Agua de Tlacote: del milagro al olvido
Diario de Querétaro
Heidy Wagner
Querétaro, Querétaro.- Hace exactamente 20 años el fenómeno del agua milagrosa de Tlacote era tema de conversación en prácticamente todo el mundo; todos sabíamos en 1991 que el dueño de una hermosa hacienda localizada en esta comunidad del Municipio de Querétaro perforó un pozo para darle de beber a sus animales y para su sorpresa este líquido además de calmar la sed del ganado curaba los males que pudiera padecer.
Dice la historia, que Jesús Chaín Simón tenía una vaca enferma y que para su asombro el animal se alivió tomando el agua del pozo, sin embargo gente de la comunidad recuerda que don Jesús tenía sus dudas, pero después de que un perro con lepra sanó luego de bañarlo con la misma agua Chaín confirmó que esta contenía «algún elemento milagroso».
Al darse cuenta del fenómeno, la gente de la comunidad comenzó a llegar hasta el pozo solicitando de aquella agua milagrosa, y Jesús les repartía a todos con gran generosidad. Se dice que un hombre desahuciado que padecía cáncer quedó totalmente libre de la enfermedad, según pudo constatar el médico de la comunidad. Y así poco a poco se fueron sumando los testimonios hasta que se creó un auténtico escándalo.
Al poco tiempo, «el agua milagrosa de Tlacote» era tema en la prensa nacional e internacional, se decía que era agua de vida que todos ambicionaban beber. Para los habitantes de la comunidad que normalmente sufrían privaciones económicas de pronto encontraron en el agua del Tlacote una fuente de vida, porque comenzó a llegar tanta gente que las calles se llenaron de carros y autobuses, y los miles de visitantes requerían de alimentos y otros servicios.
Así que todos los pobladores se dedicaban al comercio informal, vendían de todo: café con pan, menudo, pozole, taquitos, tamales, comida casera, dulces, refrescos, y desde luego botes, garrafas y cubetas para que los visitantes pudieran llevarse su dotación de agua, de tal suerte que a Tlacote llegaron cientos de miles de personas de todos los estratos sociales, es decir, desde la gente más humilde hasta aquellos que arribaban en automóviles de lujo con placas tanto de Querétaro como de todos los estados del país inclusive de Estados Unidos, y desde luego también vinieron japoneses, alemanes, españoles, argentinos incluso grandes personajes como José José, Julio Iglesias, Juan Gabriel y Michel o Magic Jhonson, todos necesitados de salud.
Se decía que el agua del Tlacote todo lo curaba: diabetes, epilepsia, artritis, cáncer y hasta Sida, por ello hoy en día se afirma que más de tres millones de personas acudieron a beber de aquél líquido mágico y misterioso, y millones más la bebieron en muchos países llevada por los peregrinos que acudían al pozo de los milagros; la fila para recibir agua fluctuaba cada día entre cinco mil y 10 mil personas.
Muchos de los que acudieron en aquella época a la hacienda, todavía recuerdan que era un sitio limpio, sus muros bien pintados y con muchos árboles frondosos que proporcionaban excelente sombra a la multitud, «Todo estaba perfectamente bien organizado y las filas de gente se movían con gran fluidez. Al llegar había que registrarse, luego la esposa de Don Jesús, quien era médico, revisaba a cada visitante y decidía la cantidad y dosis apropiadas, recetando agua en forma oral, externa o incluso como gotas para los ojos. Todos la atiborraban con infinidad de preguntas. El trabajo era arduo y agotador, pero la señora Chaín lo hacía con mucho gusto y dedicación, trabajando sin descanso de 9:30 de la mañana a 15:30 de la tarde todos los días».
Añaden, cuando Gobierno del Estado se dio cuenta del fenómeno social, no tuvo de otra más que colaborar, así que sin mucho protocolo proporcionó unos enormes tanques de acero inoxidable para depositar el agua que se bombeaba desde el pozo y de ahí se servía a la infinidad de recipientes plásticos que la gente adquiría con los vendedores del pueblo. Aquello era una auténtica romería, con gente llena de fe y esperanza, tal y como si estuvieran adquiriendo el agua de Lourdes.
En aquel tiempo, muchos reporteros hicimos investigaciones y nos apoyamos con especialistas en temas hídricos y sobre todo con aquellos que cuentan con los instrumentos necesarios para medir la calidad del agua, la pregunta recurrente por nuestra parte era: ¿Tiene alguna sustancia especial que haga curativa y milagrosa esta agua?, y aunque nos hubiera encantado escuchar otra cosa, la respuesta era siempre la misma: Es agua común y corriente, es agua limpia y ligera de pozo y punto, sin embargo la gente creía en ella y para muchos era su última oportunidad, y esa fe aunado a que antes no tomaban agua en abundancia y ahora lo hacían por gusto y por prescripción médica trajo como resultado que muchos lograran aliviarse.
Investigadores de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) analizaron el agua y concluyeron que ésta no contenía propiedades distintas a la que se vendía como potable. Incluso, el entonces director del Centro de Estudios Académicos sobre Contaminación Ambiental (CEACA), Alfonso Pérez, aseguró que era falso que este líquido tuviera una densidad diferente.
