“Se asume que por ser negros nuestros estándares en música clásica son inferiores”
Chi-chi Nwanoku fue durante años la única mujer negra en orquestas sinfónicas de todo el mundo. Y rompe estereotipos con Chineke! Orchestra, la primera en Europa creada desde la diversidad étnica. Mañana dedican concierto homenaje en Londres a Martin Luther King
JAVIER DOMÍNGUEZ REGUERO
Londres
El País
Recién aterrizada de Italia y preparando todo para poner rumbo a la isla caribeña de Antigua al día siguiente. Así es la vida de Chi-chi Nwanoku. Acaba de pasar una semana enseñando a músicos de la Joven Orquesta de la Unión Europea. La lavadora, enloquecida, se escucha al otro lado de su casa de Londres. Nwanoku nunca imaginó que tocaría el contrabajo, en su juventud fue velocista profesional. “No tengo mucho tiempo”, repite. Pero cuando la grabadora se enciende, habla con voz calma. Acompasa sus pensamientos con las manos y siempre mira a la cara con sus ojos azules.
“La música clásica no discrimina. De hecho, ninguna música lo hace. Es una forma artística y es la gente la que diferencia”, afirma. Nwanoku desmonta los estereotipos del gremio. Hija de una irlandesa, durante muchos años fue la única mujer negra en orquestas sinfónicas de todo el mundo. “Yo estaba acostumbrada a ser la única en el colegio. Nunca tuve una amiga o profesor con mi color de piel por lo que la situación no me afectó. Lo que me importaba era que la música nos ponía a todos en el mismo lugar”.
Cuando los espectadores me decían que se había pasado el concierto mirándome, yo siempre pensaba que era porque había tocado muy bien. ¿Por qué iba a ser por otra cosa?
La imagen de la música clásica como entretenimiento para privilegiados está consolidada, pero ella se olvidaba de las etiquetas. “Cuando empecé no sabía que lo que aprendía era clásica. No era consciente de que fuera algo elitista. Una vez dentro me di cuenta de que la gente que lo practicaba, al igual que el público, venía de unos contextos diferentes del mío”. Y continúa: “Cuando los espectadores me decían que se habían pasado el concierto mirándome, yo siempre pensaba que era porque había tocado muy bien. ¿Por qué iba a ser por otra cosa?”, explica Nwanoku sobre las insinuaciones de condescendencia.
Esta intérprete nunca tuvo la necesidad de jugar la carta racial ya que reconoce no estar obsesionada con su color de piel. “He aprendido más en estos dos años que casi en toda mi vida, porque antes no me preocupaba por estos pensamientos. Me ha impactado todo lo que he escuchado. La gente asume que por ser músicos negros nuestros estándares son inferiores, como si la diversidad perjudicase la calidad”. Nwanoku ha cambiado los prejuicios en la música clásica gracias a Chineke! Orchestra, la primera orquesta de Europa compuesta mayoritariamente por músicos negros y de minorías étnicas.
Cerrar el círculo en el Queen Elizabeth Hall
Un total de 31 artistas de distintas nacionalidades se presentaron en un Queen Elizabeth Hall a rebosar el 13 de septiembre de 2015. “Hasta donde yo sabía, era nuestro primer y último concierto”, recuerda Nwanoku. Un año antes la Orquesta Sinfónica de Kinshasa había llegado a Londres para asombrar a una audiencia predominantemente blanca. Nwanoku estaba entre los presentes y se le encendió la bombilla. Desafíar al género clásico: se propuso formar la primera orquesta de Europa desde la diversidad racial. Era el momento de cambiar los arquetipos en un género elitista. Y blanco.
Comenzó a buscar a intérpretes clásicos que por el color de su piel o raza no hubieran encontrado oportunidades. Encontró paternalismo y excusas. Pero también mucho apoyo. No es fácil ganarle la batalla a esta contrabajista que ha llegado a una conclusión: “El color de la piel va primero que el arte”.
Nwanoku supo de pillerías e injusticias. “Hay que dejar de pretender que la exclusión por el color de piel no ocurra en este género. Podemos aceptar que todos tenemos un lado prejuicioso, pero hay que preguntarse qué vamos a hacer al respecto, porque compartimos un espacio”. Desde la primera nota, Chineke! Orchestra modificó el sentido de privilegio y autoridad de la música clásica con una perspectiva fresca y abierta. Aunque también hay espacio para músicos clásicos blancos. “Hemos puesto un espejo al convencionalismo de las orquestas y lo hemos invertido”, dice.
Chineke! Orchestra recupera además el trabajo de compositores negros como Chevalier de Saint-Georges o Samuel Coleridge-Taylor a la vez que toca clásicos como Beethoven o Hayden
La agrupación recupera, además, el trabajo de compositores negros como Chevalier de Saint-Georges o Samuel Coleridge-Taylor a la vez que toca clásicos como Beethoven o Hayden. Chi-chi Nwanoku también fundó una versión júnior del conjunto para crear escuela y ofrecer un camino a las nuevas generaciones: “Hay muchos jóvenes que nunca han visto a un profesor que fuera como ellos”. Y cuentan con la Fundación Chineke!, matriz de ambas orquestas, que es una plataforma de inspiración, pertenencia y autoestima. El esfuerzo de Nwanoku fue galardonada con el reconocimiento real OBE por su contribución a la música.
El próximo 9 de abril se cierra el círculo. Chineke! Orchestra ofrecerá el concierto de reapertura del Queen Elizabeth Hall de Londres tras tres años de reformas. Un periodo en el que la orquesta se ha consolidado, ya es asociada del Southbank Centre. Para la ocasión, la orquesta interpretará una pieza del compositor Daniel Kidane basada en el discurso I have a dream de Martin Luther King cuando se cumplen 50 años de su asesinato.
Tras un primer ataque racista en la escuela primaria, el padre de Nwanoku, de origen nigeriano, le dijo: “No hay nada que no puedas hacer”. Ella, que reconoce ser una persona muy literal, se lo tomó al pie de la letra.