Lo dedica a las víctimas captadas por su lente
Ciudad de México.
El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado recibió ayer en la Paulskirche (Iglesia de San Pablo) el Premio de la Paz de la Asociación de Libreros Alemanes.
Quiero compartir este galardón con todos los que permitieron que los fotografiara para que su tragedia fuera conocida en el mundo, citó en su discurso, el que también aludió a sus viajes por más de 120 países para recabar sus impresionantes reportajes gráficos.
La asociación explicó que con Salgado distinguió a un artista cuyas lentes exigen la justicia social, la paz, y otorga urgencia al debate mundial sobre la protección de la naturaleza y el clima. Al mismo tiempo, señaló que con su Instituto Terra, el fotógrafo creó una fundación que contribuye directamente a la recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas.
Salgado y su esposa, Lélia, crearon el Instituto Terra en su país natal, Brasil. Allí siguen trabajando en la reforestación de una pequeña parte de la selva tropical, donde hasta ahora se han plantado casi 3 millones de árboles.
Holocausto en Ruanda
Respecto del genocidio cometido en Ruanda hace casi 25 años, tragedia en la que Salgado documentó decenas de imágenes desoladoras e impactantes, el reportero gráfico acotó: Ese Holocausto pudo detenerse si Europa y la Organización de Naciones Unidas hubieran intervenido. Todo el mundo sabía lo que estaba pasando y nadie hizo nada.
Salgado también abordó la difícil situación que enfrentan los pueblos brasileños por la política criminal del mandatario Jair Bolsonaro: “Por esa razón, el Amazonas aparece en las noticias y los indígenas viven con miedo (…) La agricultura industrial destruye cada vez más la selva”.
Sin embargo, el corresponsal de 75 años recalcó que pese a las atrocidades que ha presenciado, aún hay esperanza, porque el futuro del planeta está en nuestras manos: No podemos negar el daño que podemos hacernos; el ser humano puede ser un lobo para sus semejantes, pero la situación puede revertirse.
Salgado es el primer fotógrafo en recibir el Premio de la Paz de la Asociación de Libreros Alemanes, condecoración dotada con unos 27 mil 900 dólares y concedida desde 1950. El año pasado recibió el premio el matrimonio alemán de científicos culturales Aleida y Jan Assmann. Esa distinción, añadió, reconoce su trabajo de casi 50 años y toda su vida.
Me corrijo, nuestra vida. La de Lélia y mía. Todo lo que he hecho no hubiera sido posible sin ella, pues fue quien me llevó a la fotografía, ha diseñado mis libros y ella me devolvió la esperanza y me salvó la vida cuando volví de Ruanda, concluyó Sebastião, quien también capturó el trabajo en minas de oro y más tarde mostró la belleza del planeta con su libro Génesis.
Durante la ceremonia de premiación –en contexto de la Feria del Libro de Fráncfort (que terminó ayer)–, el guionista, productor y actor alemán Wim Wenders declaró: La asociación y sus integrantes han elegido honrar a un artista visual excepcional que ha hecho campaña continuamente en nombre de la paz y la justicia social, y cuya obra fotográfica completa presta un sentido de urgencia para el debate mundial en torno a la conservación de la naturaleza y la protección del medio ambiente.