CEM
CUIDEN POR USTEDES MISMOS Y POR EL REBAN?O”
Hch, 20: 28-38
“En esta barca, estamos todos… no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”. Papa Francisco
I. EL SACERDOTE ANTE EL GRAN DESAFI?O COVID-19
El hombre de hoy y la Iglesia actual, se encuentra frente a uno de los ma?s grandes desafi?os de su historia, que esta? causando desorden, incertidumbre, dolor, angustia y muerte. Ante esta realidad, el ser humano reconoce una vez ma?s su fragilidad. Ante este escenario global hemos de contemplar con esperanza cristiana y un profundo sentido de fe, asumiendo con corazo?n de padres y hermanos esta oportunidad con una profunda confianza, ma?s no con ingenuidad, sino con ojos de fe y corazo?n de pastores que han de conocer las necesidades del Pueblo cristiano, para involucrarse en ellas y potenciar todas aquellas iniciativas que favorezcan la presencia del Reino de Dios. (PGP, 26)
Por lo tanto, a cada uno de nosotros como disci?pulos amados de Jesu?s, que somos testigos de esperanza, ma?s alla?, de buscar razones, culpables o de simplemente emitir nuestros juicios personales ante la situacio?n actual, es el momento oportuno para elevar nuestros ojos al cielo e invocar con fe viva la misericordia de Dios.
Que la presencia del sacerdote en medio de la comunidad sea un gran puente de unio?n entre Dios y sus hijos. No caigamos en conductas que no den testimonio de confianza. Sepamos atender y acatar las disposiciones de nuestras autoridades civiles y eclesia?sticas. No es un tiempo para relajarnos en nuestra vida espiritual, no nos permitamos bajar la guardia ante este gran riesgo de contagio. Estemos atentos a saber cuidarnos y cuidar como buenos pastores de toda la comunidad cristiana que Dios nos ha encomendado.
ALGUNOS ELEMENTOS DE REFLEXIO?N EN EL ACOMPAN?AMIENTO DEL PUEBLO.
1. Orden/Responsabilidad
Sin duda, uno de los principales retos en este tiempo tan particular, es mantenernos bien informados y realmente comunicados, la mala informacio?n nos llevara? al desorden y al caos y, como ya nos hemos dado cuenta, eso ocasiona desde indiferencia ante el COVID-19 hasta una psicosis colectiva. Por eso, nosotros debemos ser los responsables en saber escuchar las voces autorizadas sobre el tema, y no dejarnos llevar o incluso difundir noticias o rumores, que desestabilicen el orden emocional, social y de fe.
Un signo claro de comunio?n, obediencia y responsabilidad es acatar las instrucciones precisas dadas para la Dio?cesis en esta contingencia por el Obispo diocesano.
2. Oracio?n/Comunio?n
En medio de tanto dolor que estamos observando, no dejemos de abrazar y contemplar la Cruz de Cristo. En este ambiente de gracia cuaresmal, ofrezcamos un tiempo de meditacio?n, silencio y purificacio?n por el mundo entero que experimenta un profundo desconcierto. Pida?mosle constantemente al Maestro que nos ensen?e a orar en medio de esta tribulacio?n, para que nuestro espi?ritu se mantenga fuerte y transmita esperanza. De modo particular, tengamos presentes a todos aquellos que se encuentran enfermos o han perdido la vida a causa del COVID-19. Tambie?n no podemos olvidar a todas las personas ma?s vulnerables fi?sicamente y de escasos recursos. De manera especial por los me?dicos, enfermeras, enfermeros y hombres de buena voluntad que han estado atendiendo esta emergencia en cada uno de los hospitales y en los diversos lugares del mundo. Como pastores de fe, celebremos la santa Misa con estas intenciones particulares.
