Misteriosa iglesita
Ángeles González Gamio
Hoy se celebra a San Salvador, en recuerdo de un religioso franciscano español muy popular, hacedor de milagros, venerado como santo de la Iglesia católica, quien nació en diciembre de 1520 en Santa Colona de Farnes, España.
En la ahora llamada calle Bolívar –en recuerdo del libertador venezolano– existe una placita que conserva un pequeño y lindo templo conocido como San Salvador El Seco, que en siglos anteriores bautizaba ese tramo de la vía y la plazuela.
Hace años mencionamos que por sus características debió haber sido construido a finales del siglo XVII, aunque sus orígenes son desconocidos. Don Lauro E. Rosell, autor del esencial libro Iglesias y conventos coloniales de la Ciudad de México, confiesa no haber obtenido ninguna información sobre el templo en sus minuciosas búsquedas; los cronistas decimonónicos clásicos, Antonio García Cubas y Manuel Rivera Cambas ni siquiera lo mencionan.
Parece ser que formó parte de un conjunto religioso dependiente del convento de Regina Coeli, el cual estuvo compuesto por las capillas de San Salvador El Verde, Niño Perdido, Tizapán y la Concepción de Salto del Agua.
En estilo barroco, la portada es sobria sólo decorada con un nicho que aloja la escultura en piedra de una santa y dos ventanas ojo de buey a los lados. El lujo se encuentra en la torre del campanario pequeño, de líneas movidas, resuelven a maravilla su beatífico conjunto en donoso cupulino, muy interesante y pintoresco por su rica ornamentación de azulejos; hacia los lados del arranque de su único cuerpo, las figuras de los cuatro evangelistas hábilmente labradas en piedra, según palabras de don Lauro, quien también describe el interior como decorado en estilo moderno, con altares neoclásicos.
Hace muchos años perdió la techumbre y la decoración sufrió grave deterioro haciendo temer que todo se destruiría, como sucedió con las lindas construcciones que rodeaban la plaza que aparecen en la foto que muestra en su libro.
Hace cerca de dos décadas, por la gracia de Dios –dirían los creyentes– y del párroco Eduardo Lozano, con la ayuda de los vecinos le restituyeron el techo, le devolvieron la imagen del Divino Salvador, así como la de un cristo crucificado que estaban en custodia del bello templo de Regina, con lo que volvió a abrirse al culto.
Es alentador conocer estos casos, que si pudieran darse con más frecuencia salvarían valiosas edificaciones que están en situación crítica y por las que evidentemente hay poco interés gubernamental. Esto se hace patente con la brutal reducción al presupuesto del Instituto Nacional de Antropología e Historia, custodio principal del patrimonio.
Don Lauro cuenta que la plaza estaba rodeada de pulquerías, que en el siglo XIX eran establecimientos de cierta prosapia, con sus muros pintados por noveles artistas, algunos de ellos alumnos de la Academia de San Carlos. Las fachadas estaban decoradas con enramadas, festones, cadenas y banderitas de papel de china y en la banqueta los puestos de enchiladas, tacos de carnitas y demás antojitos menguaban los efectos de los ricos pulques de los llanos de Apam, Ometusco, Tecanecapa y otras haciendas del estado de Hidalgo. En el interior no faltaba la música que acompañaba los brindis del deleitoso néctar que servían de las hermosas jarras de sensual vidrio opalescente, con formas y rostros femeninos conocidas como catrinas.
En la vía se conservan ambas vocaciones, la musical y la etílica, ya que se encuentran múltiples establecimientos que venden todos los instrumentos y equipos musicales que se le ocurran: baterías, trombones, guitarras, saxofones, güiros, acordeones, modernas bocinas y teclados. La amplia oferta le permite obtener los mejores precios.
Justo enfrente de la placita de San Salvador El Seco, en el número 131 de Bolívar, está situada la tradicional cantina Bahía de Vigo, espaciosa, con una gran barra que desde hace más de 40 años ofrece buena botana que acompaña el vasto surtido de bebidas espirituosas. Es famoso su generoso bufete de más de 20 platillos; jueves, viernes y sábado hay sabrosa música para bailar desde el mediodía. Cuentan con estacionamiento gratuito. Como todo en la ciudad ahora está cerrada, pero sin duda tan pronto se venza al malvado virus volverá a la vida.