La zafra, cerca de un millón de personas dependen del endulzante en Veracruz.

JUAN DAVID CASTILLA ARCOS

XALAPA

El Heraldo de Xalapa

El tizne forma parte de la piel de Manuel Ortiz. Sus botas están rotas y el agua moja sus pies. La llovizna arrecia y solo se cubre con una camisa y una gorra, mientras sus compañeros sueltan diversos albures para pasar el rato.

Es la localidad La Laguna del municipio de Coatepec. Hace frío. Los dispositivos móviles marcan 12ºC. De la cintura de Manuel cuelga una franela que usa con frecuencia para limpiar su rostro y quitarse la ceniza.

En más de una hectárea, la hojarasca de la caña fue quemada para que no lleve tanta basura al ingenio de la localidad Mahuixtlán, donde usan la materia prima para fabricar el licor que le da vida a su actividad.

Todo el cultivo fue cortado con machete y permanece en el suelo hasta que los trabajadores la cargan y amontonan en camionetas de redilas, en las que dan varias vueltas para su traslado.

Mientras esperan el transporte, cantan, ríen, se molestan unos a otros, de forma amistosa, y se embriagan con el licor de caña acompañado con soda de toronja o refresco de cola.

JORNAL DE 12 HORAS

Aunque su empleo es pesado, lo disfrutan. Manuel Ortiz cubre una jornada de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde. Él y sus compañeros no tienen frío, su dinámica los mantiene acalorados.

Un total de 12 horas pasan a la intemperie para ganarse unos pesos. Cuando la producción es buena y su entrega en el ingenio también, perciben 200 o hasta 300 pesos en un día, ingreso que no alcanza para cubrir las necesidades de sus familias; pero la ingesta de alcohol los mantiene siempre sonrientes.

Sus manos muestran el trabajo rudo que desempeñan todos los días. Lucen gastadas, negras por la tierra y la ceniza que acarician más que a su esposa o cualquier persona.

Manuel se sienta sobre la hojarasca de la caña y observa a sus compañeros que discuten sobre cualquier tema. Debaten sobre la necesidad de mantenerse alcoholizados para aguantar el trabajo.

“Todos nos castramos (molestamos), pero todos nos aguantamos. Es parte de este trabajo, el ambiente siempre ha sido así. La cañita tampoco puede faltar”, comentan.

RUDA CONVIVENCIA

Es la zafra 2020-2021, que inicia en noviembre y concluye en abril o mayo. Manuel y sus 19 compañeros sólo tienen trabajo en el cañal durante seis o siete meses al año.

En esta zona, ubicada a un costado del camino que conduce a la localidad Pacho Viejo, se producen hasta 7 mil toneladas de caña de azúcar.

Algunos cortadores lucen cansados, otros parecieran estar bajo los efectos del alcohol, pero nadie está desmotivado, enojado o frustrado. Cada vez que se recuerdan a su madre, como parte de los albures jarochos, sueltan carcajadas y siguen el juego.

Desde una camioneta, a unos 50 metros de distancia, otro compañero, les grita: “¡dejen de echar novio y pónganse a trabajar!”. Todos se ríen, lo señalan y, contestan: “mira, ese ya está hasta el moco (borracho), pero sigue trabajando”.

Al fondo, se observa otra unidad, cuya batea está llena de caña. El conductor batalla con la suspensión para salir de la zona e incorporarse al camino de terracería que lleva a la carretera.

GANANCIAS

Martín León coordina a los 19 cortadores. En su cintura lleva un radio de frecuencias donde recibe instrucciones de sus superiores para cumplir con el trabajo asignado.

A su juicio, las ganancias económicas de los productores aumentaron en comparación con la zafra pasada, periodo en el que se cosechan los campos de caña de azúcar para que pueda ser procesada en los ingenios.

“Les fue bien a los productores. Ahora el valor de la caña aumentó por tonelada que es casi de 900 pesos, cuando la cosecha anterior fue de 830 pesos”, narra.

Él lleva 15 años como jornalero en los cañales de La Laguna, donde también coordina la siembra y la fertilización del cultivo.

“Cuando crece y llega a su tamaño, se quema y se corta, y al final se carga y se va para el ingenio, sigue su proceso. Hay variedades de caña, aquí hay 2-90, una de las de mejor calidad. Hay cañas que dan más sacarosa”.

18 INGENIOS AZUCAREROS

De acuerdo con información de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa), en Veracruz hay 18 ingenios azucareros.

Se trata del Modelo, San Cristóbal, El Potrero, San Miguelito, La Providencia, San Pedro, Pánuco, Central Progreso, Mahuixtlán, San Nicolás, San José de Abajo, El Higo, El Carmen, Central Motzorongo, Constancia, Tres Valles, Cuatotolapan y La Gloria.

Todos estos generaron 18 millones 429 mil 27 toneladas de caña, que permitieron producir un millón 66 mil 752 toneladas de azúcar en la entidad.

Lo anterior, con base en el informe sobre la finalización de la zafra 2019-2020, avalado por el titular de Sedarpa, Eduardo Cadena Cerón.

El titular de la dependencia estatal dio a conocer que se molió la producción de gramínea que aportaron 325 mil 981 hectáreas, en las que se reportó un rendimiento en campo de 57.66 toneladas de caña por hectárea.

A su juicio, más de 76 mil familias forman parte de la agroindustria azucarera: 36 mil 600 son cortadores de caña, ocho mil 799 obreros en fábrica; dos mil 557 empleados administrativos en las factorías y cerca de 12 mil 500 son transportistas y operadores de maquinaria.

Por tal motivo, se calcula que cerca de un millón de personas dependen del endulzante, sólo en la entidad veracruzana.

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