El Templo de La Congregación de Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe.

El Cerrito de Don Diego.
El Culto Guadalupano en Querétaro.

El Templo de La Congregación de Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe.

El primer santuario erigido en honor de la Virgen de Guadalupe, fue la ermita levantada en el cerro del Tepeyac, el mismo año de las apariciones, en 1531.

La segunda, fue otra ermita, edificada por Francisco de Castro y Mampaso en 1925, en Tierra Blanca, a las afueras de la ciudad de San Luis Potosí.

La tercera fue la primitiva capilla levantada en el país fue en la ciudad de Querétaro en 1674, en un predio agreste y peñascoso, llamado «el Cerrito de Don Diego», propiedad del cura de Xichú, Alonso de Ayora y Guzmán y donde se encuentra ahora el magnífico santuario.

A 127 años de aparecida la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, en Querétaro, no se veneraba a la Virgen Guadalupana. Después del milagro concedido al Padre Lucas Guerrero en 1659, dio comienzo esta devoción, que para finales del siglo XlX había en la ciudad más de 30 mil imágenes de la Virgen de Guadalupe.

Efemérides:

El P. Lucas Guerrero Rodea en 1659, le consagró el tercio de los frutos de una pequeña siembra de trigo, le fueron 15 pesos

A petición de Juez eclesiástico y Vicario de Querétaro, Francisco de Lepe, sugiere que con ese dinero se adquiera se adquiera una copia del original de la Virgen de Guadalupe y traerla para su culto.

Se Acordó establecer una Congregación a instancias de l Bachiller Lucas Guerrero y Diego Barrios Pimentel.

Se obtuvo la confirmación de las constituciones y licencia para esta Congregación de Clérigos de María Santísima de Guadalupe, por autos del 9 de febrero de 1669, por el Arzobispado de México.

Los primero 18 integrantes de esta Congregación firmaron ante el notario Diego de Arias Uzeda y eligieron como primer prefecto al P. Diego de Barrientos y fue confirmado por el Provisto de México el día 18 del mismo mes de 1669.
Juan Caballero de Medina, otorga tres mil pesos a esta Congregación para sostener una capellanía y pagar la función anual a la Virgen.

El Cura del Mineral de Xichú Juan de Ayora les vende en 250 pesos el terreno llamado la “Loma de Don Diego”, donde se construye la capilla y posteriormente se construirá el templo y anexos,

Autorizado de Roma el Arzobispo de México Fray Payo De Rivera Enriquez y por Cédula real de 19 de octubre de 1671, firmada por la reina Mariana de Austria, puede levantarse el templo.

Para levantar la primera capilla se recibió de Juan Caballero Medina, la cantidad de 500 pesos y otro tanto de su hijo Juan Caballero y Osio.

En 1674 queda instalada la primera capilla y bendecida el 3 de mayo de ese año.

Enseguida se procedió a abrir los cimientos del nuevo templo, bajo la dirección del arquitecto José de Rayas Delgado y a instancias de los sacerdotes Cárdenas y Guerrero.

El primero de junio de 1675 se colocó solemnemente la primera piedra del nuevo y futuro Templo y el hermano de Juan Caballero y Osio, Nicolás, levantó con su dinero, los muros para sentar las bases del edificio

Juan Caballero y Osio determina ser sacerdote y pagar la construcción del actual Santuario a La Virgen de Guadalupe, que conocemos familiarmente como La Congregación.

En Abril de 1680 estuvo terminado y fue dedicado el 12 de mayo de ese año, por el ya sacerdote Juan Caballero y Osio.

Las reglas de La Congregación de Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe fueron reformadas en 1679, después en 1691 y en 1721.

En 1691 los Congregantes se hicieron cargo del Hospital Real, mientras que duró el juicio a los Hermanos Hipólitos, a quienes se los devolvieron al ser absueltos de las acusaciones.