De acuerdo a los reportes de la época emitidos por la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, hubo días que acudían por agua un promedio de tres mil personas, quienes formaban largas filas a la entrada del rancho de Chaín Simón. Durante el año de 1991, por lo menos un millón de personas acudieron a Querétaro para obtener el agua milagrosa.
Cabe destacar que una vez al mes salía un autobús desde San Antonio, Texas, rumbo a Querétaro, con peregrinos que venían en busca de las aguas curativas de Tlacote, la salida era los viernes por la tarde y el regreso el lunes por la mañana, contemplaba una parada para pasar la noche en el estado de San Luis de Potosí, y el viaje costaba solamente 145 dólares.
La fama llegó a todo México, Estados Unidos, Canadá y luego a otros países, tan así que arribaban a Tlacote decenas de autobuses de todas partes de la República y de la Unión Americana que hacían viajes especiales para la compra y consumo de dicho brebaje. Entre los asistentes había pacientes con enfermedades de diversos niveles de gravedad, llegando incluso a presentarse enfermos con padecimientos crónicos o en fase terminal, que asistían con la esperanza de recibir los beneficios del líquido milagroso.
Varias personas declararon haber sanado de sus males, aunque científicamente se afirmaba que la percepción de las mismas era un ejemplo del efecto placebo, es decir, un fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia sin efectos directamente relacionados con lo que estaría causando la enfermedad; sin embargo, con el tiempo la fama del lugar se fue desvaneciendo hasta prácticamente desaparecer.
Aunado a que el 10 de junio de 2004 falleció Jesús Chaín Simón. Como un hecho por demás extraño debido a que el descubridor del agua de Tlacote murió víctima de cáncer, la misma enfermedad que — entre 1991 y 1993 — él logró sanar en miles de personas de todo el mundo.
Hoy en día, la hacienda de Tlacote es propiedad de Arturo de Cosío, la cual sigue tan hermosa como la recordamos hace 20 años, con sus enormes muros de piedra bien pintados, árboles inmensos con troncos anchos y frondosas copas que invitan a disfrutar de su sombra, y ahí también se encuentra absolutamente todo lo que se utilizó durante tres años para bastecer de tan codiciado líquido a miles de peregrinos.
En esta impresionante construcción, fuimos recibidos por su propietario que con gran amabilidad nos invitó a realizar un recorrido por donde aún permanecen los enseres que hicieron famoso a este sitio: los tanques de acero inoxidable, las llaves, mangueras, una embotelladora, y una hemeroteca donde se encuentran todas y cada una de las notas informativas y reportajes gráficos que fueron publicados en distintos periódicos y revistas de circulación nacional.
Durante este recorrido Arturo de Cosío comentó que Tlacote el Bajo es una población tranquila que aunque está alejada de la ciudad cada día se está urbanizando más, «estas son de las pocas tierras de cultivo con que todavía cuenta el municipio de Querétaro; aquí sé vive muy tranquilo, de lo que fue hace muchos años la hacienda de Tlacote, únicamente queda el casco y unas cuantas hectáreas que lo circundan y lo demás está repartido en ejido y desafortunadamente el ejido a su vez vendió a los fraccionadores».
Afirmó que existen datos de las primeras mercedes que fueron otorgadas por el Virrey y que tienen más de 400 años, «claro que en un principio esto inició con el puro terreno y algunas chozas, pero al pasar de los años y con los distintos dueños fue creciendo el área de construcción, y finalmente con el auge de principios del siglo anterior fue posible realizar las últimas construcciones del lo que es hoy en día la hacienda de Tlacote».
***PIES DE FOTOS
HACE exactamente 20 años el fenómeno del agua milagrosa de Tlacote era tema de conversación en prácticamente todo el mundo.
EN 1991 Jesús Chaín dueño de la hacienda localizada en Tlacote perforó un pozo para darle de beber a sus animales y para su sorpresa este líquido además de calmar la sed del ganado curaba los males que pudiera padecer.
EL AGUA milagrosa de Tlacote era tema hace 20 años en la prensa nacional e internacional, se decía que era agua de vida que todos ambicionaban beber, de hecho aún existe una hemeroteca donde se encuentran todas y cada una de las notas informativas y reportajes gráficos que fueron publicados en distintos periódicos y revistas de circulación nacional entre 1991 y 1993.
SE DECIA que el agua del Tlacote todo lo curaba: diabetes, epilepsia, artritis, cáncer y hasta Sida, por ello hoy en día se afirma que más de tres millones de personas acudieron a beber de aquél líquido mágico y misterioso.
HOY EN DIA, la hacienda de Tlacote es propiedad de Arturo de Cosío, la cual sigue tan hermosa como la recordamos hace 20 años, con sus enormes muros de piedra bien pintados, los árboles inmensos, con troncos anchos y frondosas copas que invitan a disfrutar de su sombra.
EN LA HACIENDA aún permanecen los enseres que hicieron famoso a este sitio: los tanques de acero inoxidable, las llaves, mangueras y una embotelladora.
LA FAMA del agua de Tlacote, llegó a todo México, Estados Unidos, Canadá y luego a otros países, tan así que arribaban a esta comunidad decenas de autobuses de todas partes de la República y del sur de la Unión Americana que hacían viajes especiales para la compra y consumo de dicho brebaje.
DE ACUERDO a los reportes de la época emitidos por la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, hubo días que acudían por agua un promedio de tres mil personas, quienes formaban largas filas a la entrada del rancho de Chaín Simón.
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