Guillermo del Toro, en la cima
COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE
El realizador jalisciense de Cronos, Hellboy, Hellboy 2, Pacific Rim, El laberinto del fauno y La cumbre escarlata se halla en boca de la crítica cinematográfica universal, gracias a los galardones de La forma del agua, película que decidió filmar desde 2011 y se estrenó en mil 200 pantallas del país. Fiel a su compromiso social con México, patente en el documental Ayotzinapa: el paso de la tortuga que él produce, Guillermo del Toro narra cómo a los seis años de edad lo marcó por la tele tapatía El monstruo de la Laguna Negra, embrión de la triunfal cinta que ya se perfila como gran favorita en los Óscar.
(Proceso).-
La parábola permite al cineasta jalisciense Guillermo del Toro crear historias que reflejan la situación actual de la sociedad, y en La forma del agua les brinda voz a los marginados, a dos trabajadoras de limpieza y a un artista plástico homosexual, además de hacer referencia a un gobierno torturador y totalitario.
Aunque sitúa al relato cinematográfico durante la Guerra Fría, exactamente en el año 1962, el ganador del Globo de Oro y del premio Critics Choice por su dirección en este filme manifiesta a Proceso que aquella época es muy parecida a la de ahora:
“Era un tiempo de brutalidad racial, había diferencias de género, estaba la guerra activa de Vietnam. 1962 es un año concreto, antes de que se rompiera el sueño de que América podía ser grande. Entonces había una aparente abundancia, un progreso; pero si eras de la minoría, no. Al final de esta época dorada John F. Kennedy es asesinado y empieza un momento en el que ese sueño se desarticula. Lo importante es realizar una película sobre hoy, usando un tiempo que permita la parábola. Si la hago en el tiempo actual se vuelve específica y pierde su universalidad.”
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Lo que permite la parábola “es abandonar la ideología y abrazar las ideas como de la intolerancia”, insiste desparpajado Del Toro.
“Hay dos posibilidades para que el mundo esté jodido: Una, que el uno por ciento de la población tiene el 85 o 90% de la riqueza. Dos, que hay que echarle la culpa a alguien y esa es la que la mayoría de la gente abraza, ¿por qué? Porque esa te absuelve y te da la salida más rápida que es la rabia. Como cuento de hadas, te puede dar todas estas ideas sin volverse una nota de la actualidad.”
Para el productor de la cinta, J. Miles Dale, “la Guerra Fría es un periodo en el que Estados Unidos se detuvo, es una época de desigualdad, racismo, de gente pensando en una guerra nuclear inminente; en cierto modo es una época horrible para el amor, pero aún así el amor sucede”.
La forma del agua –que estrena en México desde el 12 de enero en mil 200 pantallas– sucede en un laboratorio secreto de alta seguridad del gobierno estadunidense, donde trabaja en el área de limpieza Elisa (Sally Hawkins), quien es muda, con su amiga Zelda (Octavia Spencer); ambas se dan cuenta de que ahí esconden a un monstruo anfibio, y la primera chica se enamora de él.
En la trama hay espías soviéticos, tragedia, ambición de poder y un homenaje al cine musical clásico de Estados Unidos. Doug Jones, Richard Jenkins, Michael Shannon y Michael Stuhlbarg actúan también.
Síndrome de Stendhal
Del Toro narra que La forma del agua la ideó cuando tenía seis años, ahora cuenta con 53:
“En Guadalajara, en el canal seis, había una cosa que se llamaba Cine permanencia voluntaria y pasaban películas todo el día, muchas veces eran de los estudios Universal. Me acuerdo muy claro que estaba viendo El monstruo de la Laguna Negra, de Jack Arnold, y existe un instante en el que la criatura nada debajo de la protagonista, Julia Adams, quien llevaba un traje de baño blanco. Era niño y me dio como el síndrome de Stendhal. Dije: ‘¡Qué momento más hermoso!’ Y pensé: ‘¡Segurito que acaban juntos!’
Pero no fue así…
“Entonces pensé: ‘¡Qué cosa tan es-pantosa!’ Porque cuando finaliza la cinta, la criatura está en su casa, llegan y tocan, abren la puerta, destruyen todo, y lo matan. Yo deseaba corregir eso, pero… no sabía que iba a dedicarme al cine. Pero eso se me quedó en la cabeza y empecé a dibujar a la criatura muy obsesivamente, comiendo helado, en una bicicleta doble con la chava en traje de baño blanco, y mi abuelita guardaba los dibujos.”
El realizador de Cronos, Hellboy, Hellboy 2, Pacific Rim, El laberinto del fauno y La cumbre escarlata relata que fue en 2011 cuando decidió filmar La forma del agua –nominada a 12 reconocimientos BAFTA (que entrega la Academia Británica del Cine, considerado el Óscar de ese país) entre los cuales sobresale Mejor Película y Mejor Dirección. También es candidata en los Eddie para Mejor Edición y en los reconocimientos del Sindicato de Directores de Hollywood por Mejor Dirección.
En ese año Del Toro se reunió a desayunar con el escritor Daniel Kraus para su serie de libros infantiles Trollhunters, cuya serie de televisión, dirigida por el mismo Del Toro, se estrenó el pasado diciembre en Netflix.
En esa reunión, Kraus le mencionó una idea que había tenido de joven, acerca de una mujer de limpieza que trabajaba en una instalación del gobierno y se hacía amiga a escondidas de un hombre anfibio que, como espécimen que era, estaba cautivo, pero ella decidía liberarlo.
