A maquillar favelas
Anne Vigna
El próximo jueves 25 el Papa Francisco oficiará una misa multitudinaria en Río de Janeiro. Después hará una visita relámpago a la favela de Varginha. Para el primero de esos actos, cientos de trabajadores se afanan en los preparativos. Para el segundo no. Pocos albañiles y pintores están ahí para hacer sólo arreglos superficiales. “Maquillaje”, dicen con desánimo los habitantes del barrio, uno de las más pobres, contaminados y violentos de Brasil. Algunos creyeron que su condición miserable cambiaría gracias a la magna visita, pero el proverbial desdén y abandono de las autoridades no ha variado.
RÍO DE JANEIRO (Proceso).-
Muy lejos de la playa de Copacabana, donde cientos de trabajadores montan el gigantesco escenario para la misa que oficiará el Papa el jueves 25, en la favela Varginha –la cual visitará Francisco ese mismo día– sólo hay cuatro pintores trabajando. “Se cambiaron el pavimento y todas las luminarias de la calle por donde va a caminar el Papa. Ahora estamos pintado los muros cerca de la capilla y al final vamos a quitar los escombros. Nada más”, dice uno de ellos.
A 200 metros de la favela, en el campo de futbol y sus alrededores, donde se espera que 25 mil personas escuchen al Papa, el encargado Cecilio Luiz Souza sigue a la espera del cambio de la alambrada, prometido por funcionarios municipales.
“Estamos a una semana y creo que no van a cambiar nada. Para nosotros es una lástima. Al principio pensábamos que nos iban a construir una cancha nueva para la visita del Papa porque no es cualquier persona y mira cómo está maltratado el campo. Pero no. No cambiaron nada. Ahora sabemos que después de la venida de 25 mil personas el pasto va a quedar totalmente destruido”, dice este hombre, apasionado del futbol y no tanto de la religión.
Las mejoras en la favela se parecen a la imagen del Papa: son humildes y sencillas. Por eso cada persona que se anima a hablar con los periodistas –hasta ahora los más asiduos visitantes a esta zona– usa el término “maquillaje” y no habla de un “verdadero cambio”, como todos esperaban desde el 7 de mayo, cuando se supo que Francisco estaría en este lugar al menos una hora.
Nadie sabe por qué Varginha fue la escogida entre las más de 750 favelas de Río. “¿Por qué nosotros? No tenemos la menor idea. Aquí, la verdad, ni somos muy católicos. Por eso el Papa va estar en una capilla muy pequeña, porque no hay iglesia”, comenta Souza.
Varginha es una pequeña favela dentro de la zona llamada Manguinhos. A diferencia de las otras, construidas en las laderas de los montes que rodean la ciudad, ésta es plana. Tiene otra peculiaridad: un nivel muy alto de contaminación.
Según una investigación del Instituto Oswaldo Cruz (una de las más prestigiadas instituciones de investigación en temas de salud) aquí los niños tienen 500 veces más probabilidades de desarrollar cáncer o enfermedades neurológicas por el alto nivel de plomo en sus organismos. “El plomo está por todas partes: en el suelo, en el aire y en el agua”, comentó a la prensa en 2010 Rita Mattos, coordinadora del estudio.
La favela se desarrolló encima de un basurero donde hay niveles de plomo muy altos; además está rodeada de grandes vías, por lo que todo el tiempo se respira ahí el humo de los vehículos. Y por estar construida entre dos ríos –de aguas negras– se inunda todos los veranos, pues nunca se desazolvan esos cauces antes de la llegada de las lluvias.
“El lugar donde va a estar el Papa, nuestro campo de futbol, se inunda todos los años y ni la visita papal ha logrado que se haga el drenaje de los ríos”, comenta el exfutbolista Jairzinho, campeón mundial en 1970 y quien tiene una pequeña escuela de futbol en la favela. “El Estado está totalmente ausente aquí; no hay nada de ayuda. No necesito que me paguen para venir a este campo dos veces a la semana, pero no se puede hacer trabajo social sin algo de soporte”, agrega el exjugador.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1916 de la revista Proceso, actualmente en circulación