Por José Félix Zavala
Al noreste del pueblo zapoteco viven los mixes, un pueblo de bravura extraordinaria y temperamento sorprendente, alguien dijo de ellos son de naturaleza arrogantes, altivos de condición y de cuerpo, de sobrada pujanza y valentía, de hablar fuerte.
Ni el imperio azteca, ni los invasores españoles ni sus vecinos, enemigos eternos, los zapotecos, han podido hasta la fecha vencerlos y allanar su territorio.
“Es una raza dura y feroz que se opuso a la conquista “le dijo Hernán Cortés al emperador español Carlos V “Son la Nación Mixe un país ciertamente belicoso” cuentan los cronistas dominicos y es por ello que en sus fronteras se fundó un presidio.
Se recurrió al desprestigio para su dominio, se dijo de ellos que eran incultos y montaraces, se adiestraron lebreles para cazarlos como animales, por último se les acusó de idólatras, por lo que se recurrió al adoctrinamiento obligatorio y en pocos años no hubo pueblo por pequeño que fuera que no tuviera un templo levantado al nuevo dios. Fueron más de 160 edificaciones.
Recuerdo el pasaje de la “Geográfica Descripción” donde Francisco De Burgoa dice que el Obispo de Antequera, Zárate, dio al fraile dominico Jordán de Santa Catarina, prelado del convento de Villa Alta, toda autoridad para castigar idólatras, actuar y concluir sus causas y fulminar sentencias, en los mas de 123 pueblos mixes y en sus 10 mil kilómetros de extensión territorial que abarca la Nación Mixe
Para 1525 los mixes dieron la primera respuesta anticolonialista, convocando a los zoques, tlapachultecos, mixtecos, zapotecos y cuicatecos. Abarcando esta rebelión pan india desde Tehuantepec a Chiapas, levantándose en guerra contra el invasor español, para 1530 los españoles contra atacan a los mixes y los repelen a su territorio.
El 23 de enero de 1531 se erige la Villa de San Ildefonso o Villa Alta, como se le conoció al fin, en la frontera mixe, frente a Totontepec, bajo el mando del Capitán Gaspar Pacheco y el doctrinero dominico Gonzalo Lucero, más el barrio de Analco para los mexicanos aliados al invasor, quedando treinta españoles gambusinos, como colonizadores europeos en la región y un convento dominico para frailes, que encabeza Pedro Guerrero, según el historiador Esteban Arroyo.
Villa Alta es invadida por los mixes en 1570 y para repelerlos los españoles se apoyan con mixtecos de Cuilapan, zapotecos y aliados mexicanos, mas un número pequeño de soldados peninsulares del presidio de la Villa.
Los mixes, mas de ciento cincuenta mil, están esparcidos alrededor del Nudo Mixteco donde se bifurcan las dos sierras madres, tanto la oriental como a la occidental y más propiamente habitan alrededor del Zempoaltepetl, la montaña de 20 picos, él numero perfecto para meso América, llamada en su propia lengua Ipyx ukp.
Estos habitantes de la Montaña Sagrada, la mas alta de la región 3500 metros de altura sobre el nivel del mar tiene en su territorio todos los climas, templado, frío y caliente y habitan lugares desde 2500 a 300 metros de altura s.n.m., esta raza se llama así misma en su lengua, los Ayuuj ja´ay, los hablantes de la lengua del cerro, ya que mixe significa extraño y es el nombre que los fuéremos damos a este pueblo o nación.
Villa Alta población fundada como refugio de gambusinos y presidio de intervención, tuvo su prosperidad en el tabaco y los telares, además del oro de poca calidad que allí se encontraba y fue el centro misional de los dominicos para la región chinanteca, serrana, zapoteca y mixe
Los mixes están emparentados lingüísticamente con los Olmecas históricos, los Zoques, los Tapachultecos, los Populcas, son de una lengua con fuerza y energía en su pronunciación.
