La crisis económica escala a problema social, advierte en su reunión anual con el BM
Riesgo de tener “una generación perdida” por falta de empleo: FMI
Autoridades mexicanas han externado preocupación, dice director del departamento de AL y Caribe
El PIB no ha recuperado el nivel de 2008
El ministro de Finanzas de Egipto, Youssef Boutros-Ghali, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn (centro), y la ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, ayer después de un desayuno del Grupo de los 20 en WashingtonFoto Reuters
Roberto González Amador
La Jornada
Una solución a la violencia ligada al narcotráfico en México “es importante desde el punto de vista social”, además que ayudaría a fortalecer las perspectivas de crecimiento del país en el mediano plazo, sostuvo el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“No hay duda que el tema de la violencia ligada al narcotráfico es un elemento que constituye una fuente de preocupación para las propias autoridades mexicanas, ellos nos lo han señalado reiteradamente”, aseguró aquí Nicolás Eyzaguirre, director del departamento de América Latina y el Caribe del organismo.
Las autoridades mexicanas han hecho esfuerzos “muy importantes” para lograr el mayor control de la violencia asociada al tráfico de drogas “porque están concientes de que podría afectar el clima de la inversión”, añadió Eyzaguirre, al hablar en el marco de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial.
La violencia asociada al narcotráfico provocó alrededor de 30 mil muertos desde el inicio de la actual administración federal en diciembre de 2006, de acuerdo con datos del gobierno mexicano. La operación de bandas criminales incluye algunos puntos del norte del país, como Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León, tres de las entidades con producción manufacturera orientada a la exportación, la actividad que ha encabezado la recuperación de la economía después de la recesión de 2009.
“Estamos concientes de que la situación con respecto al crimen organizado en México es un tema serio y prioritario para el gobierno, que está trabajando mucho para resolverlo”, comentó David Robinson, subdirector del departamento de América Latina del FMI.
El organismo no tiene la experiencia para opinar sobre la mejor forma para evitar que la violencia asociada al narcotráfico afecte a la actividad productiva, dijo Robinson. “Pero una solución para este tema es evidentemente muy importante desde el punto de vista social y también creo que ayudaría a fortalecer las perspectivas de crecimiento de México en el mediano plazo”, aseguró.
Falta remontar pérdida de empleo
La recuperación de la actividad económica en México este año será insuficiente para reponer la pérdida de producción y empleo ocasionada por la recesión de 2009, aseguró Eyzaguirre.
El producto interno bruto (PIB) de México, la medición más amplia sobre el valor de los bienes y servicios producidos en el país, crecerá 5 por ciento en 2010, “una muy buena tasa”, como apuntó Eyzaguirre este viernes. “Pero no es menos cierto que el PIB cayó más de 6 por ciento en 2009”, con lo cual todavía no ha recuperado el nivel que tuvo en 2008, el año previo a la recesión, y tampoco el nivel de empleo que tenía entonces, dijo.
La producción en México se contrajo 6.5 por ciento en 2009, la más pronunciada en América Latina.
Los trabajadores permanentes sumaron 12 millones 774 mil en septiembre de este año, un nivel comparable, aunque todavía menor, al registrado en mayo de 2008 (la recesión inició en el tercer trimestre de ese año), que fue de 12 millones 782 mil, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El FMI prevé que la economía mexicana crezca 3.9 por ciento en 2011, un desempeño que, en caso de concretarse, “pondría el nivel de producción de México en un nivel superior al que tenía en 2008 y por tanto también el nivel de empleo”, comentó Eyzaguirre.
La trayectoria de recuperación de la economía de México es satisfactoria si se compara con la mayoría de las economías industriales, aseguró.
Si se ve lo que ocurre con el crecimiento de 2010 y 2011 versus el decrecimiento de 2009, hay muchas economías en el mundo que el próximo año no alcanzarán a compensar el decrecimiento de 2009, planteó Eyzaguirre.
En cambio, dijo, en México claramente el crecimiento de 2010 y 2011 superará la caída de 2009. “México está haciendo lo correcto”, afirmó.
OIT: arruinará perspectivas de vida
Roberto González Amador
La crisis económica escala a problema social. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió del riesgo de que el mundo atestigüe el surgimiento de “una generación perdida”, agobiada por la falta de empleo. “La débil recuperación de la actividad productiva marcará a nuestras sociedades y arruinará la perspectiva de vida de muchas familias”, expuso la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ambos señalamientos fueron hechos en la sesión plenaria de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial (BM), cita que reúne a funcionarios de alto nivel de 187 países. El encuentro se realiza en un momento en que la recuperación de la economía después de la crisis de 2009 se hace más lenta, como expuso el Fondo esta semana. Y también en un punto en que los países del Norte presionan a las naciones en desarrollo para que permitan un encarecimiento de sus monedas respecto del dólar, con el fin de hacer crecer el mercado para las exportaciones de los países avanzados y así inyectar combustible a sus debilitadas economías.
