El escritor disertó sobre el poder y la educación superior, en la UAM
La cultura es un medio para defendernos de la infelicidad, sostiene Vargas Llosa
Elegir lo que deseamos nos pondrá a salvo de la precariedad de la existencia, manifestó
Mario Vargas Llosa, en la Rectoría General de la Universidad Autónoma MetropolitanaFoto Cristina Rodríguez
Ángel Vargas
La Jornada
El verdadero éxito en una sociedad consiste en reducir al máximo la infelicidad humana y preparar lo mejor posible a los individuos para enfrentar las adversidades que se le presenten en la vida cotidiana, sostuvo ayer el escritor Mario Vargas Llosa en su visita a la capital mexicana.
Durante la conferencia magistral Poder y educación superior, que impartió al mediodía en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el premio Nobel de Literatura 2010 destacó la importancia de la educación, en particular la de nivel superior, como espacio para encontrar la verdadera vocación y con ello la felicidad.
“Un mundo en el que la mayor cantidad de gente haga lo que quiera será un mundo en el que privará menos la infelicidad”, agregó el autor peruano-español, quien calificó de “grave error” cuando una persona elige su profesión sólo en busca de dinero y en contra de su propia vocación.
“La cultura de nuestro tiempo –dijo– ha identificado a la felicidad con el éxito económico, lo cual es una gran mentira.”
Acompañado por el rector general de la UAM, Enrique Fernández, y la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Consuelo Sáizar, Vargas Llosa convocó a las instituciones de educación superior a no sólo no caer en “la peligrosísima” deficiencia de crear especialistas, uno de los males del actual sistema, sino a combatir esa tendencia.
“Un especialista es una persona encerrada en un saber que lo incomunica con los demás. Un mundo de especialistas es un mundo de autómatas que sólo saben de su campo, pero nada de lo demás. Eso produce que la sociedad se fragmente en islotes de seres incomunicados”, alertó.
El llamado de la vocación
Ante jóvenes universitarios, Vargas Llosa recurrió a su experiencia para ejemplificar la importancia de detectar en la juventud el llamado de la vocación.
Tras mencionar lo trascendente que fue para él un libro en el que Jean-Paul Sartre reflexiona sobre la infortunada vida de Jean Baudrillard, Vargas Llosa recordó que desde muy corta edad lo que más le gustaba era la literatura y lo que deseaba hacer era escribir.
Esto, según el narrador, era algo impensable en Perú en esa época si se tomaba como actividad única, pues no tenía reconocimiento social ni permitía subsistir.
Así, estudió derecho y letras; sin embargo, su vida quedó marcada cuando, en un café en Madrid, España, país al que llegó como becario, tomó la decisión de ser escritor, lo cual le implicaba dedicar lo mejor de su tiempo y de sus energías a escribir y buscar un trabajo para alimentarse y que no perturbara su vocación, relató.
“Si tuve que sufrir privaciones no importaba, pues sabía que sería más infeliz si me dedicaba a hacer otra cosa y no a la literatura”, dijo.
Aclaró que nunca se le ha facilitado escribir, por lo cual ha debido siempre estar sometido a una enorme disciplina y confesó que en ocasiones llega a sufrir, pero es algo que goza, esta paradoja “sólo la pueden entender aquellos que se dedican a lo que quieren”.
Destacó que la primera y más importante función de la enseñanza, no sólo académica, sino escolar, es ayudar a descubrir en los educandos su vocación para prevenir la futura infelicidad.
“Si elegimos lo que queremos, estaremos defendidos contra la precariedad de la existencia”, recalcó, y aseguró que si una persona elige bien, “no hay dificultades que el indomable espíritu humano no pueda vencer”.
Mario Vargas Llosa subrayó que la cultura nació como medio para que el ser humano se defienda de la infelicidad, pues toda persona nace con apetitos que escapan a sus posibilidades reales.
Estamos dotados de una capacidad al mismo tiempo maravillosa y trágica, la de imaginar, y “hemos encontrado a través de la cultura y sus múltiples manifestaciones la manera de vivir aquello que no podemos alcanzar en la vida real”, precisó.
Vargas Llosa hizo un llamado a las universidades para que se mantengan como espacios promotores de las humanidades y las artes. “Las humanidades nos recuerdan que en lo fundamental somos los mismos y que tenemos los mismos sentimientos, emociones, miedos y esperanzas.”