El escritor comparte reconocimiento en literatura con Ignacio Solares y Maruxa Vilalta
Habrá que esperar los acuerdos de las academias de la lengua para aprobar los cambios a la ortografía, dice
Está por terminar una novela todavía sin título, en la cual lleva años trabajando
“He tenido la fortuna de dedicarme a la literatura, que no sirve para nada, pero que ha sido un lujo que he disfrutado a lo largo de mi vida”, expresa el escritor y ensayista Gonzalo Celorio, quien este miércoles recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro de literatura, en ceremonia que se efectuará en el Palacio Nacional.
El académico y editor, quien comparte el galardón con el novelista Ignacio Solares y la dramaturga María Vilalta Soteras (Maruxa Vilalta), asevera que desde la infancia se gestó su gusto por la lectura, la cual posteriormente lo llevó al mundo de las letras, donde se ha desarrollado sin tregua como escritor, lector, crítico y editor.
Celorio ha sido director y académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue titular del Fondo de Cultura Económica e investigador y docente de El Colegio de México. “Este premio –manifiesta– es un estímulo muy importante y poderoso en mi trayectoria, que me motiva para seguir escribiendo”.
Durante las próximas semanas el escritor tendrá un sinfín de actividades, entre las que figuran la organización del encuentro literario Los placeres de la lengua y el homenaje a José Lezama Lima en el centenario de su natalicio; además de los deberes académicos por el final de cursos en la UNAM, donde imparte cátedra desde hace varias décadas. “Será un cierre de año realmente muy atareado y entretenido, pero muy feliz”
.
Trajín por la FIL
En ese contexto librero, añade, también se presentará la monumental obra de la Nueva Gramática de la Lengua España y los diccionarios de americanismos y de mexicanismos. Y sobre los cambios anunciados en la ortografía hace unas semanas, Celorio fue cauto y explicó que todavía falta el consenso de los representantes de las academias, porque “no se ha llegado a un último acuerdo.
“De manera anticipada se dieron a conocer algunos cambios, pero habrá que esperar al comunicado oficial que se dará en Guadalajara, luego de un par de reuniones que sostendrán los directores para poner, como se dice, los ‘puntos sobre las íes’ y dicho tema sea completamente sancionado.”
En la FIL de Guadalajara, anuncia Gonzalo Celorio, será “la primera vez que se presenta una ortografía razonada, la cual se ha caracterizado por su normatividad y carácter autoritario, lo que es natural, porque el público espera saber cómo se deben escribir las palabras y esta ortografía sería suscrita por las 22 academias, con las particularidades y usos propios de cada país, pero con disposiciones de carácter general”
.
También el autor y narrador se manifiesta como un escritor “moroso”
, debido a que cada siete años publica una novela y un ensayo. “Esto significa que cada tres años y medio publico un libro. La pasada edición fue un volumen de ensayos y en estos momentos estoy terminando la próxima novela, en la cual llevo años trabajando, pero esta obra todavía no tiene un título definido”
.
Larga trayctoria en la docencia
También ha ejercido la docencia en la Universidad Iberoamericana y El Colegio de México. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha publicado una decena de libros, entre los que figuran ensayos sobre literatura y arquitectura, además de novelas. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano y portugués.
Ha obtenido galardones como el Premio de los Dos Océanos, en Biarritz, Francia (1997) o el premio IMPAC-Conarte-ITESM (1999).
“Creo que todo escritor es antes que otra cosa un lector y tuve la fortuna de ser un lector precoz desde muy niño; tuve un gusto por la palabra dicha y escrita”
, puntualiza el autor de Cánones subversivos, donde escribió sobre Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Carlos Fuentes y Xavier Villaurrutia.
Celorio se convirtió en “lector profesional”
, porque “alterné el gusto por la lectura y el entusiasmo por la escritura. Me he dedicado a esto que –como digo– no sirve para nada, pero es realmente un lujo maravilloso, al cual por fortuna he tenido la posibilidad de dedicarme de por vida”.