Santiago de Compostela, 25 de julio de 2010
Señor Santiago, Apóstol y Patrón de España,
Como en cada Año Santo Compostelano, hoy cumplo con la secular y solemne tradición de presentarte como Rey de España la ofrenda en nombre de todo el pueblo español.
Esta costumbre mantenida por la Corona desde 1643 hunde su razón de ser en nuestras raíces más antiguas y profundas. Refleja el valor que los españoles atribuimos al sentido de encuentro, concordia y unidad que representa tu figura que da nombre e ilumina al más bello de cuantos Caminos conoce la Tierra.
Quiero pedirte una vez más, para España y para todos los españoles -y si me lo permites también para mi familia y para mí mismo-, el beneficio de tu amparo e intercesión.
Me uno así de corazón a los miles de peregrinos procedentes de todos los rincones de España, del resto de Europa y del mundo entero, que -en número creciente- buscan paz, fraternidad y fortaleza de ánimo al abrazarte en Compostela.
Vivimos tiempos difíciles y complejos. El afán de superación, la voluntad de concordia y el compromiso de solidaridad que inspiran el Camino que lleva tu nombre, son -entre otros- algunos de los referentes de carácter individual y colectivo a los que no podemos ni queremos renunciar.
Un conjunto de valores permanentes que tu Camino lleva proclamando a lo largo de los siglos. Valores hoy más que nunca imprescindibles -especialmente en tiempos de crisis- para movilizar los espíritus, nutrir las mejores esperanzas y poder afrontar unidos los problemas que nos aquejan.
Señor Santiago,
Vengo pues a esta imponente Catedral a demandar tu especial protección en este Año Jubilar para todos y cada uno de nuestros hombres y mujeres; para todas y cada una de nuestras localidades, ciudades y Comunidades Autónomas; para el conjunto de España que siempre ha encontrado en ti el aliento para superar retos y dificultades, y para hacer realidad sus mejores ilusiones.
Nuestro país ha forjado en las últimas décadas, gracias a la voluntad de entendimiento y al esfuerzo de todos, una de las etapas más fecundas de su Historia: la más larga en términos de democracia y libertad, con una moderna articulación territorial, al tiempo que la más intensa en crecimiento económico y bienestar social.
Te pido por ello que nos ayudes a conservar y mejorar día a día lo mucho que hemos conseguido, así como a promover el diálogo y el consenso, la tolerancia y el respeto mutuo, el amor a la justicia y a la equidad, para reforzar los pilares de nuestra convivencia en libertad en torno a las reglas y principios que nos hemos querido dar.
Te ruego nos ayudes a superar las dificultades que afecten a nuestra vida colectiva y a resolver cuanto antes la grave crisis económica que atravesamos, de tan duras consecuencias para millones de personas y de familias, particularmente para nuestros jóvenes.
Ilumina por ello a nuestras autoridades y responsables políticos, económicos y sociales para que sirvan con generosidad al interés general y favorezcan siempre la cohesión y el entendimiento entre todos, atendiendo con eficacia a los problemas de nuestros ciudadanos.
Ayúdanos a erradicar el odio, la violencia y la sinrazón de la barbarie terrorista cuyas víctimas y familiares afectados merecen todo nuestro respaldo y están siempre en nuestros corazones.
Aleja de nosotros los egoísmos e intransigencias. Y ampara en particular a quienes menos tienen, a los que sufren, a los enfermos, a los marginados y a los excluidos sociales.
Patrón de España,
Te pido que fomentes todo aquello que nos une y nos hace más fuertes, que ensancha el afecto entre nuestros ciudadanos, que asegura la solidaridad entre nuestras Comunidades Autónomas, y que hace de España la gran familia unida, al tiempo que diversa y plural, de la que nos sentimos orgullosos.
No es tiempo de desánimo sino de mucho trabajo y dedicación; tiempo de rigor y de grandes valores éticos, para reemprender juntos, con solidez y planteamientos integradores, el camino de progreso, empleo y mayor bienestar.
Es hora de redoblar esfuerzos animados por la confianza y la esperanza que los españoles debemos tener en una España que, en los últimos decenios, ha sabido sobreponerse a las dificultades y resolver los problemas con la entrega de todos y en el marco de nuestra Constitución.
Apóstol Santiago,
Permíteme que implore asimismo la fuerza de tu manto protector en beneficio del conjunto de este Viejo Continente que tanto debe a tu impulso solidario. Una Europa que se reencuentra siempre en tu Camino y que necesita estar cada vez más integrada para hacer valer su voz en esta era de la globalización.
Iberoamérica -sembrada de ciudades que llevan tu nombre-, así como el mundo entero, también necesitan de tu resguardo para que prevalezcan los motivos de alegría y esperanza sobre el dolor y la desesperación. Para que la paz y la libertad, la justicia y la prosperidad, lleguen a todos los confines de nuestro planeta.
Para que la guerra, el terrorismo, la opresión, el hambre, la discriminación y la violación de los derechos humanos, sean proscritos de la faz de la tierra.
Para que sepamos preservar nuestro entorno natural, único e irrepetible, pensando en el presente y en las generaciones venideras.
Haz de la inmensa muchedumbre de romeros que este año llegan a visitarte, portadores de paz, concordia y bienestar en todo el Orbe; y, con ellos, a Su Santidad el Papa Benedicto Dieciséis, a quién acogerá el próximo mes de noviembre -con motivo del Año Jubilar- esta ciudad maravillosa.
Patrón de España,
Neste día quero pedirche en particular por Galicia que fai siglos converteuse na túa morada permanente e que é fogar de acollida fraternal para millóns de peregrinos.
Todos eles acuden a pedir a túa guía e protección ao atravesar emocionados a Porta do Perdón e sair polo Pórtico da Gloria á Praza do Obradoiro. Todos eles disfrutan da beleza, da riqueza cultural desta terra e do dinamismo das súas xentes que souberon irradiar ao mundo enteiro a pegada desta moi querida Galicia.
Pídoche por tódolos galegos que ao invocarte atopan en Ti o reflexo das súas mellores cualidades, o mellor respaldo ao seu amor por esta terra e o orgullo de que quixeras ser o seu Patrón e o de tódolos demáis españois.
Termino acogiéndome a tu favor para que -más allá de este Año Santo Compostelano-, sigas intercediendo por nuestra Patria, por los españoles y por cuantos conviven con nosotros, con el especial afecto que has sabido demostrarnos a lo largo de los siglos y que, estoy seguro, seguirás volcando sobre todos.
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