3. Ofrenda/Solidaridad
Ante la situacio?n de inminente contagio, la Iglesia esta? llamada a ofrecer constantemente sus oraciones, pero tambie?n, a construir y compartir la aute?ntica caridad cristiana. Que la presencia de la comunidad sea para la sociedad un gran oasis, donde se renueve la fe del espi?ritu y fortalezca el corazo?n. Lejos de solamente cerrar las puertas, procuremos que se mantenga vivo y abierto el ambiente de comunio?n y fraternidad. El sacerdote, ofrezca su tiempo, sus capacidades y carismas para ayudar al pueblo de Dios a mantenerse de pie y, hacer frente a este momento con responsabilidad.
4. Humildad / Reconocer
En la situacio?n que estamos enfrentando como disci?pulos, estamos llamados a reconocer que solos no podemos nada, pero que Dios lo puede todo, por lo que hemos de tomarnos de su mano y dejarnos llevar por donde E?l quiera, sin resistencias, sin cuestionamientos, sin reclamos, sin enojo. “En esta barca estamos todos … debemos de reconocer que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos.” (Papa Francisco, Bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBIT).
La humildad viene unida a la obediencia, se da en forma natural el anhelo de querer cumplir la voluntad de Aquel a quien reconocemos como nuestro Sen?or. Pongamos todo cuanto somos y tenemos, todas nuestras capacidades a Su disposicio?n, porque E?l sabe mejor que nosotros lo que nos conviene y, en todo interviene para bien.
5. Oportunidadpastoral/Servicio
La Iglesia tiene un gran desafi?o, que el pueblo de Dios no se sienta solo ni abandonado. El sacerdote con espi?ritu de discernimiento y creatividad pastoral, busque los medios que le permitan mantenerse cercano a las familias que pudieran estar sufriendo en carne propia el flagelo de la enfermedad, o incluso la muerte de un ser querido. Abandonarles en estos momentos, seri?a faltar a la misericordia, a la caridad y perder una gran oportunidad de encarnar el evangelio de Jesu?s.
6. Prudencia/Actitud
Recibe y transmite los mensajes y la informacio?n acerca de la pandemia, la cuarentena y otras circunstancias relativas al COVID-19 con prudencia y de forma constructiva. Especialmente en las eucaristi?as u otros momentos de oracio?n transmitidos por redes sociales evita las murmuraciones, los rumores infundados y los comentarios propios acerca del tema para no favorecer tensiones innecesarias ni situaciones comunitarias de dificultad. Hablar constantemente sobre este asunto puede hacer que crezca el temor y que te distancies de estados de mayor tranquilidad y sosiego.
Recordemos las palabras del Papa Francisco: “En esta situacio?n de pandemia, en la que nos toca vivir ma?s o menos aislados, estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunio?n que une a todos los miembros de la Iglesia. Unidos a Cristo nunca estamos solos, sino que formamos un solo Cuerpo, del cual E?l es la cabeza. Es una unio?n que se alimenta de la oracio?n, y tambie?n de la comunio?n espiritual en la Eucaristi?a, una pra?ctica muy recomendada cuando no es posible recibir el Sacramento. Digo esto para todos, especialmente para las personas que viven solas”. (A?ngelus, 15 marzo 2020)
Que los di?as que estamos viviendo en nuestro pai?s ante este gran desafi?o llamado COVID-19, signifique para nosotros pastores el momento de fortalecer nuestra fe y confianza en nuestro Padre providente. Reconociendo que sus efectos han llegado y pueden dan?ar tambie?n la vida de los presbi?teros. (PGP. 71) Que junto al pueblo con el que peregrinamos sepamos enfrentar con serenidad y responsabilidad esta emergencia sanitaria.
No dejemos de invocar la intercesio?n de nuestra Madre la Virgen de Guadalupe que habita entre nosotros, para que derrame su bendicio?n maternal sobre nuestra nacio?n y la Iglesia universal.
