su retablo de magnifica hechura”.
En ese mismo cementerio está la Capilla de la Tercera Orden de la Penitencia, donde se venera la imagen de Jesús Nazareno, obra del fraile Sebastián Gallegos, realizada en 1631 y colocada en un lujoso tabernáculo
En 1694 en el atrio del Convento Grande de San Francisco se estrenó La Capilla de La Santa Casa de Loreto, casa construida al centro de una pequeña iglesia de bóveda y bajo la cúpula, este lujoso tesoro, llamado Casa Lauretana.
Frente a esta y en el mismo espacio del atrio cementerio está la capilla de San Benito, construida la Imagen también por el fraile Sebastián Gallegos, allá por el año de 1630.
La traza urbana del nuevo Querétaro será mixta, ya que de 1531 a 1551, la población es solo de indios, comienza su modificación con la construcción de la Ciudadela, reconstruyéndose un nuevo Querétaro, de manera lógica, de acuerdo a los ya trazados caminos prehispánicos, a su propia topografía, a los caminos de la plata, al conjunto franciscano y supeditada a los sucesos posteriores, que se darán durante la invasión española.
Hacia el segundo tercio del siglo XVll la región queda conquistada. Conquista donde Conín no fue ajeno y si aliado de los españoles, da fin la guerra chichimeca y comienza la migración de españoles venidos de la ciudad de México y otros directamente de España.
Al mismo tiempo se da la conquista espiritual, que como en los tiempos prehispánicos llevará a Querétaro a ser un centro religioso de primer orden. La mejor prueba de ello es que en este siglo el Convento Franciscano de Querétaro, La Ciudadela, comienza a reconstruirse.
En 1694 Francisco Rodríguez y Cristóbal de Villalpando, construyen el retablo mayor del templo de San Francisco y el embellecimiento y comodidad de esta ciudadela no terminarán hasta entrada la primera parte del siglo XVlll. Serán monumentales, su sala capitular, su sala De Profundis y su escalera monumental.
El Convento Grande de San Francisco o La Ciudadela, se convierte durante casi tres siglos en el parteaguas de dos culturas ya que quedó en medio geográfico y social del pueblo de indios y el pueblo de españoles, sirviendo a los dos grupos como de eje rector en todos los sentidos.
El Convento Grande de San Francisco es el inicio en Querétaro de la conquista material y espiritual. Y será en el siglo XVlll el fin de estas conquistas, al darse inicio la guerra de Independencia.
Es pues un edificio en parte europeo, el que en Querétaro se manifiesta como una micro ciudad con carácter de autosuficiencia: patios, centros de culto, de abasto, de asistencia y de educación.
Este centro religioso da pie a los dos Querétaros, el prehispánico y el actual, genera su nuevo desarrollo urbano y le da funcionalidad a su progreso, como una de las ciudades más importantes de este país.
Por la conquista espiritual de Querétaro por los franciscanos vendrán los cambios y el nuevo derrotero ideológico que determinará, la distribución de tributos, el control del mercado y el monopolio de la mano de obra.
La evangelización tuvo su carácter programático para la regulación de la nueva población en América y en este caso de Querétaro.