Asunción Fuente
El País
La respuesta a tu pregunta puede ser diferente si al exponer que «no existiera la Luna» te refieres a que no hubiera existido nunca, es decir, que no se hubiera formado, o a que de repente desapareciera.
Si la Luna desapareciera por cualquier motivo, ocurrirían muchas cosas: la primera es obvia, no tendríamos luz lunar, así que las noches serían siempre oscuras. Y eso influiría tanto sobre el comportamiento animal como sobre los vegetales, porque los seres vivos en la Tierra, incluidos los humanos, están adaptados a los ciclos del Sol y de la Luna. También dejaría de haber eclipses porque desaparecería el objeto que eclipsa.
Pero quizá lo más importante es que no habría mareas. O más exactamente, habría mareas pero serían mucho más pequeñas porque solo estarían las mareas provocadas por el Sol (mareas solares) y desaparecerían las provocadas por la Luna, que son las más importantes. Esto causaría importantes efectos. Lo primero es que el agua de los océanos tendría muy poco movimiento, lo que influiría sobre todos los seres vivos que viven en ellos, porque las mareas hacen que se limpie el fondo del mar; el movimiento de marea realiza una especie de drenaje del fondo marino. Además, ahora tenemos una Tierra deformada, el agua está deformada, no es una esfera perfecta, y si le quitas la Luna, cambiaría el nivel de los océanos provocando un cambio climático. Muchos seres vivos no serían capaces de adaptarse tan rápidamente a esos cambios y desaparecerían. Hay que tener en cuenta que el cambio en las mareas sería automático si desapareciera la Luna.
Otro cambio sería el que afectaría al eje de rotación de la Tierra. Este eje de rotación se mantiene fijo, en parte, por la Luna. El plano en el que están el Sol y los planetas se llama eclíptica, y la Tierra no gira exactamente perpendicular a la eclíptica sino que lo hace en un ángulo de 23 grados. Esa inclinación es casi constante, y lo es porque la Tierra también tiene otro movimiento además del de rotación que es el de precesión. Este movimiento podemos compararlo con el de una peonza en la que el eje de rotación describe un pequeño círculo mientras la peonza gira. En la precesión terrestre el eje de la Tierra tarda unos 26.000 años en describir este círculo. Siguiendo con el ejemplo de la peonza, el eje de rotación es más estable cuanto más deprisa gira. El movimiento de precesión de la Tierra se produce por la atracción gravitatoria que ejercen sobre ella el Sol y la Luna. Si la Luna no existiese, la precesión sería más lenta y el eje de rotación sería más inestable. La Tierra podría cabecear un poco y en vez de una inclinación de 23 grados podría llegar a 40 grados o al caso extremo de Urano, cuya inclinación es de 90 grados, lo que hace que gire tumbado. En Urano hay una mitad del planeta (un polo) que está siempre soleada y otra mitad que está siempre en sombra. Si eso ocurriera en la Tierra, el cambio climático sería todavía más dramático que el que produciría solo la desaparición de las mareas. Y todo eso ocurriría en una escala de tiempo no demasiado grande.
La Tierra, vista desde la Luna. rn
La Tierra, vista desde la Luna. NASA
Vamos ahora al segundo supuesto, el de que nunca hubiera existido la Luna. Si fuera así, el día no duraría 24 horas. La Tierra se formó hace 4.600 millones de años y la Luna unos 100 millones de años más tarde. Nuestro satélite se formó porque había otro cuerpo que giraba con la Tierra, chocó contra ella y se desgajó un trozo. Entonces la Tierra no era rígida como es ahora, no era exactamente líquida pero sí fluida. En ese tiempo el día duraba unas seis horas porque el planeta giraba mucho más rápido. Con la formación de la Luna llegaron las mareas que crean fricciones que van frenando al planeta y hacen que el día sea cada vez más largo hasta lo que tenemos ahora, aproximadamente 24 horas. De hecho, el día todavía se sigue alargando aunque muy poco, 1,5 milésimas de segundo por siglo. Si la Tierra girase más rápido, los vientos serían mucho más violentos, igual que lo serían las corrientes oceánicas. Es decir, el clima sería muy diferente del que conocemos y eso seguramente habría dificultado la aparición de la vida porque una de las cosas que ayuda a la evolución química es que las condiciones cambien pero no muy deprisa, y así puedan formarse compuestos químicos cada vez más complejos. No podemos concluir que no habría vida, pero habría sido más difícil que esta apareciera en la Tierra sin la Luna.
Asunción Fuente es doctora en Física Teórica e investigadora del Observatorio Astronómico Nacional.