MONS. O. ROBERTO DOMI?NGUEZ COUTTOLENC, M.G.- OBISPO DE ECATEPEC- COORDINADOR EPISCOPAL DEL CLERO
II. CUIDADO Y PREVENCIO?N INTEGRAL
1. Fi?sico1
Dadas las circunstancias que ya todos conocemos y al posible incremento de este suceso, debemos estar preparados ante la demanda que se nos hara? de estar presente acompan?ando a los pacientes de COVID-19, es decir, proporcionarles los sacramentos de Uncio?n de los Enfermos, Confesio?n y Via?tico. ¿Que? hacer ante esta circunstancia de la cual no podemos huir, pues esta? en nuestra realidad, pero que no podemos enfrentar como habitualmente sabemos y podemos hacer?
Pueden ir a ver un paciente con estas caracteri?sticas si y so?lo si cuenta con los medios de proteccio?n correspondiente, a saber:
1. Usar bata.
2. Guantes de la?tex.
3. Tapabocas N95 (Mascarilla dura).
4. Cubre zapatos.
5. Gorro.
6.Que no tenga enfermedades preexistentes (diabetes, hipertensio?n, obesidad mo?rbida, o alguna otra que lo haga estar de?bil en sus defensas)
Si no tiene esta proteccio?n, no se acerque al paciente, pues se va a contagiar, y sera? propagador del Virus a ma?s personas.
Por otro lado, el pasado 19 de marzo la Penitenciari?a Aposto?lica publico? un decreto firmado por el Penitenciario Mayor, Cardenal Mauro Piacenza, y autorizado por el Papa Francisco que concede la indulgencia plenaria a los fieles enfermos de Coronavirus, a los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que cuidan de los enfermos, asi? como a los fieles que ofrezcan los actos de devocio?n ahi? mencionados y a los fieles en punto de muerte con las condiciones que menciona el decreto.
Indulgencia a paciente en casa:
Si la situacio?n no ha sido declarada fase 3, es decir, que no podamos salir de casa, no digamos inmediatamente “NO”, expliquemos a los fieles las indicaciones dadas por la autoridad en materia de Salud, y propongamos lo siguiente: Voy a estar afuera de su casa (en la calle), ustedes familiares, pueden estar en la puerta principal de la casa. Si esta? cercana la puerta principal de la banqueta o calle, estar a una distancia de 1.5 metros o ma?s. Hagan una oracio?n con la familia e impa?rtanle la Indulgencia Plenaria al Paciente. Si es posible que el paciente este? en videollamada para que participe y vea que recibe la indulgencia, excelente, si no puede, que la familia se lo manifieste.
Indulgencia a paciente en hospitales:
El Nosocomio debe proveer lo que el Secretario de Salud manifesto? para la atencio?n a esos pacientes, si no hay el material necesario, desde afuera de la habitacio?n o cubi?culo impa?rtanle la indulgencia plenaria.
Declarada una Fase 3. Impartan la indulgencia plenaria desde sus parroquias a los enfermos de COVID-19, a sus familiares y al personal me?dico que los atiende.
2. Espiritual2: Oren para no caer en tentacio?n… Mc. 14, 38
Una so?lida espiritualidad y madurez humana sacerdotal, nos permitira? hacer
frente a los desafi?os sacerdotales que trae consigo el COVID -19.
Esta dina?mica emergente implica un cambio importante de rutinas, trabajo, horarios, tareas, actividad y enfoque de la misio?n. Toca adaptarse a una realidad que se nos impone de forma relativamente imprevista y no siempre fa?cil de gestionar; pero que tambie?n puede vivirse, desde el Espi?ritu y la confianza, como oportunidad de crecimiento y creatividad.
“Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco…” Mc. 6, 30-34.
Acostumbrados a un modo de funcionar donde el dinamismo, la rapidez y la urgencia toman el protagonismo, afectando tambie?n a nuestra vida sacerdotal, este momento concreto que estamos viviendo puede ayudar a que nos introduzcamos en otra dimensio?n diferente. Se impone ahora una parada forzada que nos acerca a una mayor interiorizacio?n de la vida y de lo que sucede en ella.
