La oferta de comestibles será este año la menor en 3 lustros
A escala global, la inflación regresó, advierte analista
Un seguimiento de precios elaborado con base en datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó que los precios de maíz, trigo, arroz, soya y avena se mantienen en niveles máximos en seis meses, mientras el aumento de la producción de etanol en Estados Unidos hace prever una mayor demanda de maíz.
El precio promedio de un conjunto de materias primas alimentarias, en el que se incluye cereales, aceites vegetales, carne, pescados, azúcar, plátanos y naranjas, repuntó 29.5 por ciento en los últimos seis meses, de acuerdo con el Índice de precios de materias primas alimentarias, elaborado por Indexmundi con datos del FMI.
En el caso del maíz, para el mismo periodo de seis meses, el porcentaje de incremento en el precio ha sido de 64.20, de 94 en el trigo y de 17 en el arroz, según la misma fuente. Estos tres granos constituyen la base de la alimentación en los países en desarrollo, donde vive la mayor parte de la población mundial.
“Los temores en torno a la inflación han empezado a acaparar la atención”
, comentó Ole S. Hansen, estratega de inversiones de Saxo Bank.
El precio actual y a futuro de las materias primas agrícolas se ha elevado en las últimas semanas ante temores de que la mayor frecuencia con que ocurren desastres asociados al cambio climático provoque mermas en las cosechas, como ocurrió el año pasado con el trigo de Rusia; y por el aumento en el valor del petróleo crudo, insumo fundamental para la producción agrícola, en la que es utilizado para movilizar maquinaria y mercancías, así como para elaborar fertilizantes.
Al incremento de los precios de alimentos en los mercados internacionales se ha sumado la previsión, recogida por varios especialistas, de una menor oferta de granos en los siguientes meses. Esta variable fue incorporada a los análisis la semana pasada, cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) publicó un informe anual en el que anticipó una menor oferta de cereales.
La agencia del gobierno estadunidense anticipó que la producción mundial de bienes agrícolas será este año de 2 mil 181.9 millones de toneladas, cantidad inferior en 2.2 por ciento a la del año previo. La oferta de alimentos, apuntó, será la más baja en tres lustros.
“El informe sobre oferta y demanda agrícola a escala mundial del USDA desencadenó una nueva tanda de subidas de los precios del maíz, la soya y el algodón, mientras los inventarios globales continúan reduciéndose hasta registrar la mayor bajada en 15 años en el caso del maíz, y en 30 en el caso de la soya”
, comentó Hansen.
Apuntó que la sólida demanda de etanol, producido con maíz y empleado como combustible, va a acaparar casi 40 por ciento de la producción del grano en Estados Unidos.
La fuerte demanda que se prevé para el aceite de soya –un grano de amplio consumo en las pobladas regiones de Asia– va a situar sus inventarios en sus niveles más bajos de los últimos 30 años, y el resultado podría consistir en el racionamiento o en unos valores más elevados con vistas a frenar la demanda, añadió.
El alza en el precio de las materias primas tiene varios efectos en el bolsillo. No sólo tiene un impacto directo en el gasto de la despensa de cada semana, sino que también es un factor que desencadena inflación y se añade a las causas del deterioro en el poder de compra del ingreso.
Después de estar en niveles previstos por los bancos centrales, también en parte por la recesión que siguió a la crisis financiera de 2008-2009, la inflación ha vuelto a repuntar de la mano de la recuperación de la actividad productiva y el consumo en la mayoría de países.
En el entorno global “la inflación está de regreso”
, opinó Mario Correa, analista de Scotiabank en México.
La semana pasada se publicaron datos malos de inflación en varias partes del mundo, apuntó. En los países de la zona del euro, así como en Inglaterra y China, la inflación anual alcanzó nuevos máximos de varios meses y quedó por arriba de los límites establecidos por los bancos centrales, afirmó.
Una de las eventuales consecuencias de un repunte inflacionario es que los bancos centrales comiencen a adoptar políticas monetarias restrictivas, que consisten en elevar las tasas de interés de referencia –que son las empleadas por los bancos para fijar el costo del crédito a empresas y personas–, que han permanecido bajas como medida para estimular la actividad económica después de la crisis.
Si las tasas de interés llegaran a subir, el costo del crédito será mayor tanto para los deudores como para las empresas y personas que requieran de financiamiento para sus actividades productivas o el consumo de bienes y servicios.
A esto se refirió Mario Correa al recordar que en los últimos días se han dado declaraciones en este sentido.
En Europa, el Banco Central Europeo advirtió que está listo para subir sus tasas si es necesario para combatir la inflación. En China, el banco central aumentó nuevamente los requerimientos de reservas a los bancos comerciales, lo que constituye una medida monetaria restrictiva.
Incluso en Estados Unidos, la Reserva Federal (banco central) se mostró menos preocupada por la posibilidad de deflación y más optimista respecto a las perspectivas de crecimiento para este año.
“El problema es que esta presión que comienza a sentirse sobre las tasas de interés puede afectar negativamente las perspectivas de crecimiento de varios países y generar trastornos en el sistema financiero global.
“Los países con posiciones fiscales débiles en Europa se verían negativamente afectados por un incremento en las tasas de interés, lo que aumentaría la probabilidad de incumplimiento y generaría mayor incertidumbre y nerviosismo sobre el sistema bancario europeo. En este entorno, es de esperarse que la volatilidad en los mercados financieros internacionales se mantenga elevada”
, comentó.