AMEALCO
Lugar donde brota agua de las rocas.
Amealco, ubicado en la llamada Sierra de Amealco. Es un paraíso donde las raíces siguen vivas, ya que cada rincón esta lleno de riquezas naturales, culturales, la mayor parte de la población es otomí y junto con Tolimán en el semidesierto queretano son los lugares donde la población es mayoritariamente indígena.
Los otomíes y Chichimecas Realizaron los primeros asentamientos en la región, como consecuencia de su salida del valle de México hacia esta zona,
Amealco es una de las poblaciones más añejas del estado de Querétaro, sus fundadores fueron los conquistadores Fernando de Tapia (Conin) y Nicolás de San Luis Montañés, descendientes de los reyes indígenas de las provincias de Tula y Xilotepec, quienes una vez bautizados, sometieron a los indígenas de la región en nombre de la Corona Española, en el año de 1538.
En el siglo XVIII, la villa de Amealco dependía de la jurisdicción religiosa del pueblo de San Jerónimo Aculco y se halla asentada en lo que hoy es San Bartolomé del Pino.
Amealco está situado a 2 605 msnm y su temperatura media anual fluctúa entre los 15 y los 20ºC, por lo que es recomendable andar siempre bien abrigado, sobre todo en la noche y en la mañana.
Amealco se fundó en 1538, poco después de Huimilpan (1529) y de San Juan del Río (1531),.
Se dice que en el año de 1820 arribó a lo que hoy es la cabecera municipal, un grupo de españoles y franceses con el propósito de explotar la industria maderera, la cual llegó a cobrar tal auge que esta zona se colocó como una de las más importantes abastecedoras de madera.
Durante el conflicto armado de 1910, la región de Amealco fue escenario de importantes y cruentas batallas, y testigo del paso de la famosa Adelita; funcionó además como sitio de reclusión de revolucionarios, lo que ocasionó un cierto abandono de las labores del campo y, con ello, una considerable desnutrición entre la población. Esta situación culminó con aquella terrible epidemia de gripe que hacia 1918 diezmara a gran parte de los amealcenses.
Al llegar a Amealco lo primero que llama nuestra atención es su muy singular jardín principal o Plaza de la Constitución, con sus múltiples desniveles y escalones que nos conducen al centro de esta plaza, donde podemos descansar en una de sus bancas y admirar los “portales” que la circundan.
Una de estas arquerías, la que da a la calle Juárez, pertenece a la casa en que naciera, en 1865, el excelentísimo don Leopoldo Ruiz y Flores, quien fuera arzobispo de Michoacán y primer delegado apostólico de México.
La construcción data del siglo XVIII y está edificada con muros de piedra y morillos y techos de teja de barro a dos aguas.
Como es costumbre en la mayoría de los casos, el Palacio Municipal cierra en uno de sus lados, el oriental, a la Plaza de la Constitución.
El edificio que actualmente ocupa la presidencia es del siglo XVIII y fue originalmente una casa-habitación construida con muros de piedra, entrepisos de viguería y ladrillo y cubierto de concreto.
En una reciente remodelación se le modificó el segundo nivel de la fachada y ahora sólo conserva la primera crujía, la planta baja y su pórtico originales.
La Casa Cural de la parroquia, edificio del siglo XIX que únicamente conserva un tapanco de viguería y madera original, puesto que casi todo su interior ha sido modificado.
Todo este conjunto cívico-religioso está rematado, obviamente, por la parroquia de Santa María de Amealco, que corresponde a los siglos XVIII, XIX y XX, pues del antiguo templo, de 1778, sólo conserva su torre, y el actual edificio fue levantado en 1882.
La parroquia consta de planta en forma de cruz latina y posee nave, oro, presbiterio, sacristía y bautisterio.
Como dato interesante cabe mencionar que aún conserva su piso original de duela de madera, con sus respiraderos de bronce.
Su fachada está decorada con una escultura de la Virgen María y se encuentra rematada por una inscripción en la que se alcanza a leer:
“Se comenzó el día 1 de noviembre del año de MDCCCLXXXII (1882) y siendo párroco el MRPF Agustín González, se concluyó el día 1 de noviembre de MCMV siendo párroco el Pbro. Francisco Velázquez”.
En la esquina de las calles IV Centenario y Morelos, se localiza una construcción del siglo XIX, con muros de adobe, morillos y tejas de barro a dos aguas y arquería, que desde 1987 alberga a la Casa de la Cultura.
Casi contiguo a ésta, en el número 45 de la calle IV Centenario, se encuentra el que fuera en el siglo XIX el convento y colegio de Amealco, y que en la actualidad es una casa-habitación y comercios.
Este edificio aún tiene un tapanco de viguería y tejamanil originales, sus muros también son de adobe y su techo es de tejas de barro a dos aguas.
Al observar sus morillos y tejados de barro, de pronto nos sentimos como si camináramos por alguna población michoacana.
La capilla de Chalma (o “Chalmita”), construcción del siglo XIX de muros de adobe, morillo y tejas de barro con aplanado en color rosa.
Como dato relevante, vale la pena decir que la capilla posee una falsa cubierta de duela de madera en muy buen estado.
Las principales festividades de Amealco se efectúan durante la Semana Santa; la Feria de Amealco se lleva a cabo durante los últimos días de abril y los primeros de mayo, y para el 20 de noviembre,
Las fiestas patronales de la ciudad, las que comienzan con una procesión de la imagen de la Inmaculada Concepción por todas las calles del poblado.
Esta fiesta comienza el 21 de noviembre y termina el día 13 de diciembre.
Encontramos algunas canastas tejidas con palma, y sobresale, por sus formas y exquisito sabor, el pan que se elabora en la cabecera municipal.