Es una oportunidad para descansar, en un esparcimiento provechoso, reordenando ideas, afectos, ejercita?ndote fi?sicamente, etc.
Este tiempo en el que nos encontramos, puede ser de gran ayuda para mirar lo que esta? pasando con profundos ojos de fe, e intentar procesar la realidad que se nos presenta como tiempo favorable de salvacio?n.
Estamos en Cuaresma y, a este tiempo litu?rgico que nos propone la Iglesia, se une otro de cuarentena. Aqui? tambie?n la oracio?n, el ayuno y la penitencia son posibles y necesarios; y, como en cada e?poca, siguen presta?ndose a la creatividad pastoral para llevar adelante la Nueva Evangelizacio?n.
Se nos ofrece una oportunidad para potenciar la lectura espiritual, la reflexio?n personal y la vida de oracio?n. Tiempo para orar personal y comunitariamente de un modo quiza?s au?n ma?s intenso y creativo. Y, en este sentido, para encomendar con especial atencio?n la vida de quienes esta?n sufriendo de forma ma?s dolorosa la enfermedad; para pedir por sus familias, que quiza?s no puedan acompan?arlos del modo que les gustari?a; y para orar por tantos profesionales –del mundo sanitario y de otros a?mbitos – que dejan lo mejor de si? mismos en el trabajo por el bien comu?n. Especialmente por los presbi?teros contagiados, y fallecidos por esta pandemia.
El Papa Francisco en su meditacio?n con motivo de la bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBI del 27 de marzo, afirmo? que el Sen?or nos llama a tomar este tiempo de prueba como un tiempo de leccio?n. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Sen?or, y hacia los dema?s.
Existen tambie?n plataformas digitales, ofrecidas desde distintos a?mbitos e instituciones eclesiales, que pueden ayudar a vivir este momento a trave?s de las redes sociales, siempre que no lleven al aislamiento.
Sera? muy sano cuidar especialmente la conversacio?n espiritual con los sacerdotes mayores y ancianos de los presbiterios y de las casas sacerdotales y, evitar todo tipo de ocio espiritual y acade?mico que desfavorezca nuestra vida y ministerio. Aprovechemos el tiempo para leer la Sagrada Escritura, comentarios de los Santos Padres, Historia de la Iglesia y sobre todo el Magisterio de los u?ltimos tres Papas: San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa actual Francisco.
3. PSICOLO?GICO3
A lo largo de la cuarentena es normal que pases por distintos momentos y estados emocionales: estre?s, ansiedad, soledad, frustracio?n, aburrimiento, enfado, sentimientos de miedo y desesperanza, etc. Estos efectos pueden durar o aparecer incluso posteriormente al confinamiento.
Cuidar tus acciones, pensamientos y sentimientos resultara? de gran importancia para responder adecuadamente a los peri?odos en los que el a?nimo pueda fallar y, la sensacio?n de incertidumbre o desasosiego crezca, si es que se llega a dar el caso.
Haz deporte segu?n las circunstancias y los medios que este?n a tu alcance, para que tengas salud de cuerpo y mente.
No es un tiempo desocupado, de huir, de dispersarse, de desentendimiento humano, espiritual y pastoral, sino de unificar el corazo?n y los sentimientos para cuidarnos y servir mejor al Pueblo de Dios.
III. CUIDADO PASTORAL
El sen?or nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar
y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contencio?n y sentido
en estas horas donde todo parece naufragar (Papa Francisco, Bendicio?n extraordinaria URBI ET ORBIT).
La pandemia resulta un tiempo y espacio fundamental para el fortalecimiento de nuestra vocacio?n sacerdotal. La iglesia se encuentra en un momento ido?neo para volver a su origen, asi? como al fin por el cual existe, es decir el servicio. El presbi?tero es capaz de nutrir la esperanza de contener las angustias y de reducir los miedos. Su cardinal vocacio?n es la del cuidado y la proteccio?n. En los lugares donde haya ausencia de liderazgo sacerdotal, habra? una nutrida presencia de negligencia4.
