Asesinadas dos periodistas en Ciudad de México
El País
Los cuerpos de dos reporteras de una revista de investigación han sido encontrados estrangulados en un parque de la capital
EFE – Ciudad de México –
Las periodistas mexicanas Marcela Yarce, de la revista Contralínea, y Rocío González Trápaga, quien trabajó varios años para la cadena Televisa, han sido asesinadas y sus cuerpos fueron hallados ayer en un jardín del sureste de la Ciudad de México. Fuentes cercanas a esta revista de investigación dijeron que las mujeres aparecieron estranguladas y desnudas.
El director de Contralínea, Miguel Badillo, informó que las dos desaparecieron en la noche del miércoles y fueron halladas ayer en el parque El Mirador, en la delegación Iztapalapa. No sabemos por qué», dijo Badillo consternado por la muerte de sus compañeras, quienes «eran muy amigas y habían quedado de verse anoche [del miercoles]» y después ya no se supo nada de ellas, hasta ayer cuando sus cadáveres fueron encontrados en Iztapalapa.
Contralínea señaló que las reporteras fueron asesinadas entre la noche del 31 de agosto y esta mañana. «Quienes integramos el equipo de periodistas de este medio de comunicación, con profunda tristeza pero también con indignación, exigimos a las autoridades el esclarecimiento de estos lamentables hechos. Nos unimos a la pena que embarga a familiares y amigos de las dos periodistas y reclamamos justicia», concluyó la revista.
Contralínea, con nueve años de vida, ha abordado temas espinosos de corrupción y sus trabajadores han sido acosados en repetidas ocasiones. El año pasado, desconocidos ingresaron a las oficinas de Contralínea, en Ciudad de México, y robaron material periodístico y contable, además de la computadora portátil del director. A los periodistas de esa publicación se les han otorgado medidas cautelares.
El país más peligroso de América Latina para los periodistas
México es considerado el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo. Con la muerte de estas dos reporteras, suman 74 los informadores mexicanos asesinados desde el año 2000, según datos de organizaciones humanitarias. El pasado 25 de agosto fue asesinado en Sinaloa, noroeste del país, el periodista Humberto Millán Salazar, que había sido secuestrado un día antes. Para la organización Article19 los periodistas en México están en una situación de alerta por la «impunidad rampante», lo que da una señal a los «perpetradores de que (matar a un periodista) no tiene ninguna consecuencia».
«Esta falta de protección del Estado mexicano ha generado que los periodistas tengan que optar por un silencio lacerante para el derecho que tiene la sociedad a la información», dijo a EFE Darío Ramírez, director de Article19 para México y Centroamérica. Ante este panorama de inseguridad, «va colocando a la prensa en un rincón, donde está quedando amordazada, silenciada y con justificable miedo», ha dicho Ramírez.
«El mantener este nivel de violencia contra la prensa está generando un nivel de desinformación clara, independientemente que los móviles no los conozcamos. El mensaje es claro: buscar el silencio de este sector», ha agregado. El director de Article19-México ha destacado que estos son los primeros crímenes en casi tres décadas cometidos contra periodistas en la capital mexicana, después del asesinato en 1984 del columnista Manuel Buendía, «La vulnerabilidad de la prensa en México siempre ha estado fuera de las grandes urbes, principalmente de Ciudad de México.
En provincias la vulnerabilidad es mayor», destacó. Según Article19, son ya ocho las muertes violentas de periodistas mexicanos en lo que va de este año, mientras que desde 2000 a la fecha son 74, además 11 desaparecidos desde 2003. En los últimos tres años la organización ha promovido el exilio de nueve informadores que estaban amenazados.
Por su parte, Mariano Morales, del consejo de la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex), ha dicho que la impunidad que impera en los asesinatos de periodistas alienta los crímenes contra éstos. Morales ha indicado que en los asesinatos de los periodistas se dan en un contexto de «aguas revueltas» en las que se pueden encubrir algunos de estos hechos como una acción del crimen organizado. «Lamentablemente» estos asesinatos «pueden seguir si se mantiene la impunidad», ha agregado al señalar que son pocos los casos que se resuelven.