A Del Toro le gustó mucho el concepto que de inmediato concretó todo para que fuera su siguiente largometraje. Desde ese encuentro, se hizo un trato para que el par colaborara en una novela y Del Toro escribiera y dirigiera la película. En ese momento, el realizador mexicano todavía estaba terminando de trabajar en su éxito taquillero de robots-monstruo gigantes Pacific Rim; pero en los escasos y raros momentos de tranquilidad, escribía el guión para La forma del agua.
Hacia 2014, Del Toro le pagó de su bolsillo a un grupo de artistas y escultores, que usaron diseños y modelos en plastilina, para presentarle la historia de principio a fin a Fox Searchlight. El estudio se sumó al proyecto de inmediato.
Luego, Del Toro y Fox Searchlight comenzaron a reunirse con coguionistas potenciales para que trabajaran el guión con él. Contrataron a Vanessa Taylor, quien laboró estrechamente con el director de cine en la estructura de la trama, como en los personajes (en particular el de Elisa, que contaba con muchos matices).
Hacia el Óscar
En la Mostra de Venecia 2017, efectuado en septiembre pasado, Del Toro obtuvo el León de Oro a Mejor Película por La forma del agua. El 23 de este mes serán anunciadas las nominaciones para el Óscar, y especialistas de cine creen que La forma del agua obtendrá varias estatuillas:
“Para mí fue muy emocionante ganar el León en Venecia. El género con el que estoy casado desde que era niño, es un género que a veces es bien visto y a veces no. Entonces, no puedo pronosticar qué va a pasar, ni me puedo permitir el ejercicio de ponerme a imaginarlo, ni de ir manejando en el auto y soñar en eso. ¡Imagínate vivir así! ¡Qué terrible!… Yo, la neta, estoy súper tranquilo. Ya existe el largometraje, conecta con un público, ¿qué más falta? Los premios son padrisísimos cuando suceden, se disfrutan enormemente; pero hay algo mal en ti si sufres cuando no llegan… Ahí sí estoy en desacuerdo, no se debe sufrir cuando no llegan. Ya estar en boca de todos es maravilloso, que se hable y que la gente vaya a ver la película es padrísimo.”
Compromiso político
Del Toro, al igual que sus amigos Alfonso Cuarón y Alejandro G. Iñárritu, ha seguido la situación crítica del país.
En el Festival de Cine de Toronto, donde proyectó La forma del agua en septiembre pasado, el cineasta recordó que los problemas en el país no surgieron hace un par de años:
“Los hemos visto durante décadas.”
Entonces le cuestionaron si le gustaba que lo felicitara el presidente Enrique Peña Nieto, y contestó sin dudar:
“¡No, no me gusta cuando me felicita! No me gusta porque México es un país que ha tenido grandes personas, de todo: atletas, artistas, científicos, filántropos… pero no hay grandes políticos. A veces me pregunto cómo es posible que no nazcan ni diez políticos que hagan lo que se tiene que hacer, que tengan esa vocación… La clase política está pervertida, hay todo un rollo para hacer justamente lo contrario de lo que se debería hacer.”
Remató:
“De Peña Nieto, lo cierto es que me parece absolutamente aterrador que en su función haga lo opuesto a lo que tiene que hacer.”
Con Bertha Navarro produce el documental Ayotzinapa: el paso de la tortuga, dirigido por Enrique García Meza, sobre los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en Iguala (Proceso, 2139) porque cree que es importante que ese suceso se documente.
“Me parece que es el síntoma más atroz de la terrible descomposición social y de la destrucción de los pactos más básicos de civilidad.
Luego de los Globos de Oro para La forma del agua por Mejor Dirección y Mejor Banda Sonora y los reconocimientos de los Critics Choice, Bertha Navarro, expresa a este semanario su sentir al respecto:
“Es la mayor felicidad, por Guillermo… Su talento es increíble. Y haber sido parte de su proceso y realizar juntos sus tres películas en español ha sido un regalo de la vida.”
En 2016, cuando como candidato el ahora presidente Donald Trump visitó México para reunirse con Peña Nieto, Del Toro escribió en su twitter:
“Lo impensable. Lo perdonable. Lo imposible. El abismo.”
En la edición 15 del Festival Internacional de Cine de Morelia ofreció una función de La forma del agua en beneficio a los afectados en Oaxaca del sismo de 7 de septiembre pasado. En ese encuentro fílmico también mencionó que si le preguntaban a qué político le va, respondería que a ninguno. También exaltó que no cree en las candidaturas independientes para las elecciones en México.
Además, manifestó que “como ciudadano y narrador voy a hacer lo que me toca y voy a votar, aunque no voy a decir por quién. Pero sí creo que tenemos que hacer algo diferente”. En 2005, para el número especial de The Mexican Hollywood (Proceso número 17), Del Toro dijo a esta reportera:
“Salimos a trabajar a otros países porque nosotros estamos también en la búsqueda de un mercado más grande y aprovechamos para abrir más mercado para el cine mexicano.”
Como productor, ha ayudado asimismo a otros cineastas hispanos. Por ejemplo, produjo: en 1998 Un embrujo, de Carlos Carrera; en el 2000 Calle 54, del español Fernando Trueba; en 2002 Asesino en serio, de Antonio Urrutia; en 2004 Crónicas, del ecuatoriano Sebastián Cordero, en la que participó Navarro, y del 2007 El orfanato, de Juan Antonio Bayona.
Además, para este 2018 Del Toro anunció en su cuenta twitter que en México se instalará su exposición En casa con los monstruos, aunque no precisó la fecha de inauguración. La muestra contiene 500 dibujos, maquetas, pinturas, estatuas y cuadros que muestran el proceso creativo que efectúa para cada una de sus películas, y también objetos de otros artistas que forman parte de su colección personal.
Esta entrevista se publicó el 14 de enero de 2018 en la edición 2150 de la revista Proceso.