Origen de la peculiaridad de las fiestas mexicanas
Las fiestas mexicanas reflejan y representan el mestizaje, pues los indígenas y los españoles no sólo mezclaron sus genes, comidas y palabras, sino creencias y desde luego, las fiestas.
«Dos sangres hermanadas, aunque antagónicas en su origen, cuando se derramaban de manera literal. Pero más sangre ha nacido de este venturoso mestizaje, que aquella pérdida para lograr la asimilación». José N. Iturriaga
México es un país alegre. El calendario festivo registra más de 5,000 fiestas anuales en todo el país. En las fiestas cívicas se conmemoran eventos históricos como la independencia, una batalla ganada o el nacimiento de un conciudadano distinguido.
La iglesia, en nuestro caso la católica, también tiene su propio calendario de festividades para conmemorar momentos especiales para los creyentes.
Existen fiestas patronales dedicadas a los santos patronos que protegen un gremio, un pueblo o un barrio. Tanto los Santos como las Vírgenes y los Cristos de los santuarios tienen sus propios días festivos. Por último, las fiestas de origen prehispánico honran a la tierra, nuestra madre, quien tiene que ser tratada de manera especial algunos días, y tanto ella como las otras fuerzas de la naturaleza que la complementan, responden a un calendario en el que los ciclos agrícolas, los rituales prehispánicos, la iglesia católica y la cultura europea se reúnen para hacerles los honores. Para tal efecto se realizan las fiestas de glorificación del ciclo solar, las fiestas de fertilidad y prosperidad y las fiestas de la oscuridad y penitencia.
RAÍCES PREHISPÁNICAS DE LAS FIESTAS MEXICANAS
Obedecen al antiguo calendario ritual agrícola. Su origen y significado se relaciona con el cultivo del maíz que, en las culturas prehispánicas, tiene un valor sagrado y forma parte de los mitos cosmogónicos del origen del universo y de la vida. Según el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, después de varios intentos fracasados con otros materiales, los dioses crearon al hombre con maíz: “…de maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne, de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”.
Popol Vuh
En el clima mexicano hay dos ciclos agrícolas fundamentales: la época de secas y la de lluvias. Cada una de ellas corresponde a un momento en la vida del campesino y la importancia de la cosecha y la lluvia, respectivamente, está interrelacionada con el calendario de fiestas. De hecho muchos pueblos celebran rituales que apuntan a propiciar lluvias o a agradecer a la madre tierra por las cosechas recibidas. Desde la Conquista, los ciclos festivos y los santorales católicos se unieron a los ciclos agrícolas que marcaban las fechas de fiestas sagradas de los pueblos americanos, esto dio lugar a las celebraciones actuales, clara evidencia de la incorporación de elementos europeos a las tradiciones propias de los pueblos conquistados.
Como se puede ver, muchas fiestas prehispánicas eran religiosas y lo siguen siendo, sólo que ahora son fiestas religiosas católicas. Las deidades que antes se honraban, simplemente se suplantaron por otras del panteón católico. Los frailes evangelizadores supieron otorgarle a sus santos las características apropiadas y los indígenas, en el fondo de su conciencia, aceptaron un cambio de imagen que no conlleva a un cambio esencial de su fe porque, ambas, la antigua y la católica, terminaron por ser consubstanciales la una de la otra.
La inevitable relación entre los grupos y el empeño de los evangelizadores para hacer aceptable la imposición de los ritos católicos, hizo posible el fomento de un culto en el que se incorporaron elementos de la tradición indígena, haciendo más festivos y espectaculares los actos litúrgicos externos, desde el momento en que indios, negros y españoles empezaron a convivir más intensamente.
De alguna manera las fiestas del país, que como mexicanas que son, tienen tantos elementos prehispánicos como europeos y africanos. Las que tienen evidente arraigo y origen prehispánico, se pueden agrupar según el significado que tienen en: fiestas de fertilidad y prosperidad en el campo, fiestas de glorificación del culto solar y fiestas de la oscuridad y la penitencia.