La Jornada
Eugenia León sabe que la vida es difícil, pero su optimismo crece cuando se refiere a su pasión por la música, al futuro de México y a la lucha de las mujeres. A esta edad no puedo darme el lujo de pasarla mal, sino asumir todo con una actitud de gozo, aseguró.
La intérprete, de 63 años de edad, en charla con La Jornada destacó su emoción por el concierto A los cuatro vientos (también nombre de su nuevo disco), íntimo y muy mexicano, que ofrecerá el sábado en el Palacio de Bellas Artes.
En el recinto de mármol, León realizará un recorrido por distintas épocas y géneros de la música mexicana: mariachi, banda sinaloense, norteño, bolero y la marimba de los Nandayapa serán sus acompañantes en una noche en la que habrá temas que son como himnos, los cuales la gente identifica muy bien y quiere escuchar.
Ahora, afirmó, no habrá fandango, pero sí una línea narrativa que también posee el nuevo disco: la pena de amor, porque es indiscutible que a todos los seres humanos alguna vez nos han roto el corazón.
Enseguida, entonó un fragmento de un tema de Marcial Alejandro: Qué me lleve la tristeza, antes que sentir rencor, qué el rencor no me oscurezca el recuerdo de tu amor. Soportable es el dolor, paso a paso, trago a trago, pero no veré en el fango la nobleza de una flor.
Sentimientos fuertes
Explicó: “sentimientos como el dolor de no ser correspondido, de amar y de que se rompa la relación, o la muerte de un ser querido, que son fuertes, deben aleccionarnos y no verlos como destructivos para nuestra vida; es como alguien dijo: ‘de amor nadie muere’”.
También quiero recuperar la idea de que aunque alguien esté solo, no significa soledad, sino independencia, porque si tienes cosas que llenan tu vida o que tú te las das no se tendrá esa sensación de vacío.
Sintetizó: esto es lo que quiero: acompañar a todos los presentes y que cantemos a los cuatro vientos, como dice la canción de Tomás Méndez.
Luego de una trayectoria de más de cuatro décadas, Eugenia León aseguró: le debo todo a la música, porque me ha obligado a ser mejor persona, a saber las responsabilidades de mis actos, a perdonarme, a perdonar a los demás. Se trata de recuperarse, sacar lo que uno tiene, llorarlo, gritarlo y, si se quiere, hasta mentar madres.
Despertar del género femenino
La cantante tampoco evita hablar sobre el despertar del género femenino, así como del cambio que está forjando la Cuarta Transformación. Expresó: el movimiento de las mujeres a escala mundial está cada vez más vivo y presente, porque tenemos que tumbar la cultura patriarcal en la que hemos vivido sujetos, encadenados y evidenciar la forma en que los feminicidios se han viralizado.
Esto ha sucedido por el terror y miedo que sienten algunos hombres de perder su estatus, de ser quien decide, manda o sujeta, el que castiga, el que no permite que nadie le robe esa idea de yo tengo el poder.
Ahora, prosiguió, “veo con emoción un cambio que pedimos y ganamos, porque siempre nos habíamos quedado con esa idea de votamos como nunca, pero perdimos, como siempre. En esta ocasión, le ganamos al fraude y los pobladores que queríamos un cambio pusimos un alto al decir: ‘no más, hasta aquí’”.
Por eso no llamo a la desilusión, porque el trabajo se está realizando. Habrá errores, seguramente, pero si creían que después de 90 años de estar sujetos a un sistema que se fue corrompiendo a niveles intolerables iba a cambiar rápidamente, pues no, porque es el comienzo de una transformación. No podemos dar un paso atrás.
Eugenia Léon entiende la preocupación que ha manifestado un sector de la comunidad artística en torno a los apoyos. También se ha visto afectado mi trabajo, incluso por votar por el actual Presidente, pero esto no va ser todo el tiempo, no creo que sea una omisión o que no le importe la cultura al nuevo gobierno. Todo se tiene que reordenar.
Un canto A los cuatro vientos marcará la segunda ocasión, en que como solista se presente Eugenia León en el Palacio de Bellas Artes. A partir de las 19 horas, la intérprete llevará su energía a la Sala Principal, donde demostrará que es privilegiada porque sigo cantando.