Los héroes que creó subrayan “el difícil mundo de los marginados sociales”
El autor de Las criadas tuvo grandes admiradores como Cocteau y Jean Paul Sartre
Con sus polémicas obras y su estrambótica personalidad, tildado de mártir, demente y criminal, Genet sigue siendo hoy día uno de los autores más enigmáticos de Francia. Este domingo 19 se conmemora el centenario de su nacimiento.
Los enigmas sobre el autor de Las criadas o El balcón comenzaron pronto. Genet nació el 19 de diciembre de 1910 en París, hijo de Camille Gabrielle Genet y padre desconocido. Cuando cumplió seis meses, su madre lo entregó a la asistencia pública. Ya desde niño realizó pequeños hurtos y fue detenido. Sin embargo, el historiador Ivan Jablonka revela en su obra Les vérités inavouables de Jean Genet (que podría traducirse como Las verdades incontestables de Jean Genet) que sí logró superar en parte su miseria.
Jablonka investigó textos y halló que Genet no pasó su niñez con unos padres adoptivos poco cariñosos, sino que el carpintero y su familia amaban al pequeño, que ya destacaba por su inteligencia. Sin embargo, sigue siendo un misterio por qué tras sus éxitos en el colegio abandonó a las dos semanas su formación de tipógrafo y pasó gran parte de su vida de prisión en prisión.
Allí, tras los barrotes, empezó a escribir. En 1942 culminó el poemario El condenado a muerte y en 1948 la famosa novela Notre-Dame des Fleurs, donde habla de proxenetas, pederastas y asesinos sexuales. Su vida y gran parte de su obra cínico-poética y mística publicada entre 1944 y 1969, cuyos héroes ensalzan “el difícil mundo de los marginados sociales”
, fue tildada de escándalo y provocación.
Intelectuales de izquierdas hicieron de Genet un símbolo de lo marginado y discriminado. Entre sus grandes admiradores figuraban Jean Cocteau y Jean-Paul Sartre, quien le dedicó a principios de los a;os 60 una biografía de 600 páginas, Saint Genet comédien et martyr (San Genet, comediante y mártir), en la que lo califica de rebelde.
Que en su novela Pompas fúnebres (1947) dijera que los uniformes de los nazis excitaban sus fantasías eróticas o que calificara la matanza de Oradour de “poesía pura”
no les importó.
A partir de los años 60 Genet escribió poco. En lugar de ello, se solidarizó con distintos movimientos, como el de los Panteras Negras, el movimiento palestino o la organización alemana armada Fracción del Ejército Rojo, siguiendo su tesis de que “vida y violencia son sinónimos”
.
Hoy día, el que fue un incómodo marginado se ha convertido en clásico de la literatura mundial. Sin embargo, murió a los 75 años como uno de los héroes de sus novelas: víctima de un cáncer de garganta en la miserable habitación de un hotel de París.