La Jornada
A 500 años de la Conquista de México, Europa debe reconocer la gran aportación que América le hizo en el siglo XVI, momento crucial en el cual se contribuyó al desarrollo de su capitalismo con la explotación de millones de indígenas y al enviar la plata para acuñar monedas.
Ese es uno de los ejes del libro La Conquista. Catástrofe de los pueblos originarios, adelanta el historiador Enrique Semo Calev (Bulgaria, 1930), autor de los dos volúmenes (coeditados por Siglo XXI y la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM) que se centran, primero, ‘‘en los cuatro grandes actores del drama: los amerindios en sus sociedades comunales de parentesco, sus jefaturas y sus formaciones tributarias; los europeos del capitalismo mercantil, comerciantes, prestamistas y corsarios; los españoles recién salidos de la reconquista, conquistadores, frailes, funcionarios y colonos, así como los africanos que llegaron, a su pesar y en condición de esclavos, para tomar parte en la fundación de la nueva sociedad”.
El segundo tomo aborda la historia de la Conquista propiamente dicha, pero no se centra en lo sucedido con el imperio mexica como se acostumbra, sino que abarca todo el territorio y la población de lo que fue la Nueva España.
Paradoja: avances y tremenda destrucción
En entrevista con La Jornada, Semo reitera que la llegadade los españoles a América ‘‘produjo una catástrofe demográfica de los pueblos originarios. Habíaalrededor de 8 millones de indígenas en el centro de lo que ahora es México, cien años después de la Conquista quedaban un millón 200 mil; se perdió 90 por ciento de la población y eso se debió en gran parte a las guerras que transformaron el sistema económico y social y, sobre todo, a la persecución de las religiones locales dentro de las que estaban los sistemas de valores.
‘‘México nace de una historia catastrófica en los principios, y eso va a pesar durante todo nuestro desarrollo. Si bien los españoles trajeron muchos adelantos técnicos y un conocimiento más amplio, como la rueda, el acero, el hierro, el cobre, los animales, todo llega envuelto en sangre y sudor. No lo dan para mejorar la vida sino para explotarlos mejor. Avances y tremenda destrucción, es muy contradictorio lo sucedido”. El historiador y ensayista puntualiza que al pensar en la Conquista como parte de la historia nacional ‘‘no debemos limitarnos a lo ocurrido con el imperio azteca. Es un mito absoluto que la conquista de México haya terminado en 1521, pues lo que aquí en el centro del país to-mó dos años y medio, en el norte duró 300 años; una conquista sin fin, al igual que en el sureste.
‘‘Los mayas, en ese sentido, son muy especiales. Todavía a fines del siglo XVII existía un estado maya independiente, una región en Yucatán llamada La Montaña a la cual los indígenas, cuando se les explotaba demasiado, huían y reproducían su vida independiente”.
Otro de los grandes mitos de la historia mexicana, continúa el también ensayista, es que el capitán Hernán Cortés, con sus 500 hombres, conquistó él solo a los pueblos del centro del país.
‘‘Cortés fue muchas cosas menos tonto; desde que llegó a Veracruz supo que él con la gente que traía jamás podría conquistar a los mexicas por sí solo, pero muy pronto se dio cuenta de que los aztecas tenían muchos enemigos porque eran un imperio explotador y cruel. El enojo de los pueblos de Anáhuac no tiene nada que ver con la llegada de los españoles.
Los mexicas cayeron ante la alianza indígenas-españoles
‘‘La llegada de 500 aventureros no alteró gran cosa los problemas prehispánicos existentes, entonces, los oprimidos estaban listos para levantarse en armas, fueron ellos los que aprovecharon la llegadade los españoles y se unieron con éstos contra los mexicas, quienes cayeron bajo una gran alianza indígena y española, cada quien buscando lo que querían, que eran cosas contrarias’’, explica Enrique Semo.
‘‘Los indígenas buscaban in-dependizarse, los españoles establecer para todos un imperio mucho peor del que existía. Fue así como en la toma de Tenochtitlan participaron 200 mil indígenas y apenas 700 españoles.
‘‘Los conquistadores contaron después que los indígenas hacían tareas de apoyo. No es cierto. Los tlaxcaltecas, los cholultecas, los texcocanos pelearon con su inteligencia y sus ejércitos organizados. Hubo muchos momentos en que los españoles casi no participaron y se lo dejaron todo a los indígenas. Fue una guerra de indígenas oprimidos por los aztecas contra los aztecas.
‘‘Esas son las complejidades de la historia que debemos comprender: en las contradicciones quedaron unidos conquistadores e indígenas.
‘‘Por eso, la polémica sobre la Conquista se inició en el tiempo mismo de la Conquista, pues hubo sacerdotes que consideraban a los indios un pueblo inferior, naturalmente esclavo, siguiendo el pensamiento de Aristóteles; y otros, como fray Bartolomé de las Casas, que consideraban a los indígenas una nación igual que todas, decían inclusoque en ellas había muchos hombres excepcionalmente inteligentes.
‘‘Es esa la discusión que ha seguido hasta nuestros días, por eso tenemos muchos asuntos por abordar si hablamos de la nación mexicana, ya que alrededor hay muchos mitos. Los historiadores vamos en búsqueda de la verdad, nos guste o no nos guste lo que pasó”, concluye el investigador emérito de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El libro La Conquista. Catástrofe de los pueblos originarios, de Enrique Semo, será presentado el 9 de octubre a las 19 horas en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, esquina Benjamín Hill, colonia Hipódromo Condesa). Participarán Héctor Díaz-Polanco, Carlos Illades y el autor.