Vivir entre selvas que sacude el viento y entre arroyos que se precipitan a raudales, están los mixes acompañados de cedros, pinos, encinos y olor a maderas tropicales, caminar entre el olor a tejocote, a yuca, a café, a mamey, a capulines y de la sombra de los platanares, es su destino.
Aquí las aguas caen de la montaña surtiendo los ríos Cajonos, Coatzacoalcos, Papaloapan rumbo al golfo de México y otras al río Tehuantepec rumbo al océano Pacífico, por ello este pueblo tiene fuerza, es celoso y austero según el decir de Leopoldo Ballesteros.
“Es necesario un pintor que fije lo hermoso de tantos prados entre devanados cristales que bañan los frondosos bosques, que forman toldos lóbregos, donde los coros sonoros de las aves ermitañas habitan”. Dice Francisco Burgoa. Poco y fragmentado se sabe sobre la religión de este pueblo, ellos la llaman en su lengua juiky´ajt´n, posiblemente esta forma peculiar de relacionarse con dios y la naturaleza se deba al lugar tan especial que habitan y donde han podido mantener lo que ellos llaman la costumbre o jotmey, sigue siendo hasta ahora practica común y su xemabie, el sacerdote, el hombre que conoce la historia del pueblo mixe, que sabe leer los libros escritos por los antiguos, el que sabe el calendarios y cuenta los días al modo de antes, se encarga de ello. La jotmey es entre otras muchas cosas ofrecer sacrificios de animales al cerro a la montaña sagrada, y esto no ha desaparecido entre ellos a pesar del hostigamiento que por mas de 500 años han tenido en forma ininterrumpida por diferentes gentes y causas. “Se acostumbra ir al cerro o a otro lugar mas cerca, a donde se lleva para sacrificar, un pollo, una gallina, un guajolote o un par de ellos. Además se lleva comida y bebida, frutos de la tierra, maíz resquebrajado, llevan también velas y veladoras, no faltan las flores, ponen también cigarros. Se mata el ave después de ofrecerla a los cuatro rumbos del universo y con l sangre rocían la ofrenda depositada sobre el altar de piedra, invocan a los seres sobrenaturales: Al cerro, a Dios, a la virgen y les piden protección. Finalmente cerca del lugar comen y beben los participantes en compañía de los demás que se encuentran cerca. Se invitan unos a otros. Arriba ordinariamente dejan algo simbolizando de manera sencilla y concreta su petición.” Leopoldo Ballesteros lo dice en su libro La Cultura Mixe. La palabra que usan los mixes para expresar el modo de llevar su religión rebasa el término castellano, que abarca además de la forma de vida, el de relación hombre-naturaleza, entre varios conceptos, al decir de Daniel Martínez Pérez, esta forma de religiosidad tan peculiar esta regida por los Inee, seres sagrados que se localizan en los ineepatajk, lugar donde se acude a su encuentro. Existen otros lugares llamados los kiyajktaajk que tiene una traducción castellana como lugar de encuentro donde se ofrecen los sacrificios para pedir una buena cosecha o ganado, también para rendir culto a los antepasados, por la salud o cualquier otra necesidad. Sus dioses son los mismos que los del común del panteón mesoamericano, El Sol, La Luna, Los Astros, El Cerro, La Tierra, El Agua, El Rayo, El Trueno, y otros más. La entrada de los doctrineros dominicos, a la nación mixe, se da en 1548 con Fray Gonzalo Lucero, y posteriormente con Fray Pedro Guerrero, quién encabeza una cruzada cruel contra las costumbres y la religión mixe, los cronistas del siglo XV111, se ufanan de ello. Leopoldo Ballesteros afirma que fue el encuentro de estas culturas mesoamericanas con el renacimiento europeo y no con el cristianismo propiamente dicho, en este caso concreto con la cultura mixe, y en general con la religiosidad mesoamericana, ya que este pueblo y esta zona del continente americano tenían raza, historia y proyección propias, como todos los demás pueblos civilizados, a pesar de hay quienes afirman lo contrario.
