La historia en el arte

La historia en el arte

Ángeles González Gamio

Siempre que visitamos alguno de los edificios del Centro Histórico, que por su majestuosidad y belleza llamamos palacios, recordamos a Charles Latrobe. Fue un viajero inglés que visitó nuestro país en 1834 y se quedó tan fascinado que escribió un libro The Rambler in México, en el cual describe a la capital como la ciudad de los palacios. Erróneamente, la célebre frase se le ha atribuido a Alexander Von Humboldt, el explorador alemán que estuvo en 1801, cuando todavía éramos la Nueva España.

Acabamos de visitar el Palacio de Iturbide, ahora llamado Palacio de Cultura Banamex, situado en la avenida Madero. El gozo inicia desde la calle, al admirar su soberbia fachada barroca. Ingresamos al imponente patio con sus arcos de doble altura, para gozar con la exposición Colección de pintura del Banco Nacional de México. 130 años. 130 obras. Al poco tiempo de su nacimiento el ahora llamado Banamex, inició la colección de arte que ha ido incrementando incansablemente, incluso repatriando importantes obras y que en la actualidad es una de las más importantes de arte mexicano en nuestro país. Del impresionante acervo se seleccionaron 130 obras, de las mejores que resguardan de cada período histórico.

La muestra, dividida cronológicamente, principia en el arte novohispano con temas religiosos e históricos, retratos y los encantadores cuadros de castas, que nos dicen tanto de la época. Aparecen los artistas más sobresalientes del virreinato, como Juan Correa, Miguel Cabrera y Cristóbal de Villalpando; además de pinturas de distintos formatos, hay biombos y tablas enconchadas.

El siglo XIX está representado con una gran riqueza: se muestran los retratos academicistas de Pelegrín, Clavé Juan Cordero y Édouard Pingret. Cuadros de los artistas viajeros: Daniel Thomas Egerton, Johann Moritz Rugendas y el barón de Gros. En esa centuria surgió una vocación nacionalista que comenzó a expresarse con temas mexicanos. Aparecen paisajes, escenas campestres, bodegones, personajes del pueblo. Esto se hace palpable en las pinturas de José María Velasco y Agustín Arrieta, que de manera destacada contribuyeron a construir la identidad nacional. Cierran el siglo XIX los artistas modernistas como Germán Gedovius y Julio Ruelas.

Los artistas de la primera mitad del siglo XX reflejan en sus obras los cambios y expectativas del México posrevolucionario. Nace la Escuela Mexicana de Pintura, la cual asimila las vanguardias, que aquí podemos ver con obras de Gerardo Murillo (Dr. Atl), Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Julio Castellanos, Roberto Montenegro, Jorge González Camarena. Todos ellos recrearon en sus obras la imagen del México moderno, desde la perspectiva nacionalista que surge de la Revolución.

Casi paralelamente artistas como Rufino Tamayo, Alfonso Michel, Leonora Carrington, Pedro Coronel y Francisco Toledo, para mencionar algunos, desarrollaron otras corrientes artísticas, como el surrealismo, el geometrismo y la abstracción.

También podemos ver el arte que surge en las últimas décadas del siglo XX, con nuevas generaciones que manejan temas, estilos y técnicas novedosos, renovando el arte mexicano con alcances internacionales. Lo podemos apreciar en los trabajos de Irma Palacios, los hermanos Castro Leñero y Sergio Hernández.

Esta extraordinaria exposición nos brinda un paseo por la historia de nuestro país a través del arte; apresúrese a visitarla porque la quitan en marzo.

Para seguir en el espíritu palaciego vamos a comer al Casino Español, cuya sede, en Isabel la Católica 29, es un palacete ecléctico muy representativo de la diversidad de estilos arquitectónicos que caracterizó los albores del siglo XX.

Es de los pocos sitios que ofrece los caracolitos en una rica salsa, ideales para acompañar una manzanilla fría. Con eso y una paella valenciana mixta queda listo para el postre. ¿Qué tal un tocinillo del cielo?

gonzalezgamio@gmail.com