‘Era la noche’: memoria, dolor y fuegos fatuos
– Esther Andradi –
La Jornada Semanal
Pedro Martín, el último sobreviviente español del campo de concentración de Sachsenhausen, a 40 kilómetros de Berlín, donde estuvieron confinadas más de 200 mil personas, murió en abril de 2020 a la edad de noventa y cinco años. Pedro, hijo de obreros españoles migrantes en la periferia de París, vivió para contarlo. ‘Era la noche’, su testimonio en francés, acaba de ser publicado en español.
El 22 de abril por la tarde, era domingo, todavía se escuchaban los combates que se libraban a nuestro alrededor. Unos estruendos tremendos. Entonces desde, la cama de la enfermería, yo podía ver la puerta principal del campo en diagonal, y de repente la puerta se abre y veo que aparece un ruso con la metralleta en la mano… entonces se le acercan algunos prisioneros, auténticos fantasmas, esqueletos vestidos con harapos a rayas. Al tenernos delante, nos miró, y se le cayó la ametralladora al suelo. De rodillas, rompió a llorar. Y nosotros, también.”
Así recuerda Pedro Martín el día de la llegada del Ejército Rojo al campo de concentración de Sachsenhausen adonde había sido deportado desde Francia en 1943, a los diecisiete años. Obligado a trabajos forzados, soportó un confinamiento infernal, de golpes, muertes, torturas, hambrunas. Antes de abandonar ese infierno, vio “una sala llena de cadáveres hasta el techo. Ya los hornos crematorios no funcionaban y los cuerpos llevaban días amontonados. Salía un olor hediondo. Pestilente. Esa fue la última imagen que tuvimos de Sachso antes de partir”
Después de la liberación, pasó tres meses debatiéndose entre la vida y la muerte pero logró sobrevivir, reinsertarse en la sociedad y crear una familia en Normandía, Francia. Su testimonio Era la noche (C´était la nuit, en el original en francés) es el resultado de un año y medio de conversaciones con el historiador Jean-Pascal Auvray que cuando conoció a Pedro Martín le propuso la escritura del libro.
“Estuvo un año y medio respondiendo preguntas, gracias a una relación muy especial que se dio con el historiador, y ese tiempo fue realmente muy difícil para Pedro, fue como volver a revivir el trauma por todo lo sufrido”, cuenta Hugo Sánchez Rey, traductor al español y editor del libro de más de trescientas páginas.
Hugo Sánchez Rey, originario de Sevilla, estudió filología, luego una beca lo llevó a Niza, donde estudió francés y, por último, llegó a
Berlín donde desde hace nueve años trabaja como guía en el campo de Sachsenhausen. En la biblioteca del Memorial se encontró con el testimonio poderoso de C´était la nuit: Pedro Martín, hijo de inmigrantes españoles en el distrito de Aubervilliers, famoso “cinturón rojo” de París por su historia obrera, luchador desde muy joven en la Resistencia Francesa contra la ocupación alemana, arrestado por la Gestapo y deportado a Sachensausen.
–¿Qué fue lo que motivó su decisión de traducir al español y difundir el testimonio de Pedro Martín?
–El principal motivo fue que me encontraba ante uno de los testimonios más completos y valientes que había leído nunca (quitando a los clásicos claro, como Primo Levy o Jean Améry), y que recorría el arco completo de una vida, desde su nacimiento hasta la reinserción en la sociedad. Y lo más importante, Pedro no se calla nada, lo cuenta todo en su crudeza. La mayoría de los testimonios que existen se quedan en la superficie, el superviviente no se atreve a ir más allá (por motivos más que evidentes). Durante el año y medio que duró la entrevista de Jean-Pascal Auvray, Pedro pegó un bajón físico y moral tremendo, hizo un esfuerzo descomunal para que esta historia no cayese en el olvido.
–Cuando finalmente usted conoció a Pedro Martín quedó deslumbrado con su personalidad, ¿cómo fue ese encuentro?
–Lo que me impresionó de Pedro fue que me recibiera (tenía noventa y tres años) y que a pesar de todo conservase un sentido del humor envidiable. Hablaba de sus experiencias en el campo esbozando una sonrisa. “¿De que se ríe, Pedro?”, le pregunté. “Es que después de haber sobrevivido a todo esto es como para morirse de risa”, me contestó.
–Era la noche es un testimonio muy completo para la historia de Europa del siglo xx: la migración de una familia trabajadora de España a Francia, la resistencia antifascista, el campo de concentración, ¿cómo se recibe en España? ¿Y en Alemania, existe alguna posibilidad de traducción al alemán?
–Será que no he sabido mover bien los hilos, pero el testimonio de Pedro Martín es totalmente desconocido en España. Traducción al alemán no lo sé, estaría bien que se encargase la editorial Metropol. Se lo propondré, aunque sé de antemano que sin ningún contacto mi petición caerá en saco roto.
–El 28 de abril, y en medio del confinamiento por la pandemia, murió Pedro Martín, el protagonista de Era la noche. ¿Qué sintió usted con la desaparición física de esa voz de denuncia tan valiente?
–Yo lo llamé el día del 75 aniversario de la liberación del campo, apenas podía articular palabra, pero aún así me dio ánimos para seguir difundiendo su legado, y en esas estamos, en el compromiso de que su voz no se extinga.
–Recuerdo con angustia mi visita al campo de Sachsenhausen, es como si el aire devolviese el sufrimiento de las más de 200 mil personas que estuvieron encarceladas allí, en condiciones infrahumanas. ¿Qué se siente al trabajar como guía en el campo?
–Tras ocho años haciendo visitas guiadas sigo aprendiendo, sigo intentando exponer claramente la vulnerabilidad del ser humano, cómo sencillos padres de familia se convirtieron en asesinos y cómo prisioneros al borde de la muerte consiguen organizar la resistencia. El abanico de comportamientos dentro del campo es infinito, se dan todos los dilemas y todos las situaciones dramáticas de la existencia. A pesar de todo es una escuela de vida si se consigue transmitir en toda su complejidad.
–“Los libros son fuegos fatuos”, dice en la presentación de la editorial del mismo nombre que usted ha creado y cuyo primer libro es Era la noche. Fuegos y libros, una combinación explosiva, ¿no cree?
–Desde luego, los buenos libros nos iluminan por dentro…