¿Tienes cultura bicicletera?
Pablo León
El País
Carriles bici, aparcamientos, seguridad o un notable volumen de ciclistas. Esos podrían ser los parámetros para definir una ciudad pro bici. Pero para estar inmerso en la cultura bicicletera no hay que vivir en una urbe que cumpla estos requisitos. Puede que el lugar donde habitas sea hostil a los pedales, que no se fomenten las dos ruedas o que te miren raro; incluso allí puedes ser un bicifreak. Aunque tiene rasgos diferenciales, la cultura de la bici es dificil de definir. Hasta que haya un tratado del ciclista urbano del siglo XXI, quince frases para saber si posees cultura urbana de pedales.
Guerra al coche
Política de urbanismo de Zurich: hacer la vida imposible a los conductores. Como la ciudad suiza, Copenhague, Viena o Múnich afrontan sus problemas de movilidad confiscando espacio al automóvil. En Londres o Estocolmo, para acceder al centro se obliga al pago del denominado impuesto por congestión. Y una asociación de municicpios alemanes solo permite la entrada a sus cascos urbanos a coches con bajos niveles de emisión de gases como el dióxido de carbono. Esto, unido a la política pro bicicleta, que existe en gran parte del continente europeo, transmite la idea de que en el modelo de ciudad del Viejo Continente, la política es la guerra al coche. Esa conclusión extrae una periodista de The New York Times al comparar los modelos urbanos de ambos lados del Atlántico. En este se expulsa al coche; en el otro, en demasiados lugares, se facilita su uso.
Pablo León
La gente anhela ir en bici. Pese a que en muchas ciudades no se potencie, aunque se enciendan hogueras dialécticas para criticar a los biciclistas y a pesar de que algunos conductores no respeten a las dos ruedas, la sociedad quiere pedalear. Esas actitudes son una especie de miedo a lo desconocido. Como una contagiosa cainofobia o temor a la novedad. La inercia grupal lleva a rechazar las actitudes que no son similares a las de la mayoría. Algo diferente, que funciona, cuestiona el enfoque del resto y la primera reacción es la negación. Si no que se evalúe la política de decoración de la República Democrática de Alemania: clavaban los muebles en los pisos para que no se pudieran cambiar de lugar; así cuando el vecino del tercero acudiera de visita no podía pensar que era mejor que el suyo. Aunque su modelo de alicatar sillones y armarios cayó en 1989, IKEA ha conseguido lo que los comunistas deseaban: que todos los salones sean iguales con su estantería Billy y su mesa Lack. La bici es como un mueble vintage en un salón de la marca sueca. Impresiona y, en el fondo, todos quieren usarla. Del mismo modo que en la RDA todos los vecinos querían cambiar sus muebles de sitio.
Pablo León
381 kilómetros en ocho días. Esos son los números de los XIV Encuentros Cicloturistas que empiezan el próximo 8 de julio. La decana cita reúne a cientos de personas en un recorrido de cultura, paisaje y pedales. El ciclismo deportivo ha sido una de las modalidades más populares en España desde que el uso urbano de la bicicleta quedó relegado por el desarrollismo y un mal entendido concepto de progreso. El cicloturismo también. Ahora, que pedalear por el centro de las urbes recupera brillo, no hay que olvidarse del placer de disfrutar unas vacaciones desde el sillín.
Pablo León
Usar la bicicleta en verano en una ciudad como Madrid requiere estrategia. Entre las 13 y las 20 horas es casi imposible pedalear más de diez minutos sin deshidratarse. Un uso estratégico no implica dejar de utilizarla así como el calor tampoco obliga a reducir los viajes en transporte público. Pero verano en la ciudad se asocia al coche. «En julio en Madrid no queda nadie», se justificaba un amigo para acercarse al centro en coche. Es cierto que el primer fin de semana de julio salieron de Madrid cerca de 600.000 vehículos pero en el mismo mes del año pasado, visitaron la ciudad 664.724 turistas. Equilibrio. Los visitantes no usan tanto el coche como los locales. Aún así cualquiera que haya recorrido la ciudad la última semana habrá notado que no hay menos coches. Quizá lo contrario. La idea de la migración estival y el calor asfixiante provocan que algunos ciudadanos, que no suelen conducir, se pasen al coche en verano. Y eso acentúa el calor en la urbe porque los coches hacen las ciudades aún más calientes.