Mientras que Esteban Arroyo señala: “Cabe a Villa Alta el honor insigne de haber sido el centro misional más grande y difícil de la Orden en tierras oaxaqueñas, ya que hemos dicho que ésta jurisdicción abarcaba un radio de 50 leguas, y esto por decir que tenía un límite, porque en realidad no se hallaba bien definido. Y sí a la enorme extensión añadimos lo fragoso de sus caminos, sus altísimas montañas, -la del Zempoaltepetl, que tiene 3396 metros – sus imponentes desfiladeros los animales salvajes de sus bosques, sus ríos caudalosos, la diferencia de sus lenguas y sobre todo el estado salvaje de sus habitantes entregados a la mas ciega y repugnante idolatría, nos daremos cuenta del trabajo ímprobo que desplegaron los hijos de Santo Domingo para evangelizar y civilizar a mixes, chontales y zapotecos…”.
“Fray Pedro Guerrero permaneció 15 años en estos pueblos destruyendo ídolos organizando socialmente a los mixes y edificando 160 iglesias…” dice Esteban Arroyo. Los misioneros se establecieron en territorio mixe primeramente en Juquila por 1555, luego en Totontepec en 1572, luego en Quetzaltepec en 1603, siguieron en Ayutla, Alotepec y los demás pueblos de los ciento veinte que existen, en esta tierra cuyo, pueblo es el tercero en importancia en la zona después de los zapotecos y mixtecos. Mas de alguna vez el Corregidor de Villa Alta tuvo que escoger el quemar un cadáver de un líder mixe, debido a que enterrarlo en el cementerio no se podía, por ser idólatra el jefe indio en cuestión y tampoco podía entregarlo a su pueblo para evitar fuera enterrado con ofrendas y ceremonias paganas, a su entender, mejor seria decirlo a la usanza de la cultura mesoamèricana.
Los mixes están emparentados culturalmente además de la lengua con los Olmecas históricos, con los zoques de Tuxtla Gutiérrez, con los Tapachultecos y los Popolcas, a pesar de ser llamados por Toribio de Benavente, Motolinìa, “ingenuos y fáciles para la tarea de los misioneros”, y por una antropóloga japonesa de reciente cuño, quien afirma fueron los mixes sometidos pacíficamente, a diferencia de la forma en que fueron sometidos los pueblos del centro del México actual, pero la historia del pueblo mixe no muestra diferencia durante la intervención y colonia española.
Mientras Francisco Burgoa en su famosa Palestrina nos narra como Fray Pedro Guerrero, el dominico implacable, lloró al tener que destruir un hermosísimo plato de jade, con decoración en rojo bruñido, que era utilizado para ofrendas de sangre a los dioses mixes, lo mismo que joyas hermosamente labradas y piedras preciosas que fueron usadas posteriormente para los ornamentos sacerdotales y la imagen de la virgen en su convento de Villa Alta.
La coexistencia que se da desde la invasión española, en este territorio mixe, con los españoles y los demás extranjeros, hasta nuestros días, ha sido helada y forzada y sus practicas religiosas no han sido una síntesis de ambas religiones, sino un verdadero sincretismo, afirma Leopoldo Ballesteros y que su resistencia a la invasión fue y sigue siendo pasiva, como en toda meso América y se da fundamentalmente en el uso del vestido, el mantenimiento de su lengua y costumbres, pero sobre todo de su religión y forma de pensar –filosofía-, que es la propuesta de una civilización particular al mundo, no valorada lo suficiente por occidente.
