El Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl
del recinto sagrado de México-Tenochtitlan
Eduardo Matos Moctezuma, Raúl Barrera Rodríguez
A reserva de los resultados que en el futuro brinde la continuación de las excavaciones, en las siguientes páginas damos a conocer algunas de las características arquitectónicas del templo mexica dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl localizado en la calle de Guatemala núm. 16, Centro Histórico, ciudad de México, y una propuesta en relación con su simbolismo.
A Ehécatl-Quetzalcóatl, deidad que precedía a la lluvia, se le representaba generalmente con un gorro cónico, una máscara bucal con forma de pico de ave, orejeras epcololli o concha torcida, un sartal de caracoles y un pectoral hecho con un caracol cortado en sección, conocido como joyel del viento, entre otros elementos.
Códice Magliabechiano, f. 61r.
Reprografía: Marco a. Pacheco / Raíces
La investigación y protección del patrimonio arqueológico asociado a un área específica del Centro Histórico de la ciudad de México han sido una de las premisas fundamentales del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Museo del Templo Mayor del INAH. Desde su creación en 1991, el PAU ha emprendido numerosas intervenciones que han permitido ahondar en los procesos de transformación cultural que a lo largo de siete siglos de ocupación constante han ocurrido en el espacio que ocupó el recinto sagrado de México-Tenochtitlan (Matos, 1992, 1993, 1999).
Sin duda, una de las intervenciones más sobresalientes que en el marco de este programa se han efectuado son los hallazgos realizados recientemente en el predio de la calle de Guatemala núm. 16: los restos arquitectónicos de lo que planteamos es parte del templo mexica dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl. Nuestra intervención en el predio se debió, fundamentalmente, a la solicitud que los propietarios del Hotel Catedral hicieron al INAH para que se llevaran a cabo estudios de carácter arqueológico, ya que pretendían realizar trabajos de ampliación en el inmueble mencionado.
El área de estudio tiene una extensión de alrededor de 45 m de longitud por 18 de ancho, y cubre una superficie aproximada de 551 m2.
La primera etapa de los trabajos se desarrolló entre el 7 de diciembre de 2009 y el 15 de abril del 2010. A reserva de los resultados que en el futuro brinde la continuación de las excavaciones, en las siguientes páginas damos a conocer algunas de las características arquitectónicas de este importante edificio mexica y una propuesta en relación con su simbolismo.
Las excavaciones
Con la colaboración de diversos especialistas, como el arqueólogo Iván Urdapilleta Caamal (jefe de campo), Israel Fuentes Martínez, la restauradora Federica Grifi y el dibujante Alfredo Reyes Castro, los trabajos de excavación arqueológica se iniciaron con la apertura de cuatro pozos de sondeo de 2 m por lado, los que posteriormente se convirtieron en una cala estratigráfica orientada de norte a sur y finalmente en una excavación extensiva de aproximadamente 30 m de longitud por 9 de ancho. A la fecha, la información recuperada corresponde a las épocas prehispánica, colonial y moderna.
Respecto de la época moderna, se encontraron restos de pisos de mosaico, firmes de concreto, drenajes y registros de tabiques rojos, así como tuberías para agua potable y rellenos de cascajo. Sobre la época colonial se tienen, fundamentalmente, evidencias de dos momentos ocupacionales; al más reciente, principios del siglo XIX, corresponden restos de zapatas de cimentación elaborados con piedra de cantera unidas con mezcla de cal y arena, así como restos de los desplantes de algunos muros divisorios de lo que fue el edificio que –de acuerdo a comentarios de quienes lo conocieron– fueron dañados severamente por los sismos de 1985. En la década de los noventa, el edificio que aún funcionaba como vecindad se derrumbó parcialmente y fue necesario demolerlo casi en su totalidad. En relación con el primer momento de ocupación colonial (el más temprano), consideramos que es de la segunda mitad del siglo XVI, ya que se trata de los restos de casas construidas directamente sobre los vestigios prehispánicos.
Incluso en la construcción de los muros es evidente la reutilización de piedras careadas de esa época.