La buena suerte habla del mal que no podemos entender, afirma Rosa Montero
Alondra Flores Soto y Juan Carlos G. Partida
La Jornada
La escritora madrileña Rosa Montero considera su novela La buena suerte una de esas casualidades mágicas que tiene la literatura, expresó durante su presentación la noche del sábado en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
La novela trata del bien y del mal devastador que no podemos entender, sádico, feroz, sin sentido, que realmente nos destruye, dijo durante los 50 minutos en que recibió en su casa a los visitantes de la feria digital.
La autora reveló que el 29 de abril de 2017 viajaba en tren de Madrid a Málaga, y que de repente se detuvo en un pueblo con un paisaje urbano decaído y terrorífico, donde vio en un balcón espantoso un cartón que tenía escritas las palabras: Se vende. Ese instante detonó su novela más reciente, publicada por Alfaguara, y que terminó en enero de este año.
En el libro, el personaje principal se baja del tren en ese pueblo de nombre Pozo Negro y se encierra ahí. Este hombre ha sido herido por el rayo de la desgracia. Se queda a observar los trenes, símbolo de ver pasar la vida por delante. Se confina y, no sólo eso, se pasa toda la maldita novela usando toallitas desinfectantes.
Y algo mucho más importante: Ha vivido un apocalipsis personal, se le ha desbaratado el mundo y tiene que volver a reconstruirlo, que es lo nos está pasando ahora: el imprevisto absoluto que ha caído encima, impensable. Para mucha gente ha sido insoportable, porque ha perdido a personas cercanas sin poder despedirse. Ese viaje del protagonista es el que estamos haciendo todos.
Sin embargo, para la escritora y periodista española, que construyó un estilo en sus entrevistas para periódicos y quien cuenta con unas 15 novelas, ésta es la más luminosa de todas.
La buena suerte, thriller poco convencional, armado como mecanismo de relojería para mantener la tensión, es un enigma existencial. Los personajes, extraordinarios, fueron dibujados durante la presentación virtual: un protagonista sombrío y misterioso, y una mujer con la capacidad de iluminar los abismos más oscuros, que fascinó a Rosa Montero.
“La buena suerte consiste en querer mirar el mundo de otro modo y, sobre todo, en contarse la vida de otra manera.
Autor es quien se deja contar la historia por sus personajes, y la autora madrileña, a un mes de cumplir 70 años, se siente como uno más, amante de la vida, de la cual nos es difícil desprendernos; es la droga más fuerte que existe.
Con la complejidad también persiste el humor, porque es uno de los atributos más importantes de la inteligencia que nos permite entender el mundo de manera más certera, nos quita la ceguera. Me siento más heredera de Cervantes, que tenía ese humor compasivo, que del gran Quevedo, cuyo humor era sarcástico y corrosivo.
Tres años después del viaje en tren, la novela salió a la venta en agosto pasado, en medio de un panorama inimaginable. Serenidad, consuelo o una sonrisa cuentan los lectores que han obtenido al llegar a la última página de La buena suerte.
Creo que la luz predomina sobre las sombras en la vida, a pesar de todo, expresó convencida Rosa Montero.