La teoría de la historia en México (1940-1968)
Álvaro Matute (selección y prólogo)
Fondo de Cultura Económica, México, 2015.
Ricardo Guzmán Wolffer
Originalmente publicada en 1974, esta compilación de ensayos sobre la historiografía nacional establece varios modos de aproximación a la concepción no sólo de la historia, sino de la manera en que se advierte el transcurrir de la vida.
La profundidad de cada texto impide el comentario de todos, pero algunos son ineludibles, como las sesiones donde participaron O’Gorman, Caso, Iglesia y otros para hablar “sobre el problema de la verdad histórica”. “La verdad en Historia no es otra cosa sino la adecuación del pasado humano (selección) a las exigencias vitales del presente”, dice Miguel de Unamuno, sobre lo cual Antonio Caso comenta problemáticas más profundas: ¿en verdad el ser humano puede conocer lo que sucede en su espíritu?, ¿o fuera de su persona? Caso parte de la necesidad de establecer la subjetividad del historiador y cómo debe optar por las fuentes a consultar para luego establecer jerarquías en su apreciación, partiendo desde luego de las condiciones del propio historiador. No existe un historiador “objetivo”: si es un análisis retrospectivo, se enfrenta a tales aspectos (fuentes confiables y necesidad de seleccionarlas y priorizarlas); si es un cronista, contemporáneo del hecho, se verá influenciado por los hechos mismos; incluso los documentos privados a consultar, donde el emisor no pensaba siquiera en el fenómeno histórico, también serán parciales. Caso equipara al historiador con el juez, bajo el dato añadido de que, por las diferencias de tiempo, de códigos morales, éticos y de circunstancias, es más improbable que juez y acusado compartan idiomas morales, por la separación de juicios. A ello, añade José Gaos, se suma la edad del historiador, pues incluso los más avezados en su juventud irán cambiando de habilidades y de mecanismos mentales para interpretar y seleccionar. Parece, nos dicen los enormes historiadores de esas décadas, que la verdad histórica objetiva es más un anhelo que un hecho plausible.
Bastaría ver los nombres de los autores que hablan sobre historia para establecer la necesidad de leer este libro, seamos o no especialistas: Alfonso Reyes, Edmundo O´Gorman, Alfonso Caso, Jesús Reyes Heroles, José Gaos, Ramón Iglesia, y otros de similar calibre.
“Es con la precisión del derecho, con el símbolo del arte, con la aproximación de la política, con el rigor de la ciencia, los datos y análisis de la sociología, como el hombre escribe Historia”, precisa Reyes.
En la vivencia actual, donde hablar de “verdad histórica” de crímenes y sus usufructos, implica escuchar y amalgamar las más dispares voces; donde el olvido histórico ha permitido los viejos abusos de las partes del Estado, resulta muy necesario regresar a las ideas originales que sobre la Historia plantearon especialistas hace unas décadas. Un texto imprescindible •