El 7 de diciembre de 1737 se juró patrona de Querétaro a la Virgen de Guadalupe por el Alférez Real José de Urtiaga y recibió el juramento el Vicario y Juez eclesiástico de Querétaro Juan de Izaguirre.

En 1736 se hizo de nuevo el cimborrio de la cúpula por el indio José Guadalupe.

En 1742 se renovó el altar mayor.

En 1747 se fundó La Cofradía de Seglares Congregantes

En 1753 se estrenó el órgano del templo, realizado por Mariano de Las Casas.

Un hermoso frontis barroco del esplendor del siglo XVlll.

En 1754 se recibió la confirmación del juramento como patrona de Querétaro, por el Papa Benedicto XlV.

En 1758 el Ayuntamiento de la ciudad empezó con una cooperación anual de cincuenta pesos para las fiestas de la Virgen.

De 1759 a 1761 fue sede de la Parroquia de Santiago, ya secularizada.

En 1780 se celebra solemnemente el primer centenario de este templo.

En 1864, con motivo de la erección de la diócesis de Querétaro, volvió a ser temporalmente sede de la parroquia de Santiago, hasta que la Catedral fue trasladada del templo de La Compañía de Jesús a San Francisco.

En 1804 fue renovado nuevamente el Altar mayor.

En 1852 y después en 1888 fue renovado el decorado y piso del templo.

Debido a las leyes de reforma fue disuelta la Congregación de Clérigos y restaurada, junto con las malas condiciones del templo, por el obispo de Querétaro en 1884, Don Rafael S. Camacho.

Entre los piadosos sacerdotes que florecieron en la ciudad de Querétaro, a mitad del siglo XVll, contamos con el Padre Lucas Guerrero Rodea, nacido en esta ciudad en 1624 y quien fuera el promotor de la devoción a la Virgen de Guadalupe y el creador de La Congregación de sacerdotes Seculares, dedicados a obras pías y a la difusión de este culto.

El milagro lo narran así: Cuentan que el Padre Lucas Guerrero Gordea sembró trigo en un terreno muy agreste, donde era casi imposible obtener alguna cosecha y este sacerdote, con fe le encomendó a la virgen de Guadalupe, que sí le concedía el milagro de levantar cosecha, le entregaría, fuera de diezmos e impuestos, un cuarto de las ganancias y al serle concedido el milagro, la cantidad alcanzada para la Virgen, fue de 15 pesos.

A propuesta del cura de Querétaro, Francisco de Lepe, le sugirió adquiriera una imagen de la Virgen de Guadalupe, que el P. Lucas Guerrero compró en la ciudad de México y la colocó para su veneración en la capilla del hospital de los Hermanos Hipólitos, que hoy conocemos como el templo de San José de Gracia.

Los primeros en adherirse a esta veneración Guadalupana fueron 16 sacerdotes del clero secular y un numeroso grupo de indios, residentes de la ciudad de Querétaro, de quienes salió la idea de crearle una ermita expresa para su culto.

La primera capilla erigida canónicamente a Nuestra Sra. De Guadalupe en Querétaro, fue en el predio llamado “Cerro de don Diego”, se dio a instancias del Padre Lucas y a la recomendación del Provisor Cárdenas y Salazar ante el Arzobispo de México, Fray Payo de Rivera Enriques, quien a su vez solicitó el permiso a la reina gobernadora de España, Doña Mariana de Austria.

La soberana expidió la cédula real, para ser posible la edificación de la capilla, con fecha de 10 de octubre de 1671 y se colocó la primera piedra, en febrero de 1674 y bendecida dicha ermita, el 3 de mayo del mismo año.

Al año siguiente a instancias del P. Lucas Guerrero, se dio comienzo a la construcción de la iglesia actual, con el brillante proyecto del arquitecto José de Bayas Delgado y el apoyo económico de Juan Caballero de Medina y su hijo el P. Juan Caballero y Osio, colocándose la primera piedra, el primero de junio de 1675, siendo brillantemente terminada en 1680.

