¡Felicidades! Dr. Felipe Martínez Soriano, 50 años…

50 AÑOS DE EGRESADOS DE LA GENERACION l955-l960

DE LA ESCUELA SUPERIOR DE MEDICNA RURAL

DEL INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL

Generación a la que pertenezco

Dr. Felipe Martínez Soriano

Y se me otorgó RECONOCIMIENTO “Por la nobleza, la honestidad y por el desempeño profesional en la excelencia de la Medicina Mexicana” en agosto del 20l0, México, DF.

Con respeto expreso: no soy afecto a celebrar conmemoraciones, tampoco en divulgarlo porque prefiero la discreción y no la ostentación o presunción de una fecha particular y es preferible que lo manifieste el medio en donde uno es conocido. Sin embargo, siempre existe la excepción y por eso ahora me atrevo manifestarlo. Y porque el 28 de agosto del año en curso, asistí como invitado a la clausura y de la primera generación de egresados en la Licenciatura de Entrenamiento Deportivo de la Dirección de Cultura y Deportes de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca.

En ese ámbito de alegría en el Gimnasio Universitario, donde el festejo es triunfo por el trabajo realizado y que los jóvenes egresados y público disfrutan discursos conceptuales y de fondo académico, político, artístico y cultural. Resaltando el deporte y cultura como medios idóneos para conquistar la libertad, asimismo lo humano, como la del director Dr. Juan Velasco Calderón, que por su dinamismo, entrega y compromiso en el trabajo con nuestra Máxima Casa de Estudios, merece de mi parte la más cálida felicitación y el fraternal abrazo.

En el gimnasio referido, platique con un funcionario de rectoría y le manifesté también sentir alegría por el evento de importancia en esa mañana lluviosa y le manifesté que hace 50 años terminé la carrera de medicina y en este agosto he asistido a festejos y a la entrega de un reconocimiento de parte de la Escuela e Instituto donde egresé. En fin, esa plática cordial y amena, motivó el presente escrito que ahora con entusiasmo trasmito.

Lo hago de manera breve, por ser un caso muy particular y no de interés general. Más en tiempos de crisis económica y de valores que padecemos los mexicanos y los oaxaqueños. Y que de todas maneras, es bueno referir una remembranza en el ámbito de la historia de nuestras instituciones de educación superior y de la medicina en general.

Y ¡Bueno! la creación de la carrera de Médico en el Politécnico, nace en México de manera orgánica el Servicio Médico Social, que para satisfacción de la Escuela Superior de Medicina Rural como pionera, fue tomando carta de naturalización en otras Instituciones de Educación Médica, hasta quedar como ejemplo vivo y realista intuido en un precepto legal que es la Ley de Profesiones; es, en lo general, un galardón para la profesión médica, pues es sin duda el único servicio social profesional que ha cristalizado como tal, en casi su totalidad.

La Escuela Superior de Medicina Rural se funda bajo la proclama y proyección del Servicio Médico Social en l938, sexenio progresista del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, no obstante que en l936 se establece por primera vez la intención del servicio social para pasantes de medicina. Así los médicos que desde nuestro origen estuvimos orientados a tal proyección social, sentíamos como aliados nuestros a todo pasante o médico que actuaba en el medio rural, pues nuestro razonamiento es elemental en el sentido de que si bien es urgente la atención de la salud pública en el país, no podríamos por nosotros solos, los egresados de la ESMR, acometer tan importante y vasta tarea, pues debe ser de muchos hombres, entre los egresados de otras escuelas y facultades de medicina del país.

Nació la Escuela Superior de Medicina como un ideal que a su vez corresponde a una necesidad nacional. Pues en efecto desde hace muchos años que nuestra población rural reclama al médico, pero afortunadamente, repetimos, ha tiempo que médicos a quienes debe llamarse buenos mexicanos acudieron a tal reclamo, y es así como encontramos a profesionistas ausentes en las nomenclaturas de grandes hospitales y ausentes también de las citas bibliográficas.
Ahí radica el antecedente y el mérito y corresponde a los hombres que de ello hicieron una bandera, por lo que se expusieron a las más duras críticas y cuya fe encontró apoyo en jóvenes que con renunciamientos y privaciones siguieron sus pasos hasta alcanzar, sin duda alguna y de manera honrosa, el título de Médico Cirujano y Partero de la Escuela Superior de Medicina Rural, que con mala fe en años anteriores se pretendió a manera de calificativo denigrante llamarle simplemente “Médico Rural”. Y yo padecí eso en años del Movimiento Democrático Universitario. Que padres de familia de mis pequeños pacientes, de estudiantes y docentes universitarios, asimismo de organizaciones obreras- campesinas y pueblo me defendieron con tenacidad. Y pude salir avante.

Eso no se olvida y lo recuerdo con cariño. Y afirmo: “ Ser politécnico requiere esfuerzo, dedicación y amor al trabajo”

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