En la apertura de la plenaria, Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, planteó: en 2009 se perdieron 30 millones de empleos; y en la siguiente década la economía mundial debe generar 450 millones de plazas para atender la demanda de los jóvenes que se incorporarán al mercado de trabajo.
“Así que realmente estamos frente al riesgo de una generación perdida”, afirmó. “Cuando alguien pierde el trabajo, su salud empeora, la educación de los hijos igualmente empeora. Cuando la gente pierde el empleo, la estabilidad social probablemente será peor, lo que amenaza la democracia e incluso la paz”, dijo a los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales asistentes a la asamblea.
Fue en el mismo foro que habló Juan Somavia, director general de la OIT. “El mundo encara un déficit de puestos de trabajo, que lastra la recuperación de la economía y alimenta tensiones sociales”, dijo. Ahora mismo, la mitad de la fuerza laboral del mundo tiene trabajo precario y ocho de cada 10 personas en el planeta no goza de mecanismos de seguridad social, alertó. En muchos países, abundó, la inequidad creció significativamente en los últimos meses y el ingreso de las clases medias se debilitó. Son estos desequilibrios las causas profundas de los desequilibrios mundiales que contribuyeron a la crisis.
“Una frágil y débil recuperación del crecimiento económico, como anticipa el FMI, marcará a nuestras sociedades y arruinará la perspectiva de vida de muchas familias. Retrasar la reducción del déficit de empleos afectará la recuperación y puede minar la estabilidad social”, apuntó.
En una reunión en la que uno de los temas puestos sobre la mesa es el debate sobre el momento en que deben ser retirados los estímulos fiscales y monetarios que varios países pusieron en marcha para hacer frente a la recesión de 2009, para reducir los déficit fiscales, Somavia dijo que la atención debe estar en otra parte.
“La prioridad debe ser concentrarse en la gente. Dar la oportunidad de un trabajo decente es esencial si se quieren evitar los riesgos derivados de una frágil recuperación económica”, planteó.
En este mismo terreno, afirmó que los estímulos fiscales y monetarios (mayor gasto público y menores tasas de interés) puestos en práctica por gobiernos para enfrentar la crisis deben mantenerse hasta que la recuperación en el empleo sea firme. Más aún, propuso, esas medidas deben ser complementadas con políticas de creación de empleo y protección social que pueda “aliviar la angustia, hacer nuestras sociedades más incluyentes y reforzar la capacidad de las economías para generar empleo”.
La ruta del comercio
Esta reunión es escenario de una disputa económica y diplomática entre países avanzados y en desarrollo. El marco de referencia fue dado el miércoles pasado por el FMI, en su informe semestral de perspectivas económicas. Las naciones del Norte tienen un excedente de producción que no van a colocar en sus mercados y requieren, para imprimir paso a su débil recuperación, exportar más hacia las naciones en desarrollo. Estas últimas son el bloque que ha logrado reponerse más pronto de la recesión. De hecho, el Banco Mundial reportó el miércoles que la mitad del crecimiento económico mundial será aportado por el Sur en los siguientes años.
Para que las exportaciones del Norte tengan más competitividad es necesario que las monedas de los países en desarrollo se revalúen, que valgan más frente al dólar, para que las mercancías de los países desarrollados tengan más competitividad en los mercados globales.
“La moneda no puede ser un arma”, declaró Strauss-Kahn cuando se refirió a lo que se ha dado en llamar en esta reunión “la guerra de las monedas”. Porque también un dólar más débil, como ocurre ahora, ha provocado flujos crecientes de capital hacia países en desarrollo y a la compra de activos ligados con materias primas o metales.
Guido Mantega, ministro de Finanzas de Brasil, dijo aquí que los países desarrollados deben generar estímulos para hacer crecer sus mercados internos y generar empleos, en lugar de buscar elevar sus exportaciones a partir de una competitividad basada en un encarecimiento frente al dólar de las monedas de los países en desarrollo.
“Hay que reanudar una política fiscal activa en los países avanzados que no han logrado estimular su crecimiento”, dijo Mantega en el marco de la reunión anual del FMI y el BM. La política monetaria de reducir las tasas de interés en Estados Unidos y Europa prácticamente a cero, puesta en práctica durante la crisis, debilitó el valor del dólar y con él el de otras monedas asiáticas. Lo que buscan estas políticas es estimular el sector exportador estadunidense y de Europa y crecer a costa de los demás, aseguró.
La discusión, según Mantega, debe estar enfocada en que las economías de los países desarrollados se recuperen a partir de la fuerza de sus propios mercados y no con base en abaratar sus exportaciones a las naciones en desarrollo.
Una eventual revaluación de las monedas de los países en desarrollo puede provocar una disminución en sus exportaciones, debido al encarecimiento de los productos en los mercados donde las colocan.