«Un crimen», avalar la Ley de Seguridad, advierte Sicilia a legisladores
Jesusa Cervantes
(apro).-
Organizaciones de derechos humanos recriminaron a diputados integrantes de la Comisión de Defensa Nacional la posible aprobación de la Ley de Seguridad, y les advirtieron que, de avalar esa reforma, serán “cómplices” de un marco legal para la violencia y no para la paz.
El grupo de activistas pidió a los legisladores no traicionar a la ciudadanía, pues de hacerlo, lo único que comprobarán es que las instituciones están podridas.
Al encuentro, que inició a las seis de la tarde, asistieron el poeta Javier Sicilia y el activista Eduardo Gallo y Tello, así como el padre Alejandro Solalinde, de Oaxaca; Julián LeBarón, de Chihuahua; el exombudsman capitalino Emilio Álvarez Icaza, el padre Miguel Concha Malo; Edgar Cortez, y representantes de varias organizaciones de derechos humanos.
De parte de los diputados federales acudieron Enrique Ibarra, del PT; Francisco Moreno, del PRI; Pablo Escudero, del PVEM; Teresa Incháustegui, del PRD, así como los petistas Fernando Noroña y Porfirio Muñoz Ledo, y finalmente Manuel Clouthier.
Los representantes de las ONG obligaron a los legisladores a fijar el sentido de su voto en caso de llevarse el dictamen al pleno.
El primero en tomar la palabra, Pablo Escudero –autor de los principales cambios que se han hecho al primer borrador presentado ante legisladores– se vio acorralado, no supo que responder y empezó asegurando que estaba a favor del respeto de los derechos humanos, por lo que fue increpado por los asistentes, quienes entre gritos le decían que la respuesta era muy sencilla: “Sí o no”.
Incapaz de matizar, Escudero atinó a decir: “Sí, estoy con ustedes”.
El priista Francisco Merino sostuvo que él votaría en contra de la reforma.
Ya iniciada la reunión, llegaron las panistas Gabriela Cuevas y Adriana Fuentes.
Cuando tocó el turno a Cuevas, dijo que no podía dar el sentido de su voto porque no hay un documento formal sobre el “dictamen”, y que lo único que se conoce es un documento de trabajo.
Su respuesta molestó a los activistas, quienes la increparon, e incluso se escuchó una voz que reviró: “Es usted una vergüenza como diputada”.
La perredista Teresa Incháustegui pidió que se serenaran todos y que lo principal era el respeto; sin embargo, para ese momento, hora y media después de iniciado el encuentro, los integrantes de las ONG dieron por terminada la reunión.
De todos los participantes que tomaron la palabra, el posicionamiento más sentido fue el de Javier Sicilia, quien incluso recibió aplausos al concluir su intervención.
Recordó que se hizo una marcha nacional, “pero tuvimos que venir aquí porque parece que no nos han oído al pretender aprobar esta ley”.
Detalló que si así como están ahora los militares en las calles, fuera de la ley, se han cometido abusos y hay 40 mil muertos; avalar esta ley sería “un crimen amparado en la legalidad”.
Luego, dijo a los legisladores: “Ustedes no representan a la ciudadanía, sino a sus intereses… el corazón de las instituciones está podrido”, sentenció.
“Esta ley es para seguir asesinando a la sociedad… la seguridad nacional es defender la autosuficiencia alimentaría, los bosques y no para arrasar con el tejido social”, lamentó.
Sicilia acusó a los legisladores de estar discutiendo “fuera de la realidad, mientras abajo nos están matando”. Consideró que los militares deben ser los custodios de la paz y no de la guerra.
“Y ese Ejército no protegió los derechos de mi hijo, los de Atenco, los del michoacanazo, y ¿qué podemos esperar ahora que se les quiere dar legalidad en las calles?”, cuestionó.
| “¡¡¡Les exijo desde mi dolor que no aprueben esa ley!!!”, demandó a los legisladores, alzando la voz y evidenciando un mar de impotencia.
Después, en tono afable, conminó: “No nos traicionen, no pasen esto… si lo hacen, serán cómplices. Aprobar la ley será criminal”.
Antes, el padre Solalinde dijo a los legisladores que “lo que se vive allá, en el sur, es muy diferente a lo que se vive aquí en el Distrito Federal, en Polanco… Abajo, en el sur, está la chinga”.
Recordó que, en estos momentos, lo que padecen los migrantes son violaciones a sus derechos a manos de cuerpos policíacos corruptos, que las leyes no se aplican como debe ser y que los trabajadores están pagando un precio muy caro.
Propuso como salida a toda la inconformidad social, se frene la aprobación de la ley y se abra un nuevo proceso en el que se pueda dar una consulta pues, advirtió, “la violencia sólo trae violencia”.
Enardecido, el religioso retó “al presidente de la República” para que en lugar de dar más dinero al Ejército, lo canalice a educación, lo invierta en la gente, “porque lo más importante es la gente”.
Después, en tono sereno pero de alarma, el padre Solalinde dijo que a Felipe Calderón sólo le queda un año de gobierno, pero el que lo suceda tendrá que afrontar a una sociedad molesta.
“La sociedad civil está despierta y estamos dispuestos a dar la vida para defender nuestros derechos humanos”, advirtió.
A su vez, Eduardo Gallo y Tello, expresidente de México Unido contra la Delincuencia, sostuvo que se tiene que discutir un proyecto de reforma para ver cómo actuar frente a la violencia y no ante la paz.
Consideró que la estrategia de Calderón “está mal” y lo único que ha generado es detonar más violencia, “pero somos nosotros los que ponemos los muertos y la sangre”.
Luego hizo un llamado: “No más poder a los militares y policías, pensar más bien en cómo devolver la paz”.
Antes del encuentro, el petista Porfirio Muñoz Ledo entregó un mensaje del presidente de la Comisión de Gobernación, el panista Javier Corral, quien ofreció no convoca a la comisión para aprobar el proyecto, por lo tanto no habría dictamen si se toma en cuenta el procedimiento parlamentario.
Los legisladores detallaron que el procedimiento parlamentario para sacar adelante la reforma está mal de origen y ésta no será válida si las cinco comisiones en las que se encuentra no dictamina la minuta.
El encuentro
La presencia de los activistas se debió a que un día antes, el martes 26, ellos mismos irrumpieron en la reunión de la Comisión de la Defensa, pues alguien les había dicho que en ese momento se estaba votando la minuta de las reformas a la Ley de Seguridad Nacional.
El hecho resultó falso, pues los legisladores estaban aprobando otras modificaciones en materia militar, como el apoyo federal a los deudos de elementos del Ejército caídos en el deber y que, finalmente, se aprobó este miércoles en el pleno.
Una vez aclarado el punto, los representantes de las ONG se quedaron en la sesión y al término de ésta fueron atendidos por el grupo de 12 legisladores.
El compromiso fue que se les recibiría al día siguiente y las organizaciones sociales entregarían una propuesta de reforma por escrito, hecho que no se dio hoy, por lo que todos manifestaron, de viva voz, su inconformidad, preocupación y propuestas.