Creo en la música más que en la humanidad: Hernán Hecht, baterista
Ciudad de México, 12 de febrero (SinEmbargo).- Hernán Hecht nació en Argentina hace 39 años, pero vive en México, el lugar donde “el caos me permitió ser libre”, según declaró recientemente en la Fonoteca Nacional, cuando la prestigiosa institución hizo un homenaje a sus 20 años de prodigiosa carrera musical.
En el argot natal, suele usarse el adjetivo alto para ejemplificar algo que está bien, que es bueno. Así, podríamos decir que Hernán es un alto baterista y darle incluso a esa connotación un sentido físico, pues el músico que entre otros proyectos integra el trío A Love Electric, junto al cantante y compositor estadounidense Todd Clouser y el contrabajista mexicano Aarón Cruz, mide 1,95 metros de altura.
“El arquitecto del ritmo”, tal como fue llamado por la Fonoteca, es también un vegetariano extremo, un hombre preocupado por el medioambiente y un artista que suele impulsar sus propios proyectos y a quien el día se le hace corto.
Hace 15 años que llegó a nuestro país, donde encontró un hogar para su creatividad y donde construyó lazos profundos con otros artistas, productores y el público mismo.
“Me entrego al nivel más profundo a la música que hago, porque estoy convencido de que esa entrega tiene una resonancia energética de impacto colectivo. El público está dispuesto a recibir lo que le des, si esto se manifiesta desde un nivel profundo y como resultado de un trabajo con identidad”, dijo a Iván Argüello en una charla pública llevada a cabo, como dijimos, en la Fonoteca.
El también artista visual y coordinador de HPH Producciones cursó la licenciatura de Performance en Batería en el Instituto Tecnológico de Música Contemporánea en Argentina y tomó clases particulares con destacados exponentes de la música contemporánea. En su juventud descubrió el jazz, un género que lo ha convertido en promotor y difusor de peso en nuestra escena musical.
Ha creado los festivales Artlife JazzFest y JazzHabito y a lo largo de los años, ha tocado con diversas agrupaciones musicales, entre las que destacan The Swing Machine, Drop Dogs, Brainkiller, X-pression Quartet, Cráneo de Jade, HH Gru-B Project, Ely Guerra, Sho Trío y Mole Quartet.
Ha grabado hasta la fecha más de 80 discos y compuesto la música de películas comoTodos los Besos (2007), Las Noches del Mal (2009), Reacciones Adversas (2011) y el Documental Omine Patris, basado en la obra del artista Damien Hirst. También ha participado como baterista de sesión en películas como Amores Perros, Amar te duele, De la calle, Postales de Leningrado, Los últimos héroes de la Península, Capadocia, Locaido, Lo que nos lleva, Deseo y El Brassier de Emma.
Ha tocado en Argentina, México, Estados Unidos, Inglaterra, España, Francia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Puerto Rico y Chile.
Está patrocinado por Gretsch, Zildjian, Evans, Gibraltar, M-Audio, Digidesign y Sibelius
También destaca su relación con instituciones filantrópicas como Greenpeace México y su bonhomía, una virtud que lo convierte en amigo cercano de cualquier interlocutor que se le pone enfrente.
–¿Los bateristas son músicos?
–Según los músicos, los bateristas somos sus mejores amigos, pero la verdad es que somos músicos antiguos. Después de la voz, la percusión es el segundo instrumento más viejo en la historia de la humanidad.
–¿Son los que se quedan con las chicas?
–Somos los que tenemos el auto. Los que tenemos que llegar antes que todos e irnos al final. Lo de las chicas es un poco relativo…
–Claro, se las lleva todas el cantante…
–Creo que se lleva a las menos inteligentes…(risas)
–¿Cómo es tu historia con la batería?
–Arranqué tocando saxofón cuando era muy chavito, pero luego no pude seguir los estudios. A los 15 años, unos amigos me dijeron que necesitaban un baterista y dije “yo puedo”. Todavía no tenía instrumento, me puse a estudiar, armé una batería una semana y desde entonces no he parado.
–¿Vienes de una familia de músicos?
–Cero. De hecho, vengo de una familia judía, único hijo varón, el menor, o sea soy una aberración por no haberme hecho cargo del negocio familiar y con ello conservar la tradición. Los amo. Mi mamá dice que soy jazzista porque cuando ella estaba embarazada de mí tomó clases de góspel. Cuando empecé a tocar la batería hice con mis propias manos un cuarto aislado, para que el ruido no molestara…
–Creo que un buen baterista o un buen músico en general es el que hace lo necesario para que la música exista. A veces, para que la música suceda, hace falta un montón y a veces hace falta lo mínimo; en algunas oportunidades hace falta emular y dar la sensación de que la música está sucediendo y lo poderoso es tener la capacidad de transformarse en lo que la música necesita.
