El 31 de marzo de 1995, la agencia de relaciones públicas Poole Edwards anunciaba su próxima exposición en la Galería de Cork Street, Londres: Nueva Pagano y Trabajo Afro: 1975-1995.
Se trataba de varios dibujos y fondos de pantalla que llamaron la atención de la prensa, debido a la mezcla de lo tradicional y lo actual.
Materiales de esa exposición ahora se encuentran en la casa de subasta Sotheby’s y se calcula que, en conjunto, podrían alcanzar un precio de hasta 70 mil dólares.
El creador había estudiado arte, música y diseño en la School of Art de Croydon, y ya mantenía amistad con algunos de los artistas plásticos innovadores de su época, como Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat.
“No es un hobby de domingo, la pintura es una parte esencial de mi vida”, señaló alguna vez David Bowie sobre esta faceta.
Y acaso porque le preocupaba no ser tomado en serio, sólo expuso dos veces en su vida, la primera, que fue de bajo perfil, en la mencionada The Gallery, en Cork Street de Londres, y al año siguiente, en 1996, en la Galería Daniel Blaise Thorens, en Basilea, Suiza.
Luego, prácticamente nunca más se supo del Bowie artista visual, aunque, según sus allegados, habría seguido vinculado a los pinceles y el lápiz de dibujo, realizando collages y creando diseño digital hasta su muerte, en 2016.
Cerca del mundo del arte
Hay que recordar que siempre estuvo cerca al mundo del arte, pero le inquietaba ser visto como una de esas estrellas de rock que de un día para otro se convierten en pintores aficionados. Sin embargo, a decir verdad, sus cuadros recibieron fuertes críticas.
El origen de su primera exposición, su gran salto al mundo del arte, fue que, después de haber diseñado fondos de pantalla muy inusuales, Bowie no encontraba la forma de cómo imprimirlos.
La ayuda llegó en la forma más improbable. La empresa de moda y muebles para el hogar, Laura Ashley, le proporcionó la experiencia en impresión y una impresión original para sus diseños.