Las obras de fray Agustín Quintana: “Arte de la lengua mixe” y “El confesionario mixe” principalmente o el libro de Cordilleras de Juquila, lo mismo que la historia de Manuel Isidro Pérez, sobre la visita pastoral del obispo de Oaxaca a los mixes, en el siglo XV111, no son mas que la confirmación de la gran cultura y pensamiento mesoamericano bien arraigado en los mixes y que ha querido ser acallado desde que fue conocido por occidente, con intenciones bien conocidas a través de los siglos. El apego a la tierra y su sublimación, característica de los habitantes inmemoriales de América, se encuentra bien ejemplificado en estos habitantes de la Montaña Sagrada, donde habitan los dioses en forma atemporal, como el de la guerra, tan útil para ellos, el de la caza, el de la música, el de la riqueza, el de la lluvia, del viento, del fuego, El Sol, La Luna y su Mesías Cong Goy, Yikjuya tpe. La base de su credo religioso esta en un ser creador de todas las cosas, llamado Yikkospe, representado por el sol, es por ello que en sus ritos el Xamabie comienza siempre orientándose hacia el oriente, lugar que le corresponde a este astro dador de vida. Son los mixes, como todo pueblo mesoamericano, un pueblo en fiesta permanentemente y sus solemnidades comienzan con la invocación hacia los cuatro puntos cardinales, después del sol, el xamabie se dirige al oeste lugar donde habita la luna y por donde viene la lluvia, luego hacia el norte lugar donde se encuentra el viento y vinieron las enfermedades, después gira hacia el sur donde esta el trueno y conviven los antepasados, son sentimientos de recuerdo, nostalgia y preafirmación como pueblo. Ellos oran así: “…Cordilleras y cerros, cuantos son los que hacen y dan la vida, tu me bendices y me proteges, cielo y tierra, rey del Zempoaltepetl, tu me das mi maíz y fríjol, cuanto pido y cuanto suplico…” nos cuenta Leopoldo Ballesteros en su obra la Cultura Mixe. La frontera mixe se extiende desde la Sierra Juárez hasta el Istmo de Tehuantepec en el sudeste y desde Villa alta hasta la frontera de Oaxaca y Veracruz al norte, constituyendo un bloque cultural no interrumpido que ha mantenido la identidad colectiva mixe. Cuenta el historiador José Antonio Gay, en su Historia de Oaxaca, que “ un fraile se hizo llevar al lugar y allí penetro en una amplia cueva de muros adornados con plumas de colores y numerosos sahumerios en los que e quemaba copal, en el fondo de la caverna encontró un ídolo, el cual hizo sacar y destruyo ante el dolor de los abrumados espectadores. Después descubrió el sepulcro de un jefe venerado por su fama de guerrero quien había sido enterrado en la montaña.” También cuentan las crónicas de la Provincia dominica de San Vicente, que los misioneros desenterraban de las iglesias y cuevas muchos idolatras cargados de ropas y de sustento para la otra vida –ofrendas- y arrojaban en los caminos a los que se averiguaba habían fallecido en la obstinación. “ En tiempos pre hispánicos, nos dice Francisco Burgoa, los mixes vivían en cuevas, sin querer formar pueblos ni aceptar ningún genero de vida social. Su ilusión era adiestrarse en guerra para provocar a las naciones vecinas, hasta que habièndose aliado, mixtecos y zapotecos, arrasaron sus propiedades, ahuyentàndoles cincuenta leguas al norte… y en este plan siguieron hasta que los conquistadores españoles los sometieron y los civilizaron los hijos de Santo Domingo. El primero que los misiono fue el valiente Fray Lorenzo Sánchez, quien estando en Villa Alta hacia excursiones a la tierra mixe. El abnegado misionero aprndiò en breve su lengua, los trataba con expresiva benignidad, comìa con ellos…los tenia muy a la mano, estaba sin gusto y sin sosiego porque conocía muy bien su fragilidad y la necesidad que tenían de esìmulo para perseverar en el buen camino…”. En esta tierra mágica del Zempoaltepetl donde todavía se recuerda al lego Fabián De Santo Domingo, quien introdujera el conocimiento de la música europea en la región, pero sobre todo en lo mixes logrando que aun los lo pueblos más pequeños siempre existiera una capilla, un capillo y un coro, y que atravez de los tiempos se ha traducido en bandas de música por cientos, en grandes músicos que integran las grandes orquestas de este país y otros y siendo el orgullo de esta raza contribuir al arte universal en esta forma.
