«La Belle Époque»
Comedia romántica o drama sicológico, La Belle Époque (Francia, 2019), incluida en el Tour de Cine Francés, no puede encasillarse en algún género convencional
«La Belle Époque»
Por Javier Betancourt
(Proceso).-
Víctor (Daniel Auteuil), otrora famoso autor de BD (historieta o manga francés), no se halla cómodo con celulares, tabletas y demás juguetes indispensables para la comunicación en la era del internet; pasado de moda y olvidado, a sus sesenta y tantos años es un hombre gris y aburrido. En cambio Marianne, su esposa, es una psicoanalista moderna y exitosa. El matrimonio se desbarata.
Dueño de una compañía de producción, Antoine (Guillaume Canet), el hijo (Michael Cohen), le ofrece a Víctor una fórmula revitalizante: reconstruir la escena del mejor momento de la vida en el pasado.
Comedia romántica o drama sicológico, La Belle Époque (Francia, 2019), incluida en el Tour de Cine Francés, no puede encasillarse en algún género convencional, la acción depende de un concepto narrativo, el cine dentro del cine: al igual que el realizador Nicolas Bedos, el negocio de Antoine consiste en escenificar un momento real o ficticio, la fantasía de una época, en cualquier género, aristócratas que humillan esclavos, una reunión de nazis, una tarde con William Faulkner, o, como en el caso de Víctor, 40 años atrás al inicio de los setenta, cuando conoció a su mujer, en un café llamado La Belle Époque.
¿Por qué le gusta esa época?, le preguntan a Víctor; pues porque entonces todo era simple, había ricos y pobres, se comía bien sin pesar en la salud, y la gente no estaba pegada al celular. Vestido con pantalones acampanados, zapatos de plataforma y camisa sicodélica, Víctor decide interpretarse a sí mismo; el sesentón de ahora se coloca en el joven de antaño. Una actriz de la compañía, Margot (Doriat Tillier) interpreta el rol de su esposa, como habría sido la joven desinhibida Marianne que lo cautivó con sus desplantes. El viejo de ahora articula y desarticula su propia historia, la emoción y el erotismo despiertan, pero el presente impone su derecho.
Al interior del relato, técnicamente la diégesis, ficción y realidad se mezclan, los actores se involucran en sus propios papeles, la combinación de té con mariguana que fuman los hippies de esa Bella Época representa la frontera de realidad e invitación al viaje. El procedimiento narrativo se llama mise-en-abyme, el recurso en el arte y la literatura es antiquísimo. Don Quijote es el modelo magistral, pero la narrativa francesa lo explota como artículo de lujo, Gide bautizó el concepto.
Antecedentes cercanos, Westland, la serie de televisión, y sobre todo After Life (1998), la cinta de culto de Hirokazu Koreeda, pero Bedos ni depende de la ciencia ficción como la primera, ni propone una manera de alcanzar el cielo como la segunda: La Belle Époque ocurre en una realidad posible, y en el caso de Víctor, los procedimientos abismales de juegos de espejos se organizan con el fin de ayudarlo a encontrarse a sí mismo, en esta mera época de aquí y ahora.
Realizador y actor, Nicolas Bedos supo aprovechar el gran elenco con el que contó. Daniel Auteuil recorre lo mejor de sus personajes de toda su carrera, y Fanny Ardant, a sus 71 años, mantiene el encanto de la mujer al lado (La femme d’à côté).