“AQUELLOS TIEMPOS”.
Mario Rodríguez Estrada.
“SOLO EL TRABAJO HONRADO, HECHO A CONCIENCIA Y CON BUENA INTENCION, LOGRA DAR PROVECHO Y HONRA”.- Pedro Mata.-
Crónica incompleta de una legendaria y sabrosa empresa queretana.-“LA VIENESA”.-
Todos los miércoles, con religiosa puntualidad nos presentamos ante la diligente y seria empleada de la panadería “La vienesa”, eso sí, antes de que den las diez de la mañana, pues si el reloj de San Francisco marca esa hora, ya ni hacemos el intento de apresurarnos por llegar, ya que el delicioso y principal producto, ya se ha “acabado”, y solamente lucen los enormes canastos un tristísimo vacio, los bolillos han volado en manos de afortunados y tempraneros clientes.
Un buen día de agosto del año pasado, aprovechando la presencia de uno de los hijos del antiguo y trabajadorcísimo dueño de la panadería, el siempre recordado Don CARLOS PACHECO TELLEZ, le pregunté por su papá, y la fecha en que este, suponía , había fundado la negociación, un poco asombrado por la pregunta y por el cuestionamiento, le comenté que soy uno de los pocos queretanos viejos que aún deambulan por las calles de la ciudad, que había conocido, hace muchos años a su papá y que siempre me había admirado, su seriedad y el buen trato que otorgaba a sus clientes…sonriendo un poco me otorgó su confianza y me platicó, que la panadería se fundó en el año de 1919, por un señor Ranero, oriundo de Huichapan, Hidalgo, panadero de profesión, mismo que fue quien la bautizó con el nombre de “La Vienesa”, que Don Carlos la compró a su original dueño en 1936, por ser este ya grande de edad y quería traspasarla a un buen y honrado trabajador, que siguiese proporcionando a la buena clientela queretana, el mismo buen producto, Don Carlos ya desde anteriores años era su trabajador, habiéndose iniciado como tal en la antigua panadería del “Sol Divino”, recalando ya como maestro panadero en la vieja “Vienesa”.
Su diligente trabajo le hizo simpático a los ojos del señor Ranero, y un buen día le llamó para comentarle que ya se quería retirar y que le daría mucho gusto si él quería comprársela , Don Carlos, hombre sin vicios y ahorrativo, guardaba una pequeña cantidad, que no cubría el total solicitado, el señor Ranero, le dijo que no se preocupara y se la fuese pagando en abonos, el trato se hizo sin papeles y solamente confiando en la palabra de Don Carlos, el cual cubrió íntegramente lo pactado.
Funcionaba, en “Aquellos tiempos” en su actual dirección, en las calles de la Avenida Juárez, en un local perteneciente al señor Hernández, el cual en los años cuarenta le pidió el sitio, pues estaba por abrir una agencia de venta de automóviles Ford, por lo que Don Carlos y familia tuvieron que cambiarse al domicilio de las calles de Guerrero sur, donde funcionó y aun funciona, convirtiéndose en la panadería preferida por toda la sociedad queretana, la que muchas veces hacía cola (hacíamos, dijo el otro), para conseguir el delicioso bolillo, que aún calientito llegaba a los hogares..la Agencia Ford hace años que desapareció de tan céntrico lugar, y Don Carlos aprovechó para conseguir su viejo local, comprándole una parte al señor Hernández.
Siguen con la tradición de ser los mejores panaderos queretanos, ante la triste ausencia de Don Carlos, su hijo y sus nietos, los señores Alvaro Pacheco Parra y Antonio Pacheco Labra, los que heredaron, aparte del negocio, la genética de su señor padre, pues se mueven con la diligencia y prestancia que le hizo famoso, además de la simpatía y atingencia para servir a los nuevos queretanos, que heredaron el mismo gusto de sus ancestros por el delicioso pan y sobre todo el exquisito bolillo de la “Vienesa”…Esta crónica la tuve que completar, gracias a los apuntes que tomé de la plática reseñada, en mi ejemplar del día de la “Jornada”, la que posteriormente amplié con otra, la que lamentablemente entre mi tráfago de libros, discos y periódicos perdí, y como ya han pasado cinco largos meses, me dije a mí mismo..mí mismo, no pasas del día de hoy para que elabores tan interesante crónica, me eché un clavado entre la pila de mis viejos ejemplares y en el tomo correspondiente al mes de agosto, ¡aleluya!, lo encontré…misma que hoy entrego a ustedes…deseando que la producción panadera y bolillera de la antiquísima y ameritada panadería de la “La Vienesa” continúe por muchos, muchos años…les saluda su amigo de aquellos tiempos, conocido en sus juveniles años de la ENEF como “El campeón ciclista y sus bolillos”…ahora Mario RE.-