Pablo León
Una palabra define la fiesta más importante del año en Madrid: Orgullo. Las celebraciones del barrio de Chueca, manifestación incluída, congregan a madrileños y foráneos en una jornada festivo-reivindicativa. Lo del verano es casualidad. El mes de junio es el mes del orgullo LGTB debido a que el 28J de 1969 una brutal redada policial vació el Stonewal Inn de Nueva York. Ese fue el inicio de una guerra que unió a gais, lesbianas, transexuales y bis que empezaron a luchar por sus derechos públicamente. En Madrid, la cita ha pasado de proscrita a fiesta icono de la ciudad. Y os pregutaréis: ¿qué tiene en común el activismo LGTB con la bicicleta?
Pablo León
Conducir engorda. En las ciudades con una movilidad dominada por las cuatro ruedas hay más habitantes obesos que en las que apuestan por la bici, el transporte público y los paseos. Además, cada hora adicional que se pasa al día dentro del coche provoca un aumento del riesgo de volverse obeso de un 6 por ciento. Pero esto lo sabe, o lo intuye, todo el mundo. Lo curioso es que un estudio ha encontrado la conexión entre la distancia recorrida en el coche y la cintura media: si en un año concreto aumentan los kilómetros recorridos en coche, seis años después el número de personas con sobrepeso crecerá en una proporción similar. Un flashforward que nos permite intuir la sociedad que estamos creando.
Pablo León
Esta tarde partido de bici polo. No es común comprar entradas para esta particular cita deportiva. Pero durante el European Hardcourt Bike Polo Championship (del 23 al 26 de junio en Badalona) se pueden ver los partidos más importantes de esta curiosa modalidad deportiva. Esta es la versión urbanita del deporte que, aunque lo parezca, no es un invento de modernos alocados. Surgió a finales del siglo XIX, fue reto olímpico en 1908 y muy poca gente ha oído hablar de él. Hace unos años se creó una nueva modalidad que se juega en fixie. Desde entonces, el bici polo vive una época dorada. Para echar un partido se necesitan dos equipos de 6 personas, una bici para cada uno, un palo y una pelota. El equilibrio, la soltura con el manillar y la técnica de esquivar los sutiles golpes de los contricantes se cogen con la práctica.
Pablo León
La Forkless Cruiser (arriba) parece divertida. No conozco a nadie que la haya usado pero recorrer la ciudad montado en esa sinuosa bicicleta debe ser toda una experiencia. Sin duda, es la más original de todas las bicicletas que aparecen en la reseña. Pero aunque no sean tan surrealistas, aquí van el resto de bicis en las que pedalearía.
Pablo León
Mi compañera de piso se ha comprado una bicicleta. Después de sentir el aire en la cara yendo de paquete, de oír hablar diariamente de bicicletas y ver una cada día en la puerta no ha podido evitar caer en la tentación. El verano también ha ayudado. Ya la tiene pero las últimas dos semanas cambios, sillines, plegables o eléctricas han copado la actualidad informativa de la república independiente de nuestra buhardilla. Le he repetido las cuatro premisas básicas a la hora de elegir una bici de ciudad: nada de mountain bike; el peso importa, la amortiguación no; mejor seis cambios buenos que 21 malos y los complementos (luces, guardabarros, timbre, alforjas…) te hacen la vida más fácil. Luego hemos navegado, visitado foros y llamado a tiendas. Con tanta barra brillante, pedal de diseño y freno tensado me han entrado ganas de ser infiel a mi Kastel azul. Diez bicicletas que no me importaría poseer.