La Jornada
Ciudad de México. Para aprender cosas nuevas, a veces es necesario fallar. Una nueva investigación dirigida por la Universidad de Arizona (Estados Unidos) propone ahora una respuesta matemática para saber cuál es la cantidad correcta de fracaso.
Los educadores y los estudiosos de la educación han reconocido desde hace tiempo que hay algo de «punto óptimo» cuando se trata de aprender.
Es decir, aprendemos mejor cuando tenemos el desafío de comprender algo fuera de los límites de nuestro conocimiento existente. Cuando un desafío es demasiado simple no aprendemos nada nuevo.
Del mismo modo, no mejoramos nuestro conocimiento cuando un reto es tan difícil que fallamos por completo o nos rendimos. Una nueva investigación, que publica la revista Nature Communications, es cuando el fracaso ocurre el 15 por ciento del tiempo.
Dicho de otra manera, es cuando se da la respuesta correcta el 85 por ciento del tiempo.
«Estas ideas que existían en el campo de la educación, que existe esta ‘zona de dificultad proximal’ en la que deberías maximizar tu aprendizaje, lo hemos puesto en una base matemática», señala el profesor asistente de Psicología y Ciencia Cognitiva de UArizona Robert Wilson, autor principal del estudio.
Wilson y sus colaboradores en la Universidad de Brown, de la Universidad de California, Los Ángeles y Princeton idearon la llamada Regla del 85 por ciento después de realizar una serie de experimentos de aprendizaje automático en los que enseñaban a las computadoras tareas simples, como clasificar diferentes patrones en una de dos categorías o clasificando fotografías de dígitos escritos a mano como números impares versus pares, o números bajos versus altos.
Los ordenadores aprendieron más rápido en situaciones en las que la dificultad fue tal que respondieron con un 85 por ciento de precisión. «Si tiene una tasa de error del 15 por ciento o una precisión del 85 por ciento, siempre está maximizando su tasa de aprendizaje en estas tareas de dos opciones», explica Wilson.
Cuando los investigadores observaron estudios previos sobre el aprendizaje de animales, descubrieron que la Regla del 85 por ciento también era válida en esos casos, añade.
Si pensamos en cómo aprenden los humanos, la regla del 85 por ciento probablemente se aplicaría al aprendizaje perceptivo, en el que gradualmente aprendemos a través de la experiencia y los ejemplos, apunta Wilson.
«Me imagino dando ejemplos fáciles y ejemplos difíciles y ejemplos intermedios. Si doy ejemplos realmente fáciles, obtienes el 100 por ciento correcto todo el tiempo y no queda nada que aprender. Si doy ejemplos realmente difíciles, estarás acertado en un 50 por ciento y aún no aprenderás nada nuevo, mientras que si te doy algo intermedio, puedes estar en este punto óptimo donde obtienes la mayor información de cada ejemplo en particular».
Dado que Wilson y sus colaboradores solo buscaban tareas simples en las que había una respuesta clara correcta e incorrecta, Wilson no se aventura a decir que los estudiantes deben aspirar a ese 80 por ciento de aciertos en la escuela, pero cree que podría haber algunas lecciones para la educación que merecen una mayor exploración.
«Si está tomando clases que son demasiado fáciles y las está haciendo todo el tiempo, entonces probablemente no esté obteniendo tanto de una clase como alguien que está luchando pero que está logrando mantenerse al día –concluye–. La esperanza es que podamos expandir este trabajo y comenzar a hablar sobre formas de aprendizaje más complicadas».