Desde la tierra sagrada de Acteal

TIERRA SAGRADA DE LOS MARTIRES DE ACTEAL

Las comunidades y organizaciones reunidas en la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal hemos compartido nuestra palabra y nuestras luchas y hemos reconocido en ellas un mismo rostro; el de los pueblos que construyen y defienden su autonomía.

Entendemos la AUTONOMIA como el derecho que tenemos a vivir como nosotros y nosotras queremos, sin tener que pedir permiso y sin que otros nos impongan vivir como ellos quieren.

Entendemos la autonomía como la libertad de cada pueblo de tomar decisiones sobre nuestro territorio, nuestros recursos, nuestra organización, educación, entre otros.

Entendemos la autonomía como el pensar por nosotros y nosotras mismas; tener, expresar y compartir nuestras propias ideas.

Entendemos la autonomía como algo que inicia en el corazón de cada persona; no es solo una meta, sino el camino que recorremos y en el que ya estamos.

Entendemos la autonomía como la capacidad de tejer nuestras alianzas como nosotros y nosotras queremos y globalizar nuestras luchas desde abajo.

Entendemos la autonomía como saber mantenernos con nuestro propio trabajo sin depender de ayudas ni programas de gobierno.

Esta es nuestra lucha y la de nuestros antepasados, es lo que queremos construir; no le queremos hacer daño a nadie, solo queremos vivir en libertad, gozando del fruto de nuestra madre tierra que conseguimos de nuestro trabajo. Pero otros se molestan porque queremos vivir libres. Quieren acabar con nuestra autonomía, quieren imponer sus proyectos, quieren hacernos DEPENDIENTES de sus programas. Al que no quiere le aplican la contrainsurgencia. Pero nosotros nos mantenemos en la RESISTENCIA.

CONTRAINSURGENCIA.

La única manera que tiene el gobierno de imponer sus proyectos es dividiendo y debilitando las organizaciones, comunidades y grupos que luchan.

Vemos que en Chiapas, sobre todo entre 1995 y 2000 la forma de debilitarnos que tenía el gobierno era persiguiéndonos, acosando a líderes y organizaciones, amenazando, matando o desapareciendo a quienes no se alineaban con él. Robaron nuestras cosechas, nos despojaron de nuestras tierras, quemaron nuestras casas y nos obligaron a vivir desplazados. Para eso mandaron a sus paramilitares, apoyados por la seguridad pública y el ejército.

Después del 2000, el gobierno como que cambió de color y discurso pero en realidad siguió siendo el mismo. Pareció cambiar las balas de plomo por las balas de azúcar aunque sin dejar de utilizar la de plomo. Empezó a ofrecer apoyos, a cooptar a los líderes, a cambiar el pensamiento y corazón de la gente: despensas, pollitos, láminas, OPORTUNIDADES, PROCAMPO entre otros; todos esos medios ha usado el gobierno para apartar a la gente de la lucha.

DEPENDENCIA.

Con su estrategia contrainsurgente de represión y de apoyos, el gobierno nos quiere volver dependientes, como que nos quiere hacer pensar que no somos capaces de vivir trabajando con nuestras propias manos. Nos quiere acostumbrar a ser mantenidos, le quita a la gente el gusto y el ánimo de trabajar. Quiere que nuestra tortilla no sea el fruto de nuestro trabajo y de la madre tierra, sino que sea su regalo transgénico y que solo al gobierno agradezcamos y respetemos.

Nosotros y nosotras no aceptamos eso porque tenemos DIGNIDAD.

RESISTENCIA.

Sabemos que vivir como nosotros y nosotras queremos es un derecho que tenemos, pero como otros nos lo quieren quitar, tenemos que resistir y eso implica organizarnos y estar dispuestos a sufrir.

Las raíces que hacen fuerte nuestra resistencia son: la sabiduría de nuestros abuelos, saber tener conciencia y abrir los ojos; fortalecer nuestra identidad personal y colectiva; conocer y defender los derechos humanos de todos y de todas.

Sabemos que no podemos esperar que la justicia nos venga de afuera. Además de resistir tenemos que construir otra justicia. Esta justicia empieza en la comunidad. Es como dicen los ancianos, saber escuchar nuestro corazón y no caer en la provocación ni en el deseo de venganza. Nuestros pueblos han conocido y nosotros tenemos que recuperar, la idea de una justicia que no daña ni castiga, sino que recupera y restaura.

Al escucharnos unos a otros, al tejer nuestras palabras y nuestras luchas, nos hacemos más fuertes y con esta fuerza nos comprometemos:

A seguir construyendo nuestra autonomía, fortaleciendo nuestra identidad personal y colectiva, escuchando la sabiduría de nuestros abuelos, analizar lo nuevo, aceptando lo que nos beneficia y rechazando lo que puede destruirnos. Ser críticos, creativos, promover proyectos alternativos de educación, producción, formas propias de justicia y de gobierno.

También trabajar por la unidad, saber descubrir y no caer en las trampas que nos pone el gobierno, tejer la unidad entre diferentes pueblos, organizaciones y luchas. Crear y aprovechar espacios alternativos de información y comunicación, seguir en la defensa de los derechos humanos para todos y todas; compartir entre nosotros experiencias, información y análisis. Promover una capacitación permanente en las comunidades que nos permita mantener la crítica, la creatividad y la resistencia. Finalmente compartir el resultado de este encuentro.

Vemos que últimamente como que los gobiernos vuelven a preferir las balas de plomo y la represión vuelve a asomar de nuevo su sucio rostro en Chiapas y todo México. Es una represión selectiva que apunta sobre todo a defensores de derechos humanos, luchadores sociales, periodistas y comunicadores independientes.

Los asistentes a este encuentro denunciamos esta nueva escalada represiva de los gobiernos y manifestamos nuestra solidaridad con las víctimas de estos ataques, especialmente nuestros compañeros y compañeras del Frayba, de Enlace Comunicación y Capacitación y a la familia de Marisela Escobedo recientemente asesinada en Chihuahua.

Seguiremos luchando por la justicia y la verdad en Acteal, Atenco, Viejo Velasco, Oaxaca Tila y todos los que han sido víctimas de la contrainsurgencia en la región Norte del estado de Chiapas

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