Resumir la vida, milagros (los hubo, como sus 90 años al pie de las seis cuerdas) y sus prodigios, como prodigio era su inimitable manera de tocar la guitarra, en apenas tres o cuatro párrafos no es fácil, pero sí tan emocionante como su música, la música del genial maestro B. B. King. Para empezar, tracemos las coordenadas de su importancia en el mapa de la música popular del siglo XX y la que va de siglo XXI. Este hijo de esclavos de Mississippi no sólo fue uno de los guitarristas más importantes, genuinos y personales de la historia del blues, sino que consiguió que este género, adscrito en un principio a los artistas negros y reducido a un ámbito geográfico reducido al Sur profundo de los Estados Unidos, se convirtiera en un estilo más de la música pop, que entrara en las listas de éxitos y discos más vendidos y se convirtiera en una corriente musical admirada igual por blancos que por negros.
Digámoslo en el sentido no peyorativo de la palabra: convirtió el blues en un género comercial, protagonista de las emisoras de radio y de televisión, y los conciertos multitudinarios, y lo sacó de ese lugar glorioso pero minoritario que son los circuitos musicales de la gente de color.
King se despide con dieciséis premios Grammy en su equipaje, más de cincuenta discos en casi sesenta años de carrera y temas que marcaron época como Three O’Clock Blues, The Thrill Is Gone y When Love Comes to Town, su célebre colaboración con los irlandeses U2.
Riley B. King nació el 16 de septiembre de 1925 en una plantación de Itta Bena (Mississippi). Allí empezó a tocar, por las esquinas de aquellas deprimidas calles y en las localidades colindantes, hasta que en 1947 hizo auto-stop en dirección a Memphis para labrarse una carrera musical. Allí tuvo la ayuda de su primo Bukka White, uno de los maestros del blues en aquel periodo.
Su actuación en el programa de radio de Sonny Boy Williamsonllamó la atención de los especialistas y pronto cerró una serie de actuaciones en el local Sixteenth Avenue Grill y en la estación WDIA, donde se dio a conocer bajo el nombre Beale Street Blues Boy. Posteriormente, decidió acortarlo a Blues Boy King y, finalmente, dio con el definitivo B.B. King.
A mediados de la década de 1950 tuvo lugar un suceso que marcaría para siempre la carrera del artista. King actuaba en un local de Twist (Arkansas) cuando unos espectadores se enzarzaron en una pelea que acabó prendiendo fuego al local. El artista se apresuró a salir de la sala, pero se dio cuenta de que se olvidó dentro su querida guitarra Gibson acústica de treinta dólares y no dudó en desafiar las llamas y recuperarla.
Después supo que la discusión se había producido por una mujer llamada Lucille y decidió bautizar así a todas las guitarras que le acompañaron durante el resto de su carrera.
El éxito de Three O’Clock Blues le llevó a emprender sus primeras giras por los Estados Unidos que sentarían las bases del músico de blues más relevante de las últimas décadas y, especialmente, las de ese sonido tan característico e identificable que lograba al rasgar las cuerdas de su Gibson.
Con reminiscencias de Blind Lemon Jefferson y T-Bone Walker entre otros, el ‘vibrato, la precisión de la púa, su sutileza y el manejo de los silencios convirtieron el sonido King» en un componente fundamental del vocabulario musical del que bebieron figuras como Eric Clapton, George Harrison o Jeff Beck y que le llevaron a ser miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll en 1987.
En la cuna del Rock And Roll
B. B. King proviene del estado que probablemente más influencia ha tenido en la historia de la música popular del siglo XX, Mississippi. No olvidemos que allí nació Elvis (el blanco que cantaba como los negros) y que probablementye allí, en sus raíces hundidas en las plantaciones de esclavos y en los campos de algodón nació en gran medida el matrimonio maravillosamente avenido de músicos blancos y músicos blancos, el Rock And Roll. Por si todo esto fuera poco, B. B. Kimng fue un músico decisivamente influyente en la gran mayoría de los artistas más sobresalientes en la cultura rock.
Nos faltarán nombres, pero hemos de pasar lista: ahía están Eric Clapton y Santana, por supuesto, para encabezar esta tripulación de genios del rasgueo y el resonar de mástiles: Keith Richards, Angus Young de AC/DC, Jimi Hendrix, Duane Allman, Jimmy Page, Keith Richards, Jeff Beck, y hasta Van Morrison. Incluso en España hay dos guitarristas que son sus mejores alumnos y discípulos: Javier Vargas y Raimundo Amador. Con la muerte de B. B. King se va un músico esencial, de ésos que hoy ya parece que se hacen y estilan poco, esos que son capaces de inundar su música de personalidad, sentimiento, emoción y rabia.
Aquella música de los esclavos, el blues, hoy es amada y respetada en todo el mundo, gracias en gran medida a tipos como B. B. King. Como él decía: «Tenemos un alma, tenemos un corazón, tenemos el sentimiento de que nuestra música es vida. La vida que vivimos en el pasado, la vida que estamos viviendo hoy y la vida que viviremos mañana». En ésa vida mejor que B. B. y su Lucille nos regalaron, le lloramos hoy. Nuestro corazón y nuestra guitarra estánhoy llenos de lágrimas.