En México lo recuerdan como nuncio apostólico, el “embajador del Papa” que recibió en su país al anciano Juan Pablo II en 2002 durante su última visita con motivo de la canonización del indígena Juan Diego, vidente de la Virgen de Guadalupe.
Casi cinco años han pasado desde que, en diciembre de 2006, Giuseppe Bertello dejó tierras mexicanas y ya llegó a un puesto de primer nivel en Roma: gobernador del Vaticano.
El pasado fin de semana Benedicto XVI designó a este prelado italiano de 68 años como nuevo presidente del Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, la institución que gestiona la administración del enclave de 44 hectáreas de extensión ubicado en el corazón de la capital italiana. Sustituirá en el cargo al cardenal Giovanni Lajolo, quien presentó su renuncia tras superar la edad jubilatoria de 75 años.
Desde su nueva responsabilidad Bertello entrará de lleno en las “grandes ligas” de la Curia Romana, porque como gobernador le tocará decidir sobre toda la estructura logística que permite funcionar a la máquina del “Estado más pequeño del mundo”. Asumirá el próximo 1 de octubre, justo el día en que cumpla los 69. En su persona se concentrará el “poder ejecutivo” a nombre del Papa, convirtiéndolo de facto en una especia de primer ministro.
Una de las razones de su ascenso, luego de su buen desempeño como nuncio apostólico en Italia (quizás la embajada pontificia más importante del mundo), ha sido su amistad personal con el “número dos” del Vaticano, el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone. Ambos son originarios del Piamonte, la norteña región italiana. Ambos proceden de la misma diócesis: Ivrea. Viejos conocidos pues.
Es razonablemente previsible que Bertello alcance pronto el título de cardenal, quizás en el próximo Consistorio público que según se rumora en Roma podría tener lugar antes de fin de año, quizás en noviembre próximo.
Serafines susurran.- Que el mismo Vaticano puso, en blanco y negro, una de las razones que profundizaron la ya de por sí triste tragedia de los abusos sexuales a menores perpetrados por clérigos católicos en Irlanda. En varias ocasiones hemos señalado en este espacio que gran parte de la responsabilidad de la vergüenza pública es atribuible a una mala (en ocasiones pésima) gestión de algunos obispos a las denuncias recibidas.
En un documento publicado el 3 de septiembre pasado la Santa Sede no sólo reconoció la negligencia de sus pastores, sino que fue mucho más allá y habló de “graves e inquietantes errores”. El escrito fue una larga respuesta a las críticas lanzadas por el primer ministro irlandés, Enda Kenny, que en julio y ante el parlamento de aquel país cargó contra El Vaticano al cual acusó de obstaculizar investigaciones civiles sobre los curas pederastas. Kenny se inspiró en las conclusiones del reporte de una comisión dedicado a las denuncias de abuso en la diócesis de Cloyne. La respuesta vaticana no deja espacio a la especulación (se puede leer un resumen aquí):
La Santa Sede ha examinado cuidadosamente el Cloyne Report, que ha evidenciado graves e inquietantes errores en la forma de afrontar las acusaciones de abuso sexual de niños y jóvenes por parte de eclesiásticos en la diócesis de Cloyne.
La Santa Sede desea reafirmar, ante todo, su profunda repugnancia por los delitos de abuso sexual sucedidos en esa diócesis y lamenta y se avergüenza profundamente por los terribles sufrimientos que las víctimas y sus familias han tenido que soportar en la Iglesia de Jesucristo, lugar donde eso jamás tendría que ocurrir. La Santa Sede está muy preocupada por los hallazgos de la Comisión respecto a las graves carencias en el gobierno eclesial de la diócesis y el trato inadecuado de las acusaciones de abuso.
Es particularmente alarmante que todas estas deficiencias hayan podido suceder a pesar de que los obispos y los superiores religiosos hayan asumido el compromiso de aplicar las líneas guía desarrolladas por la Iglesia en Irlanda a fin de ayudar a garantizar la protección de los niños, y a pesar de las normas y de los procedimientos de la Santa Sede relativos a los casos de abuso sexual. En cualquier caso, la actitud adoptada por la Iglesia en Irlanda en tiempos recientes respecto al problema del abuso sexual de menores se está beneficiando de la experiencia en marcha y está demostrando cada vez mayor eficacia en la prevención de la repetición de tales delitos y en el trato de los casos que surgen.
Querubines replican.- Que ayer 7 de septiembre inició en Roma el anual curso para “obispos novatos”, un entrenamiento a fondo sobre diversos aspectos relacionados con el gobierno de la Iglesia católica en el cual participan más de 100 obispos de todo el mundo nombrados en sus puestos en los últimos 12 meses.
Entre los asistentes destacan cuatro mexicanos, todos obispos auxiliares: Eugenio Lira Rugarcía y Dagoberto Sosa Arriaga de Puebla, Efraín Mendoza Cruz de Tlalnepantla y Juan Espinoza Jiménez de Morelia. Ellos y sus colegas serán recibidos en audiencia por el Papa Benedicto XVI la mañana del próximo 15 de septiembre en la residencia estiva del Vaticano de Castelgandolfo, a 20 kilómetros al sur de la capital italiana.
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