Comprender de la forma ma?s ajustada posible la realidad que esta?s viviendo y adaptarte a ella resultara? de gran utilidad. Es importante que reconozcas la situacio?n – personal, comunitaria, social, eclesial– en la que te encuentras y lo hagas con seriedad y de forma sincera; pero sin generar dina?micas de alarma infundadas.
Probablemente a lo largo de estas semanas vas a pasar ma?s tiempo y compartir ma?s espacio con compan?eros de comunidad. Esta situacio?n constituye una oportunidad para retroalimentar la fraternidad, especialmente con los ma?s distantes: pobres, familia y amigos.
Esta situacio?n constituye una oportunidad para vivir desde la fraternidad esta contingencia sanitaria y tambie?n para continuar con la formacio?n permanente que tanto enriquece la vida sacerdotal.
Reorganizar una nueva planificacio?n ante esta nueva situacio?n de tu comunidad o de la gente con la que vives.
Establecer un cierto ritmo ordenado, tanto a nivel de la vida comu?n como de tu propia vida personal, favorece el bienestar pastoral.
Es tiempo para la creatividad: piensa posibles actividades de tipo celebrativo, de oracio?n y solidaridad, que favorezcan un espacio positivo.
Es momento de emprender una pastoral digital, on line, sin que esto te limite la cercani?a con tu comunidad.
Trata de mantener horarios comunitarios que favorezcan el intercambio y la conversacio?n guardando siempre las recomendaciones sanitarias. Una organizacio?n clara y accesible a todos los miembros de la comunidad, que favorezca la participacio?n de los ma?s jo?venes para el cuidado de los mayores, sera? beneficiosa para todos.
Presta especial atencio?n a tus encargos y tareas dentro de la comunidad, dio?cesis o instituto en el que te encuentras.
En este momento la diligencia es una forma concreta de cuidado del otro, y resulta clave para el buen desempen?o de nuestra encomienda pastoral.
BIBLIOGRAFI?A
ARQUIDIO?CESIS DE MONTERREY A.R. Pastoral de la Salud (Comunicado 21 de marzo de 2020)
MEDITACIO?N DEL PAPA FRANCISCO EN LA BENDICIO?N EXTRAORDINARIA URBI ET ORBI (27 de marzo de 2020)
Orientaciones para el cuidado psicolo?gico durante el tiempo de cuarentena en la vida religiosa y sacerdotal, UNINPSI (Madrid, 2020).
PGP
PORTILLO TREVIZO DANIEL – Los li?deres se conocen en tiempos de
pandemias, 27 de marzo de 2020
APORTACIONES DE CONTENIDOS
Pbro. Dr. Pedro Astorga Guerra
Pbro. Lic. Armando Iva?n Moreno Morales
Pbro. Dr. Daniel Portillo Trevizo
DIRECTORIO
S.E. Mons. Rogelio CABRERA LO?PEZ Arzobispo de Monterrey
Presidente de la CEM
S.E. Mons. Alfonso – Gerardo MIRANDA GUARDIOLA Obispo Auxiliar de Monterrey
Secretario General de la CEM
S.E. Mons. Oscar Roberto DOMI?NGUEZ COUTTOLENC, M.G. Obispo de Ecatepec
Coordinador Episcopal del Clero
Pbro. Lic. Marcelino MONROY TOLENTINO Secretario Ejecutivo del Clero.
I?NDICE
I. El Sacerdote ante el gran desafi?o
Mensaje del Papa Francisco
II. Cuidado y Prevencio?n Integral
a. Fi?sico
b. Espiritual
c. Psicolo?gico
III. Cuidado pastoral
IV. Bibliografi?a
V.Directorio
VI. I?ndice