Halladas unas cartas manuscritas de Santa Teresa a su ‘otro’ amor
La Guardia Civil encuentra parte de una correspondencia de la mística con el fraile Jerónimo Gracián en el marco de una operación de recuperación de otras 19 obras de arte.
PATRICIA ORTEGA DOLZ
Santa Teresa de Jesús tuvo otro amor, aparte de Dios. Uno más carnal y menos confesable: Jerónimo Gracián. A él le dirige una de las dos cartas manuscritas e inéditas halladas en el marco de una operación de la Guardia Civil, junto a 19 obras de arte. Santa Teresa tenía ya cerca de 60 años, pero eso no impidió que se apasionara con ese fraile joven y comprometido, dispuesto a acompañarla en la renovación de una iglesia carcomida por la depravación que en aquellos años (1578), con algunos frailes bebedores y puteros y monjas corrompidas; el ámbito eclesiástico se encontraba inmerso en arduas luchas de poder entre los dos grupos de carmelitas, los calzados y los descalzos.
«Para mi padre el maestro fray Jerónimo Gracián de la madre de Dios, en su mano…», arranca la misiva. Teresa de Jesús y Gracián tuvieron que soportar las habladurías que su relación provocaba en su comunidad religiosa. Sobre todo Gracián, que acabó huyendo de sus propios hermanos, los carmelitas descalzos, que lograron expulsarlo de España. «Fue perseguido por seguir las ideas de una mujer, fue apresado por corsarios y acabó siendo acogido por quienes habían sido sus adversarios: los carmelitas calzados», comentaba el periodista y escritor Fernando Delgado, que escribió un novela basada en la relación entre ambos: Sus ojos en mí.
«…En harta gracia nos ha caído lo que le respondió a los calzados para la obra que ellos meten ya en Medina y cómo persuaden a las monjas que obedezcan al provincial del paño», le escribe el 19 de agosto de 1578 desde Ávila. «Está allí Valdemoro por vicario, que no obtuvo votos para Prior y déjole el provincial por vicario para que remediase aquella casa; y el, desde lo de marras, está muy mal con la priora Alberta. Andan diciendo que les han de servir y mucha cosa. Las otras, muertas de miedo de él. Ya las ha asegurado».
Son muchas las preocupaciones de la Santa en esos momentos. Gracián está en Madrid, bien alojado, pero medio escondido y sin osar presentarse ante el nuncio Sega. Fray Juan de la Cruz ha huido de la cárcel. Ella lo ignora y sigue angustiada por la suerte de ese Santo. El General de la Orden, que con ella mantiene absoluto mutismo, ha escrito a una monja de la Encarnación una carta desalentadora. La Santa tiene que tranquilizar a las carmelitas de Medina, aterrorizadas por la llegada de Valdemoro, uno de los carceleros de Fray Juan de la Cruz.
Las dos cartas han sido encontradas después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil en Valladolid, en el marco las actuaciones que lleva a cabo para la protección y salvaguardar el Patrimonio Histórico y Arqueológico, recuperase 19 obras de arte que se encontraban en el mercado ilícito. Y cinco piezas que el arzobispado de Valladolid daba en paradero desconocido.
Un anticuario y una casa de subastas
El titular de un anticuario y el administrador de una casa de subastas han sido los principales investigados por presuntos delitos de estafa, receptación y venta ilícita de siete obras de arte de Patrimonio Histórico.
La operación “Camarín” se inició el pasado mes de marzo cuando los agentes del SEPRONA descubrieron una compraventa de una pintura, llevada a cabo a través de una subasta en Madrid que podría corresponderse con una que poseían las Carmelitas Descalzas del Convento de San José de Medina de Rioseco (Valladolid), por las que tanto se preocupaba Santa Teresa, y que estaba incluida en los catálogos “Clausuras. El Patrimonio de los conventos de la Provincia de Valladolid”, como en “Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid”.
Los agentes solicitaron la colaboración del Servicio de Ordenación y Protección de la Dirección General de Patrimonio Cultural, el Servicio Territorial de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León en Valladolid, el Museo Provincial de Valladolid “Fabio Nelli”, la Diputación Provincial de Valladolid y de la Delegación Diocesana de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid para lo que se mantuvieron numerosos contactos, reuniones e intercambio de informes con el objetivo de descubrir los supuestos delitos penales o las infracciones administrativas, y recuperar las piezas.
Así se pudo comprobar que la obra subastada pertenecía a una colección compuesta por un total de 174 piezas, de la que 28 obras se encontraban en paradero desconocido desde el año 2005. Y las investigaciones les condujeron hasta un anticuario de Valladolid, adonde habrían llegado a través de una casa de subastas de Madrid, que tasó y analizó la obra. En la ficha del catálogo de la subasta se había ocultado la procedencia de la obra y se había cambiado la fecha de su creación. El lienzo se localizó y recuperó en Madrid y fue entregado voluntariamente por el comprador de buena fe.
Los agentes descubrieron, al inspeccionar el establecimiento, que la obra subastada se había ocultado con otro nombre en el libro de policía. Además, durante las inspecciones realizadas, los investigadores aprehendieron siete obras procedentes de la colección, así como otras siete obras catalogadas.
Los estudios de la información recabada les permitieron localizar también cinco piezas pertenecientes a la misma colección, en edificios institucionales de Salamanca, Toledo, Viana de Cega y Medina de Rioseco (Valladolid). Estas obras, que se daban como “en paradero desconocido”, son de origen lícito.
Finalmente, otras cuatro piezas de la citada colección fueron entregadas voluntariamente por las monjas del Monasterio del Corazón de Jesús y San José de las Monjas Carmelitas Descalzas.
Además, durante la investigación se descubrió que el anticuario había vendido ilícitamente otras siete obras de la colección a personas desconocidas.
Del convento al museo
Todos estos bienes tienen la condición de bienes integrantes del patrimonio histórico español así como del cultural de Castilla y León, según disponen la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español y la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León.
Las obras de arte recuperadas y las cedidas voluntariamente por las Monjas Carmelitas han sido depositadas en el Museo San Francisco de Medina de Rioseco. En este museo se encuentra la mayoría de la obras de la colección de la que forman parte. E incluye esas dos cartas manuscritas autógrafas e inéditas de Santa Teresa de Jesús.