“Son cantores diestros, también lo son en música y danza…” dicen los cronistas como El Arzobispo Agustín Dàvila.
La esperanza de esta nación esta puesta y fundada en una legendaria tradición mesiánica, el famoso mito del rey Con Doy, Cong Hoy, quien debe regresar triunfante, al igual que el Mesías cristiano y guiar a su pueblo hacia una época de prosperidad. Todo padre y anciano de esta nación mixe trasmite a sus descendientes esta leyenda:
“ Dos ancianos campesinos que no podían tener hijos, una vez caminando, se encontraron frente al río, que por cierto esa mañana cantaba hermosamente pero en forma diferente, al oscurecer, vieron brotar la luna blanquísima sobre el río, su sorpresa fue mayor cuando se dieron cuenta que era un huevo, que recogieron amorosamente, esperando que de allì brotarìa una ave, su felicidad fue colmada cuando se dieron cuenta que de aquel huevo de serpiente no brotaría un ave ni una serpiente, sino un hermoso niño, el hijo siempre esperado.
Cuando este creció, desde luego dentro de la Jotmey, dentro de la cultura del cerro, lidereo a su pueblo contra sus enemigos eternos, los zapotecos. Una vez estos zapotecos prendieron fuego al a montaña sagrada del Zempoaltepetl y Cong Hoy se escondió, creyendo los enemigos que había muerto quemado, por eso lo llamaron Con doy, pero los mixes sabiendo la verdad supieron desde entonces que la montaña era su escondite, su casa y que de ella brotaría en algún momento su Mesías, que los condujera a la victoria final, la liberación de su pueblo “. Es la montaña sagrada un ser supremo que enseña a esta nación un orden cósmico y el lugar que en el les corresponde, se le mantiene con ofrendas y sacrificios ininterrumpidos, por este pueblo mixe venido por donde sale el lucero de la tarde o Quetzalcoatl mixe, otros dicen que este pueblo viene desde el Perú y otros más que de los Olmecas que viven junto al mar, pero hombres al fin en busca del misterio de su existencia, que proponen al mundo su manera peculiar de entender la vida y como vivirla. Los mixes resisten en lo alto de la montaña las adversidades de estos últimos 507 años. Cuando entre ellos se encuentran en esos caminos intrincados de la montaña o del mundo, se oye, se escucha claro su saludo tradicional, maguepe, que tengas, se escucha en Ayutla, lo mismo que en Tlahuitoltepec, o en Cotzocón, o en Alotepec y brilla para ellos una luz de esperanza, que es la de un pueblo comprometido con su destino. Un mural realizado por Gritón y la comunidad de Alotepec, llamado “Los Reyes De La Sierra”, mantiene plasmado la historia y el presente de este pueblo. Zacatepec guarda las heridas de los caciques indios aliados al enemigo común, el extraño, y el Palacio Municipal de Tlahuitoltepec. Mantiene el dibujo del huevo de donde nace Cong Goy y en sus territorios se encuentra la escuela de música mixe, la gloria de este pueblo que se expresa con los sonidos del viento. Existe una vasija muy antigua, donde esta pintado el nacimiento de Cong Goy, el guerrero gigante, guardada con mucho sigilo y respeto, todo ser que se acerque a la zona de la montaña sagrada debe saber que la fiesta, es solo el evento preparado y esperado cada año, que conserva y mantiene la Jotmey, la cohesión, lo que resiste, pero sobre todo convoca al Xaaw, a los días dedicados donde se hace y se cumple la promesa. Son los días de continencia, también son días de flores, de la cera, del copal, de la música. De la danza, es el día del fruto del maguey sobre la tierra que cae para honrarla, pero sobre todo es el día de la unidad y la permanencia de un pueblo a través del tiempo…