El futuro del rebozo depende de que lo usemos, asegura investigadora
El MAP aloja una exposición dedicada a la prenda típica // 450 piezas recorren los orígenes y usos de la vestimenta desde el siglo XVIII // El planteamiento es novedoso, ya que surge de una exploración de la curadora Ana Paulina Gámez basada en la versión de los artesanos
Merry Macmasters
La Jornada
Si no consumimos los rebozos, mediante el uso personal o vía el regalo, esta prenda de vestir no tiene futuro, ya que no hay programa gubernamental que pueda rescatarlo, expresó Ana Paulina Gámez, curadora de Rebozo, exposición de cerca de 350 de estas vestimentas, de un total de 450 piezas, entre pintura, escultura, grabado, fotografía, cerámica e impresos, además de material didáctico, en el Museo de Arte Popular (MAP).
El planteamiento de la exposición es novedoso, aseguró Gámez –investiga el tema desde hace años–, porque, cuando empezó a hacer su tesis de maestría y después el doctorado, me di cuenta de que lo que se había escrito sobre el rebozo, que viene de la tradición oral, repetido durante los últimos 100 años, no tenía nada que ver con la respuesta que daban los artesanos.
De México y EU
La especialista halló documentos en el Archivo General de la Nación y en el Archivo General de Notarías, a la vez que pudo leer sobre el rebozo en las crónicas de la época. Sucedió que “nadie se había metido realmente a los archivos para buscar documentos. Las ordenanzas me dieron las pautas para saber que había rebozos de diferentes tipos.
Con esa información, obtenida en la investigación de campo, pregunté a los artesanos cómo se hacían las prendas, cuáles eran sus tradiciones. Les hice un montón de preguntas que me aclararon, dijo en videoconferencia organizada por el MAP.
En otra fase de la investigación, Gámez estudió rebozos antiguos en varios museos de México y Estados Unidos, lo que le dio guías para regresar a campo y entrevistarse de nuevo con los artesanos. Esta parte de su trabajo estuvo muy enfoca-do desde la teoría de la cultura material, las ciencias textiles y la antropología del arte.
Rebozo se divide en varios núcleos. En el primero, sobre origen y uso, se recuerda que el rebozo se inició con una función que hoy está perdida, la de prenda mestiza de recato; las mujeres cristianas cubrían la cabeza para entrar a los templos y orar. Después, el uso del rebozo se extendió. Desde finales del siglo XVIII, el rebozo se perfiló como relevante prenda mexicana, aunque en el XIX experimentó una especie de caída. Luego, los ideólogos de la Revolución Mexicana lo pusieron como la prenda femenina por excelencia.
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? La especialista pudo leer sobre el rebozo en las crónicas de la época halladas en los archivos generales de la Nación y de Notarías. Nadie se había metido realmente a buscar documentos, señaló Ana Paulina Gámez en videoconferencia organizada por el MAP.Foto cortesía del recinto
En los demás núcleos se habla de los centros reboceros que desaparecieron; la faceta tecnológica de su producción se muestra con fotografías, y el montaje de un pequeño taller explica la técnica más utilizada, que es la hechura de las canillas, luego hay un recorrido por los diferentes tipos de rebozos, como el listado, el jaspeado y el rayado. En otra sección se exponen muñecas con trajes regionales prestadas por la familia Echeverría para mostrar la extensión que tuvo la prenda en el país. Se incluyen videos con escenas de la época de oro del cine nacional y se explica cómo el rebozo se convirtió en icono del celuloide.
En otro núcleo, dedicado a la devoción popular, se rescata “una antigua tradición de la Ciudad de México, el Señor del Rebozo, imagen originalmente ubicada en la capilla de las madres dominicas en el convento de Catalina de Sena. Después, se trasladó a la iglesia de Santo Domingo.
La exposición estaba programada para abrirse el pasado 28 de marzo; sin embargo, el MAP tuvo que cerrar debido a la pandemia por el Covid-19. Hubo que negociar con los coleccionistas su continuidad en la muestra. Gerardo Gómez, coordinador de museografía del museo, señaló que hay piezas que demandan procesos de conservación muy estrictas, porque las hay desde finales del siglo XVIII. Hay rebozos que se muestran por primera vez al público, resguardados en cajones o armarios familia-res. Asimismo, piezas de instituciones que no se vuelven a prestar.
Procesión de minialebrijes
También se abrió al público una exhibición de alrededor de 70 mini alebrijes, pensada para dar continuidad al tradicional desfile monumental de estas artesanías que, por la emergencia sanitaria, no se efectuará en 2020.
En el patio del MAP las piezas se complementarán con una maque-ta del museo y la creación ex profeso de la Columna de la Independencia para emular la procesión/desfile que se ha realizado durante 13 años.
El Museo de Arte Popular se ubica en Revillagigedo 11, Centro. Debido a la emergencia mundial, el aforo en sala será de 30 por ciento, con cubreboca y la sana distancia obligatorios. Se pide que la duración del recorrido no sea mayor de una hora.