Las imágenes que este templo ha tenido de la Virgen de Guadalupe han sido tres, la primera fue la traída por el P. Lucas Guerrero en su viaje primero, a la ciudad de México, la segunda fue la que pintara de Baltazar de Echave, colocada en la inauguración del templo de la Congregación erigido a expensas de Juan Caballero y Osio y la tercera y actual es la del famoso pintor, Miguel Cabrera.

La Virgen de Guadalupe, pintada por Miguel Cabrera y que se venera actualmente en el templo de la Congregación, fue primero propiedad del Arzobispo de México, Manuel Rubio y Linas, quien a su muerte, la obtuvo el queretano, Bernardo Pardo, teniéndola en su poder hasta 1778, en que a instancias del P. Antonio Lamas, Prefecto de los Congregantes, la intercambió por la pintura de Baltazar de Echave, que en ese entonces presidía el retablo principal del templo.

“El viento de la muerte”, una gran epidemia, aparecida en el pueblo de Tacuba, por el año de 1736 y que asoló al territorio nacional, fue el motivo para que juntos los cabildos civil y eclesiástico de la ciudad de México, propusieran a todos los cabildos del país, fuera declarada patrona de la Nueva España, la Virgen de Guadalupe.

El cuatro de diciembre de 1748, y reunidas todas las formalidades, en el palacio arzobispal de la ciudad de México, fue jurada por todos los Ayuntamientos de la Nueva España y ante la presencia del Arzobispo Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta y ordenado como día festivo, el 12 de diciembre de cada año.

Fue confirmado este patronazgo nacional Guadalupano, por el Papa Benedicto XlV, por Bula del 25 de mayo de 1754.

De esta devoción Guadalupana nacieron tres organizaciones dedicadas a promover su culto y a la caridad cristiana, la primera y principal la formaron sacerdotes del clero secular y se llamó «ilustre y Venerable Congregación de Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe», Aprobada por el Papa Inocencio Xll, por Bula, llamada “Pietatis et charitatis opera…”

Otra organización fue de españoles, llamada “Cofradía del Señor San José” y la otra de indios, que se nombró “Hermandad de pobres de Nuestra Señora de Guadalupe”, aprobada por el Papa Benedicto XlV, en el año de 1747.

El Templo de la Congregación ha recibido diferentes reformas después de que fuera terminado e inaugurado en 1680.

En 1736 el indio alarife José de Guadalupe sustituyó la antigua cúpula, por otra nueva, logrando un tambor circular pasando de cuatro ventanas a ocho ventanales y dándole más altura a dicha cúpula.

Pero para principios del siglo XlX, allá por 1804 se sustituyó el retablo mayor, por un neoclásico, tal como esta ahora y durante los siguientes años se destruyeron los demás retablos barrocos, sustituyéndose por los actuales.

En 1886 el obispo Rafael S. Camacho, pinto la bóveda de la cúpula con los colores nacionales, agrandó las ventanas del cuerpo de la nave, sustituyó el piso por madera de mezquite y construyó la escalinata de acceso al templo.

En 1888 la antigua antesacristía fue convertida en la Capilla de La Purísima Concepción, comunicándola al templo con un arco de entrada.

El 30 de noviembre de 1888 el Obispo Rafael S. Camacho, a las 3 de la mañana realizó en presencia, solamente del presbiterio, como lo ordenaba el derecho canónico, la consagración ritual del altar y del templo, siendo el primer santuario guadalupano en el país, de ser consagrado ritualmente.

En 1891 se enrejó el atrio y se construyó de cantera la parte que va de la escalinata al enrejado. En 1921 se construyó con granito artificial el comulgatorio.

La primera peregrinación a pie al Tepeyac la realiza Fray Francisco Frutos, quién al ser curado de grave enfermedad por intercesión de la Virgen de Guadalupe, en acto de acción de gracias camina del Santuario de La Congregación a La Villa a pie.

