CIUDAD DE MÉXICO
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Tras la noticia de la muerte del artista y promotor cultural Francisco Toledo a los 79 años, misma que sacudió al gremio cultural y artístico del país, Blanca González, columnista de arte de Proceso, realizó un repaso sobre el legado y fue contundente al referirse sobre el filántropo: “no quiero decir que es una pérdida para México, más bien creo que es un privilegio haber tenido a un artista así”.
Vía telefónica, Gonzáles explicó:
“El legado que deja es inmenso, extraordinario como artista, generoso como promotor y muy vigoroso como activista social y cultural, yo pienso que no debe ser recordado con tristeza, porque desde mi punto de vista creó una poética erótica en donde la vida se fusionaba con la muerte, en su poética la vida y la muerte era lo mismo, lo humano y lo animal era lo mismo, obra de una belleza que a la vez era grotesca, insolente, exageradamente bella por el cromatismo y las atmósferas que trabajaba, entonces recordar a Toledo debe ser con una vitalidad erótica, un erotismo del tipo de la teoría de George Bataille.
“Fue y es uno de los grandes artistas de México, ahorita no hay uno como él, es de los pocos, o el único de Beca Emérita (por parte del Fonca) que regresó a México con proyectos como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) que resguarda una colección de gráfica estupenda, y de libros; con el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, y con el Centro de Artes de San Agustín (CaSa).
“Esto tuvo Toledo, fue muy generoso, apoyó a muchos artistas jóvenes, y lo que hizo con el CaSa fue muy importante porque ahí fusionó a artistas con la naturaleza de la zona, con los habitantes de Oaxaca; a través de las plantas originarias hacia papel y diseño para que los artesanos pudieran utilizarlo, no solo fue un gran artista, fue un gran promotor y activista apoyando a la gente, y de eso no hay mucho. Pudo no haber estado cómodo con su beca, pero tuvo proyectos tangibles, colocó a Oaxaca en la geografía artística de México, no puede desvincularse de Oaxaca jamás.
Vasta obra
La vasta obra del juchiteco se encuentra actualmente expuesta en dos muestras en la Ciudad de México, una es Francisco Toledo. Imagen y texto que fue inaugurada en mayo pasado en la Galería de Arte Mexicano (GAM), misma que expone los trabajos publicados como parte de su columna Toledo LEE en la Sección Cultural del semanario Proceso; y la otra Toledo ve expuesta en el Museo Nacional de Arte Popular, ubicado en Coyoacán.
La primera da muestra de la obra más reciente de técnicas mixtas del artista, que va de agosto de 2016 a diciembre de 2017, resultado de anécdotas, historias y leyendas del cuerpo humano (como manos y pies), animales (osos, monos y peces), sucesos (el sismo del 19 de septiembre de 2017) y tradiciones orales oaxaqueñas.
Toledo. Imagen y texto en la GAM. Foto: Alejandro Saldívar
Toledo. Imagen y texto en la GAM. Foto: Alejandro Saldívar
La segunda de más de 850 obras de interés del artista por disciplinas como el diseño y el arte contemporáneo, en donde se pueden contemplar los objetos más variados: intervenidos en peinetas, joyería, papalotes, mosaicos artesanales, ropa en cartón, papel, textiles, entre muchos otros.
«Toledo Ve» se exhibe hasta el 29 de septiembre en el Museo Nacional de Culturas Populares. Foto: Tomada de Facebook /MuseoNacionaldeCulturasPopulares
“Toledo Ve” se exhibe hasta el 29 de septiembre en el Museo Nacional de Culturas Populares. Foto: Tomada de Facebook /MuseoNacionaldeCulturasPopulares
Sobre esto explica la profesora y crítica de arte:
“La de GAM es una exposición muy bonita, los que nos dice es que Toledo trabajó ¡vamos hasta ayer!, esa exposición esta dividida en dos tipos de obra: la que hizo para su columna en Proceso y la pictórica, la primera con una estética dibujística y pensada para revista, porque si hubiera hecho una acuarela sofisticada a nivel cromático no hubiera tenido la fuerza que hubiera podido tener la línea, ahí lo que se ve es cómo él sabía comunicarse, lo que tiene, con lo que ilustraba Proceso era muy lineal, peor también hay muy cromática, era un gran dibujante y al mismo tiempo era un gran pintor. Es lo interesante de la obra de Proceso, y eso a nivel de impresión en una revista es más nítido que el cromatismo. Es muy interesante.
“Y la del Museo Nacional de Arte Popular es emblemática, sobre todo los papalotes donde se pueden ver cómo manejaba los animales y lo humano, eso era muy típico de él”.
Otra de las muestras que se recuerdan de Toledo es Duelo. Francisco Toledo, que el artista inauguró acompañado de su esposa —y curadora de esa obra— Trine Ellitsgaard, en el Museo de Arte Moderno (MAM) en 2015, donde reflejó su indignación ante décadas de violencia del país, desde los años setenta, pasando por la matanza de Tlataya a la desaparición de los 43 alumnos de Ayotzinapa, Guerrero.
Una de las piezas de Duelo, de Francisco Toledo. Foto: Germán Canseco
Una de las piezas de Duelo, de Francisco Toledo. Foto: Germán Canseco
Sobre ésta, González refirió:
“Se atrevió a hacer experimentaciones como la del MAM, donde expuso una obra en cerámica, en barro espléndida, era muy dramática, la trabajó en el taller Canela de Claudio Jerónimo López, eso es importantes, porque se sabía que lo trabajó con él que también lo hacía mucho, colaborar con otros artistas. Creo que no hay que pensar que se fue, su obra era en sí vida”, finalizó.