El Jenga de los derechos humanos y las propuestas de reforma en materia de arrendamiento
Walter M. Arellano
Los derechos humanos no son un juego: constituyen un tema muy serio. El popular juego de mesa jenga ayuda a explicar las implicaciones de operarlos de manera imprecisa. Los operadores jurídicos, desde sus trincheras, son los jugadores del jenga derechohumanista. Cualquier legislación, sentencia o decisión que atente o beneficie a los derechos humanos impactará directamente en la torre, es decir, coadyuvará a fortalecerla o acercarla al derrumbe.
Los legisladores y juzgadores deben ser muy cuidadosos en las decisiones que hacen en materia de derechos humanos, cualquier paso en falso podría tener afectaciones considerables en la vida de un número indeterminado de personas.
La complejidad de tomar decisiones en materia de derechos humanos aumenta en situaciones atípicas como las derivadas del covid-19 que han traído, además de irreparables pérdidas humanas, una ola de desempleo originada por el freno de varias actividades económicas, y por consecuencia, problemas en el ámbito jurídico, principalmente, de carácter laboral y contractual.
El arrendamiento es un foco rojo. En muchos casos, hay atrasos en los pagos de las rentas. Con notoria sensibilidad, algunos legisladores capitalinos hicieron una serie de propuestas para reformar el Código Civil y la Ley de Vivienda con el fin de salvaguardar el derecho a la vivienda, olvidando, por otra parte, las prerrogativas del arrendador. Hay que reconocer la pronta respuesta legislativa, pero recordemos que la obligación de garantizar la vivienda no es de los particulares, sino del estado.
Vulnerar los derechos de propiedad privada del arrendador, tal como se planteaba en las referidas propuestas, podría poner en riesgo nuestro jenga derechohumanista. Gracias a la buena conciencia de los mismos legisladores esta propuesta fue frenada.
Hay que pensar en otras alternativas. Como revisar la situación del INVI- CDMX, que, en otras administraciones, ha sido cuestionado por posibles casos de corrupción. Aquí pudiéramos hallar respuestas para el diseño de reformas y políticas públicas para salvaguardar el derecho a la vivienda sin transgredir otros derechos. También hay que apelar a la sensibilidad de los arrendadores y a la buena fe de los arrendatarios para dirimir controversias por medio de la negociación y conciliación.
El reto es que la torre de los derechos humanos no colapse. Hay que agotar todas las estrategias posibles para solucionar los problemas derivados del covid-19 sin poner en vilo los derechos humanos.