En 1942 La imagen de la Virgen de Guadalupe se colocó en un pabellón de mármol, como en la antigua Basílica de Guadalupe en México y desprendido del conjunto del retablo en 1980.

El Templo

Esta ordenado de oriente a poniente, es de orden dórico, así está desde las bases de las formas y pilastras, la coronación de la cúpula, el muro, cuya arquitrabe, frisos y cornisas, comienzan el juego de las bóvedas que son de arista, lo mismo que los arcos engarzados de la nave hasta los torales.

Las naves, el cuerpo de la iglesia, los brazos del crucero, la capilla mayor y presbiterio, cuyo cerramiento es en cercha.

La cúpula de media naranja que cubre la capilla mayor y corona el templo, con ocho pilastras, más el presbiterio. La bóveda inferior del coro se compone de un arco escarzano de tres puntos, guarnecido de dos pechinas ochavadas, nos permite notar lo que fue una loma, donde se levantó este hermoso templo.

Se levantan los cuatro arcos torales con hermoso vuelo, que balancea con las bóvedas, los arcos, son de medio punto y las pechinas están cubiertas con cuatro óleos de sumos Pontífices, del clero secular y fueron elevados a los altares, su arquitrabe, frisos y cornisas nos llevan a la cúpula de media naranja, perfectamente esférica, está adornada por astrías y remata con una linternilla que la ilumina.

Tiene dos capillas al principio del templo que son las bases de sus dos torres gemelas. Su fachada consta de dos cuerpos de orden corintio y remate. Tiene otras dos puertas una del lado del panteón y otra que da acceso al Colegio.

El primer retablo mayor de este templo está narrado pormenorizadamente por Carlos de Sigüenza y Góngora, el segundo fue realizado por José de Bayas Delgado, estos dos primeros fueron barrocos sobredorados y el tercero fue neo clásico de acuerdo a las normas de acuerdo a la real academia de San Carlos de México…

Se habla de tres retablos iniciales dedicados uno Santa Ana, otro a San José y otro a San Pedro. Los neoclásicos que se encuentran ahora son a San Pedro, San José, San Juan Bautista y San Antonio.

La sacristía conserva el único retablo barroco, conservado en un templo, fuera de los de santa Rosa y santa Clara en Querétaro. De 1765, donde destaca un lienzo de Cristo pintando a la Virgen, también se encuentra otro lienzo del siglo XVll, de valor y belleza que deben verse.

Las apariciones de la Virgen, están pintadas sobre las pechinas y son de Roldán, sustituyen a los Papas que estuvieron inicialmente en ese lugar.

La herrería del coro y del atrio son de hierro forjado del más alto grado artístico y en el Salón de juntas existe una bella colección de oleos de los mejores pintores de la época.

El Retablo de la Sacristía:

Esta trabajado a manera de petatillo y adornado con vegetales, con guirnaldas que adornan las pinturas. Son siete pinturas de óleo sobre tela, dos dedicadas a la virgen de Guadalupe, una de ellas en la forma tradicional y la otra a Jesucristo pintando a la Guadalupana, contemplando la escena está en la parte superior El Padre Eterno y El Espíritu Santo. Sosteniendo el lienzo están un par de angelillos.

Destacan los lienzos de San Joaquín y San Juan Bautista, entre los lienzos Guadalupanos se encuentra un San José con el niño y a los lados Señora Santa Ana y San Juan Evangelista.

La Guadalupana del altar mayor es obra de Miguel Cabrera, que en 1778 fuera donada a este templo por el Arzobispo de México Manuel Rubio y Salinas a instancias del P. Antonio Lamas.

Existe un Cristo de marfil en la sacristía de este templo, de tres cuartas de largo, sin policromado, donde resaltan las heridas del costado y no tiene policromía.

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