–¿Y tú qué tipo de baterista eres?
–Bueno, soy probablemente de los que tocan lo mínimo y necesario, pero también soy de la escuela del shock, es decir, de generar la sorpresa en un momento inesperado.
–Uno de los bateristas más admirados del jazz contemporáneo es el increíble Jack DeJohnette. Es genial cuando toca por ejemplo con Keith Jarrett y Gary Peacok, pero sus discos en solitario distan mucho de alcanzar ese nivel. ¿Un baterista puede o no tener disco en solitario?
–Hay un problema con las composiciones de los bateristas. En eso estoy de acuerdo, no me gusta en general como componen los bateristas, aunque tampoco me gusta mucho los músicos que componen sólo para su instrumento. Ahora, DeJohnette en particular es un artista que pertenece a determinada época de la música, tiene un gusto muy particular. Es una generación del medio…
–Entre Miles Davis y el resto…
–Exacto. Si no fuera por ese gusto de tipos como él no existiría por ejemplo el jazz rock. Él abrió un campo hacia lo que después hizo Tony Williams desde otra perspectiva. Mezclar el rock, el sentido de los compases irregulares, algo de motown, con el jazz.
–¿Compones?
–Más para películas y documentales que para obras de concierto. Hago muchos arreglos y desde mi función de productor empujo los proyectos, cuando alguien tiene un motivo hago todo para desarrollarlo.
–¿Eres un músico solitario con espíritu colectivo?
–Soy una persona que disfruta mucho estar sola. También disfruto mucho viajar, algo que requiere de la soledad o de viajar con personas que aguanten estar solas y sean autosuficientes. Eso en la música está perfectamente establecido. Por otro lado, a la hora de hacer música formas parte de un equipo y tienes que entregarte al ciento por ciento a la relación con tus compañeros. La música me ha llevado a conocer lugares increíbles que me permiten tener una visión clara de lo que es la humanidad y lo que requiere para sobrevivir; he visitado con la música lugares de pobreza extrema, donde te surge el sentimiento de ayuda; también vas a lugares donde puedes sensibilizar a gente que tiene mucho poder y dinero, pero está seca como roca. La música es una nave espacial que me ha llevado a ver lo más profundo e inmenso de la humanidad y eso es lo más agradecido que tengo.
–Cuántas cosas hace por nosotros la música
–Muchas más de las que nosotros hacemos por ella.
–Uy, son muchos. Obviamente, Elvin Jones, el primero de la lista. Definitivamente, Tony Williams. John Bonham, por supuesto.
–Me gusta mucho Keith Moon, el ex baterista de The Who
–Sí. Curiosamente, no me gustaba tanto como baterista, pero lo que representaba me parecía impresionante, tanto como su puesta en escena y el entorno que lo contenía.
–¿Qué opinas de Dave Gröhl, “el traidor” que dejó la batería y se convirtió en frontman?
–Todo el mundo ama a Kurt Cobain, por supuesto, y era genial, pero Gröhl me parece uno de los tipos más inteligentes de la escena mundial del rock. Me parece muy listo y está perfecto que se haya bajado de la batería y haya puesto en Foo Fighters a su baterista, que es fenomenal. Me gusta cómo toca la guitarra, sus letras, cómo canta, tiene muchos valores que admiro en el terreno de lo artístico.
–¿Te gusta Chad Smith?|
–Sí, lo escuchaba muchísimo en mi adolescencia, también a Will Calhoun (Living Colour) y a John “Wet Daddy” Stewart, de Fishbone…toda gente que escuché mucho en mi adolescencia.
–¿Qué estás haciendo en esta época?
–Estamos por arrancar una gira de tres semanas por Europa y luego otra de tres semanas por Argentina, con A Love Electric, el proyecto con Todd Clouser y Aarón Cruz, presentando el nuevo disco Son of a Hero, donde participó John Medeski como invitado especial. Estamos tocando por todos lados con esa banda, ha sido un proyecto muy afortunado. Tengo un trío de canciones que se llama Sho Trío, con Sandra Cuevas y Juanjo López, un proyecto de temas bellísimos de Latinoamérica que fusionamos con jazz. Acaba de salir el nuevo disco del proyecto Molek, el dúo que formo con el pianista Mark Aanderud.