Falleció John Le Carré, indiscutible gigante de la novela inglesa
El autor que llevó a otro nivel el género de espías murió de neumonía a los 89 años, informó ayer su agente, Jonny Geller
Reyes Martínez Torrijos
La Jornada
El maestro de la novela de espías, el británico John Le Carré, falleció a los 89 años de una neumonía, anunció este domingo su agente Jonny Geller, director de la agencia Curtis Brown, a través de sus redes sociales.
Geller informó que David Cornwell, conocido con el seudónimo de John Le Carré, falleció tras una corta enfermedad (no relacionada con el Covid-19) en Cornualles, el sábado por la noche, el 12 de diciembre. Tenía 89 años. Nuestro pensamiento está con sus cuatro hijos, sus familias y su querida esposa, Jane, añadió.
Señaló que con el fallecimiento de Le Carré, nacido en Poole, en 1931, “hemos perdido a un indiscutible gigante de la literatura inglesa. Él definió la era de la Guerra fría y sin miedo le dijo la verdad al poder en las décadas que siguieron”.
La familia del autor confirmó la noticia en un mensaje distribuido por Geller: “Con una gran tristeza debemos confirmar que David Cornwell –John Le Carré– falleció de neumonía el sábado por la noche tras una corta batalla contra la enfermedad”.
El autor se hizo famoso con la publicación de su tercera novela El espía que surgió del frío (1964), que escribió a los 30 años. La narración, de la que se vendieron más de 20 millones de ejemplares en el mundo, cuenta la historia de Alec Leamas, un agente doble británico en Alemania del Este. La adaptación al cine fue protagonizada por Richard Burton.
El maestro de intrigas tuvo como protagonista en varias de sus novelas al agente George Smiley.
El año pasado dijo a la revista española XL Semanal: Los británicos solíamos ser considerados una nación sensata, pragmática y, sí, extremadamente egoísta. Y ahora nos vemos inmersos en la estela de Donald Trump. Trump es un terrible ejemplo para otras naciones.
En ese entonces reconoció que tenía cáncer, pero no tengo ningún deseo de frenar o de dejar de escribir. Soy muy viejo y he tenido una vida maravillosa. Supongo que es el precio que hay que pagar. Y no tengo ningún miedo a la extinción; sólo quiero morir cómodamente. ¿No es lo que todos deseamos?
En su novela Un hombre decente, publicada a finales de 2019, reconoció que contiene la esencia de mi propia ira, contra el primer ministro de su país, Boris Johnson: Un charlatán, un impostor.
Le Carré fue un agente en el M16 hasta que fue descubierto a los servicios de inteligencia soviéticos por el agente doble británico Kim Philby y tuvo que dimitir.
El escritor tuvo una vida apasionante que se asemejaba a sus alrededor de 25 novelas, en las cuales esbozaba agilidad literaria para abordar los fenómenos complejos del mundo del espionaje, en los que cualquier práctica era posible, pero con sentido de moralidad.
Como David Cornwell inició su actividad en la agencia de inteligencia interior para captar e instruir a espías enemigos atraídos y convertidos en agentes dobles. Fue cuando comenzó a escribir como John Le Carré.
Sobre esa labor, declaró al semanario español: No sé si alguno de mis servicios tuvo que ver con alguna muerte, pero cuando dejas el espionaje, empiezas a sentir odio hacia ti mismo. Sientes que fuiste un corruptor, pusiste en riesgo vidas ajenas. Y quizá la causa no lo merecía.
Se especializó en relatos en relatos ambientados en la Guerra fría, en novelas como La Casa Rusia, La chica del tambor o El jardinero fiel, entre otros.
Tras su éxito inicial, Le Carré se alejó de la vida pública. Vivió sus últimas dos décadas en un retiro en su residencia de Cornualles sin abandonar la producción literaria y su atención en la situación política internacional.
El diario español El País recordó que ante la aventura bélica de George W. Bush el escritor se horrorizó por las imágenes de los campos de prisioneros, presuntamente talibanes afganos, que Estados Unidos tuvo en la base de Guantánamo, en Cuba.
“Las mentiras que se han difundido son tantas y tan persistentes –escribió una vez puesta en marcha la guerra de Irak por las supuestas armas químicas de Sadam Hussein– que puede sostenerse en estos momentos que la ficción es el único modo de contar la verdad.”
En 2005 se estrenó una adaptación fílmica de la novela El jardinero fiel, de John Le Carré, que aborda la conspiración de las farmacéuticas trasnacionales que están ahí mismo, junto con los traficantes de armas, como afirma el personaje de la película y que incomodó a una de las industrias más prósperas y poderosas del mundo (La Jornada, 13/10/5).
Tanto la novela como la película son una feroz condena a lo que los materiales de promoción del filme llamaron una vasta conspiración, a la vez fatal y de lugar común, que ha costado vidas inocentes, y que utiliza a africanos pobres para probar sus nuevas drogas para generar miles de millones de dólares.