La milpa y la especialización del maíz
Marco Buenrostro
Hay varios lugares en el mundo donde en forma independiente se inventa, desarrolla y se difunde la agricultura. En Mesoamérica tiene lugar un momento cumbre de la humanidad, pues aquí nuestros antepasados generaron el modelo que se conoce como milpa; en los otros lugares la agricultura se basa en un solo cultivo.
Para hacer agricultura se requiere un cuidado sostenido durante el ciclo de cultivo, lo que demanda ser sedentario. La agricultura considerada como una tecnología para hacer lo más segura posible la cosecha, necesita de la predicción del clima; así surge la astronomía, que se desarrolla lo mismo que las matemáticas y la geometría que le son necesarias.
Los diferentes hallazgos de restos arqueológicos relacionados con la agricultura y la consecuente domesticación de plantas revelan que además del maíz se domesticaron otros vegetales como la calabaza, el frijol, el guaje llamado botella, el epazote y el chile (MacNeish, 1946).
La difusión de la agricultura de milpa, en donde el recurso eje es el maíz, propició que los agricultores dispusieran de tiempo para otras actividades. El lenguaje para compartir los conocimientos tecnológicos también se desarrolló. En el proceso de difusión de la agricultura y el concepto milpa, las plantas domesticadas fueron adaptadas a diferentes climas, altitudes, suelos y ambientes naturales. Cada cultura dio su particular interpretación al concepto milpa.
Muchos de los logros científicos de los campesinos e investigadores no podían difundirse con toda la información de respaldo. Así se crearon formas simples, algunas con tono religioso o lo que hoy algunos llamarían mágico; esto posibilitó que se difundieran las prácticas de respeto a la naturaleza o ecológicas. El maíz, como los alimentos básicos en muchas otras culturas, adquirió la particularidad de ser sagrado. El maíz se convirtió en dios y en matriz fundadora. La milpa es un espacio ritual y sagrado.
En lo agronómico son notables dos tipos de adaptación del maíz: el primero está referido al conocimiento de la tecnología para el cultivo en distintos ambientes naturales. El segundo se relaciona con el diseño de maíces especializados para desarrollarse en diferentes períodos; así, hay maíces de ciclo corto, mediano y largo. El Vocabulario de Molina, de 1571, registra por ejemplo un maíz, el xiuhtoctepitl, como maíz que se hace en 60 días.
Sabemos que basados en la gran plasticidad de la planta que crearon nuestros antepasados, se diseñaron diferentes formas de los granos, así como diferencias en sus cualidades, como ser opacos y translúcidos. También se logró tener mazorcas blancas, negras, amarillas, rojas y de color café o leonado. Molina nos da sus nombres en náhuatl clásico: yztactlaolli, yauh tlaolli o yauitl, cuztictlaulli, xiuhtoctlauli y cuappachcentlaulli. Para el maíz de diversos colores registra xuchicentlaulli.
La participación de las mujeres en la selección del maíz permitió otra adaptación más, se trata de la especialización para los usos en la cocina; hay maíces útiles para reventar al calor en forma de palomitas, otros más para reventar en húmedo, como el cacahuacintle, con el que se elaboran los pozoles. Los hay que tienen la plasticidad necesaria para la manufactura de tortillas, otros son especiales para hacer pinole, los morados poseen cualidades que los hacen mejores para fermentar y se utilizan en la elaboración de atoles ceremoniales. Por sus cualidades, muchos tienen uso múltiple.
Los campesinos en cada ciclo agrícola, y de acuerdo con sus necesidades, seleccionan el o los maíces y las plantas que sembrarán en la milpa; usualmente las estrategias varían de acuerdo con cada cultura y cada ambiente natural en el que se cultiva. Por esta razón se considera que la milpa es un concepto o una estrategia que tiene un mismo fin: producir alimentos y otros bienes, pero al mismo tiempo posee una estructura variable de campesino a campesino y en cada ciclo agrícola. En resumen, la milpa en nuestro país rico en culturas y paisajes adquiere un carácter diferente según el medio ambiente natural y cultural donde se cultiva.
La milpa tiene además varias ventajas. De ella se obtienen productos durante gran parte del ciclo, y no sólo en la cosecha; en ella hay plantas cultivadas, otras que se inducen y otras más que se recolectan. Además en la milpa suelen cazarse pequeños animales e insectos. Como sabemos, otro concepto que nos es propio se refiere al aprovechamiento integral. Según cada cultura, se aprovecha casi toda la planta de maíz en diferentes momentos de su desarrollo y para diferentes usos, como en la cocina y en la medicina por ejemplo.
Hay otras plantas en la milpa que están cercanas al aprovechamiento integral, como la calabaza de la cual se aprovechan los renuevos y las guías, así como las flores masculinas; los campesinos y campesinas saben seleccionarlas para dejar que las femeninas produzcan calabacitas y después calabazas. Además de aprovecharse la calabaza en diferentes preparaciones, sus semillas se reservan para elaborar otros guisos y dulces.
Un concepto más que nos es particular, consiste en considerar como recurso algo que es plaga para otras culturas, por ejemplo insectos que son comestibles y hongos como el cuitlacoche que están presentes en la milpa.
Es conocido por muchos que los campesinos manejan con gran sabiduría lo que podemos llamar pisos y tiempos de la milpa; conocen con precisión el tiempo de plantar cada uno de los cultivos para que no compitan entre sí por la humedad, la luz solar y los nutrientes del suelo. En relación con los pisos, por ejemplo, la parte aérea de la caña del maíz puede servir de apoyo al frijol enredador; en el suelo la calabaza con sus grandes hojas limita la evaporación proporcionando sombra cercana al piso y evita que se desarrollen malezas. En la parte subterránea las raíces de las plantas suelen estar a diferente nivel, y en el caso del frijol, éste aporta nitrógeno que le es útil al maíz para su desarrollo.