Cristina Payán, madre y maestra
Si en la calle veía a alguien con cualidades artísticas, le montaba una muestra, dice su hija Inna
MERRY MACMASTERS
Periódico La Jornada
Educadora, promotora cultural, museóloga, esposa, madre, amiga, Cristina Payán representó y representa distintos valores para muchas personas a 16 años de su muerte ocurrida el 13 de julio de 1997.
Formada como profesora normalista, Cristina Stoupignan de Payán trabajó en escuelas como la Manuel Bartolomé Cossío, fundada por el refugiado español José de Tapia Bujalance y su esposa, Graciela.
Luego fundó sus propias escuelas: Kairos y Melanie Klein, expresa su hija Inna Payán Stoupignan. Fue maestra de primaria del artista Gabriel Orozco y se ha dicho que ejerció una influencia profunda sobre el escultor, así como sobre muchos de sus compañeros de generación.
Con motivo del décimo aniversario luctuoso de Cristina, un texto de su esposo, Carlos Payán Velver, intitulado Madre y maestra, dio pie a una exposición conmemorativa en el taller Galería Tiempo Extra Editores, de su hijo Emilio.
El director fundador de La Jornadaescribió: Ella era maestra. Su vocación: enseñar. Les enseñaba a leer, a escribir. Les enseñaba a estudiar, a descubrir, a mirar, a crear en libertad. Eso era en el jardín de niños, luego en la primaria. Luego en la vida. Algunos tenían el don que ella supo reconocer tempranamente. No dejó desde entonces de estimularlos y festejarlos. Así con otros, más tarde, con los jóvenes pintores.
Comprometida con las causas sociales, el artista Eloy Tarsicio recordó ( La Jornada, 14/7/07) a lagran admiradora de mi trabajo queme sedujo tanto que terminé muy afectuosamente cercano a ella. Caminamos por la vida muchos senderos. No nada más el de la obra, sino también en el Partido Comunista de México y luego en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
Carlos y Cristina PayánFoto cortesía de Inna Payán
Cristina Payán también se interesó por el arte popular a tal grado que se adentró en sus aspectos de comercialización y difusión, apunta su hija. Si a los jóvenes pintores les compraba algunas de sus creaciones,con el deseo de que ellos sintieran el reconocimiento a sus trabajos, pasó lo mismo con los artesanos, indica Inna Payán Velver.
Si descubría en la calle a alguno con cualidades, el que hacía esculturas con huesos de aguacate, por ejemplo, le organizaba una exposición en una galería, en el Museo Nacional de Culturas Populares, en un sindicato, agrega. También incursionó en la creación de collares artesanales.
En el sector cultural ejerció cargos como subdirectora del Museo Nacional de Arte, directora del Museo Nacional de Culturas Populares, que cuenta con una sala que lleva su nombre y que fue remozada, ampliada, dotada con nuevo equipo y reabierta en febrero de 2010. También fue coordinadora nacional de museos y exposiciones en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a la vez que creó el primer museo comunitario en Culhuacán.
Hace poco (La Jornada, 19/5/13), Yuriria Iturriaga relató la siguiente anécdota, ocurrida en 1975. Cristina Payán “me comentó alarmada: fuimos con el jefe del Departamento del Distrito Federal a visitar las obras del drenaje profundo y es algo terrible, ¡el agua de lluvia que baja por las vertientes de la serranía que rodea el valle de México será completamente entubada a gran profundidad para enviarla al mar!
Más tarde, la museóloga recuperó un laguito en un terreno baldío junto al convento de Culhuacán, donde creó el primer museo comunitario y celebró el regreso de las aves acuáticas.